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miércoles, 5 de diciembre de 2012

Nuestro mar que tranquilo se vende

Por Rodrigo de la O - Director Programa Vigilante Costero Maule Itata
¿Quién es dueño del mar?, ¿un país?, ¿sus habitantes?, ¿un consorcio privado?, ¿su fauna, su ecosistema?, ¿Todos?, ¿Dios?
Recientemente se aprobó la polémica ley de pesca que privatiza nuestras aguas marinas por 20 años y que, además, pueden ampliarse de manera indefinida donde grandes grupos empresariales mantienen el control sobre la explotación de recursos hidrobiológicos en un mar que, en teoría, es de todo los chilenos.
Surgen muchas dudas en cómo se ha desarrollado en el último tiempo la explotación de nuestros mares. Como se han otorgado las concesiones, quienes se han beneficiado y enriquecido gracias a ellas. Insistentemente, se ha mencionado de conglomerados asociados a unas cuantas familias. No obstante, yo iría más allá debido a que existen aspectos que es necesario mencionar, sobretodo, en la pugna que se desarrolla entre la pesca industrial (alto tonelaje) versus la pesca artesanal (embarcaciones menores) donde, esta última, ha luchado en desigualdad de condiciones fracasando en el intento de mantener su presencia en las costas y peleando cuotas de pesca cada vez más escasas debido a que, simplemente, los recursos hidrobiológicos se encuentran sobre explotados.
Justo es mencionar que los artesanales han debilitado su postura debido, irónicamente, al rotulo “artesanal” lo que les permite estar libre de impuestos, contar con ciertos beneficios del estado entendiendo la importancia del sector en localidades costeras donde la pesca es una importante fuente de empleo y de desarrollo local. Sin embargo, esa informalidad les ha jugado en contra y los dirigentes artesanales no han  comprendido la importancia de poder formalizar sus actividades; profesionalizarse, asociarse, generar valor agregado a sus productos, proyectar su actividad con estrategias de biomantención para que su trabajo permanezca en el futuro. Esta informalidad de la que goza el sector artesanal, y que nunca han despreciado por los réditos que les ha dejado, hoy les juega en contra porque es, precisamente, esa falta de visión en su actividad laboral la que no pesa frente al sector industrial. En síntesis, los pescadores artesanales, acostumbrados a la pesca diaria y pago inmediato, han sido incapaces de evolucionar en propuestas de mantención de los recursos, de la renovación del fondo marino, de mejorar sus propias conductas y procesos dado que es un argumento importante a la hora de diferenciarlos de los industriales y su pesca de arrastre que junto con barrer con los peces también provoca un daño incuantificable en el fondo de nuestro océano.
Hoy se habla del diferendo limítrofe entre Chile y Perú, la interpretación de tratados y de quien en definitiva es dueño y soberano del “terreno” de mar en disputa. En ese sentido reitero mi pregunta: ¿Quién es dueño del mar?. Y la respuesta puede ser evidente cuando un Estado defiende una porción en la que los beneficiarios o afectados directos son los mismos de siempre derivando en que nuevamente el estado defiende con recursos de todos los chilenos los intereses económicos de privados.

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