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sábado, 25 de marzo de 2023

La crisis climática es una crisis del agua

Esta semana, muchos de nosotros de todo el mundo, incluidos ambientalistas, políticos, líderes corporativos y más, nos reunimos en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Agua en Nueva York. Durante tres días, discutimos la importancia del agua limpia y destacamos cómo es el factor fundamental para alcanzar todos los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. Sobre esta histórica reunión sobre el agua se cierne una amenaza persistente y existencial: que la crisis climática sea una crisis del agua. Todos sabemos que la crisis climática ya está causando daños a las comunidades en todo el mundo, pero un impacto menos conocido pero grave es cómo el cambio climático y sus síntomas amenazan la calidad y el acceso al agua potable en todo el mundo.

Según las Naciones Unidas, se proyecta que el acceso limitado al agua potable afectará a aproximadamente 5 mil millones de personas en todo el mundo para el año 2050, en gran parte gracias al cambio climático. Sin agua limpia, no podemos hacer ningún progreso real para abordar la pobreza, el hambre en el mundo, la igualdad o la paz. Esa es la realidad de la situación, pero desafortunadamente, es algo que muchas personas no logran comprender. Recientemente, fui coautor de un nuevo estudio, junto con Wändi Bruine de Bruin, Joshua F. Inwald y Joseph Árvai, que examinó hasta qué punto las personas asociaron las preocupaciones sobre el clima severo, el cambio climático y la seguridad del agua potable. Descubrimos que las preocupaciones de las personas sobre la seguridad del agua potable estaban más fuertemente asociadas con el clima severo que con el cambio climático. Estos resultados sugieren que a las personas les resulta difícil ver cómo el cambio climático amenaza la calidad de su agua.

Esta desconexión es peligrosa. Sin una mayor educación sobre la amenaza inmediata del cambio climático para el agua limpia, el público seguirá estando en riesgo y nuestros legisladores no podrán abordar esta crisis. No podemos permitir que nuestros legisladores continúen atendiendo a las industrias contaminantes mientras el cambio climático ya está afectando los suministros de agua en las comunidades tanto aquí en los Estados Unidos como en todo el mundo.

Solo en los Estados Unidos, hemos visto que el cambio climático alimenta condiciones desastrosas como las sequías en curso que están drenando los ríos Colorado y Mississippi, el impacto del huracán Ian en Florida y los incendios forestales en el suroeste. En Medio Oriente, las temperaturas están aumentando tan catastróficamente rápido que el suministro de agua y los sistemas de producción de alimentos de toda la región están amenazados. Las olas de calor y las inundaciones en Europa están exponiendo a numerosos países a la escasez de agua y a fenómenos meteorológicos extremos que amenazan la vida. Estas crisis, solo una pequeña muestra de lo que está sucediendo con los suministros de agua en todo el mundo, no son coincidencias. Son el resultado del fracaso de nuestros líderes para abordar de manera significativa la crisis climática con soluciones continuas a largo plazo.

Aunque algunos de nuestros funcionarios electos actualmente están tomando medidas para mitigar los peores efectos del cambio climático y proteger los recursos hídricos, se necesita hacer mucho más para enfrentar el momento que enfrentamos actualmente. En los Estados Unidos, hemos visto compromisos para implementar proyectos de energía limpia, eliminar gradualmente los combustibles fósiles y finalizar fuertes salvaguardas federales para proteger nuestras aguas, pero estas acciones críticas están bajo la amenaza de políticos extremistas que parecen estar haciendo una oferta para los contaminadores corporativos.

Nuestra histórica "legislación climática", la Ley de Reducción de la Inflación de 2022, solo se aprobó debido a las importantes concesiones hechas a la industria de los combustibles fósiles en la nueva ley, incluida la restauración de dos ventas de arrendamiento de perforación de petróleo y gas en alta mar que originalmente se consideraron ilegales en corte. Y actualmente, se están impulsando varios proyectos de ley de energía en el Congreso que, de ser aprobados, esencialmente darían a las industrias de combustibles fósiles y minería rienda suelta para construir proyectos peligrosos y contaminantes donde y cuando quieran.

Cuando nos unimos con el objetivo de proteger a las personas, no a los contaminadores, pueden suceder grandes cosas. Hace solo unas semanas, los miembros de las Naciones Unidas llegaron a un acuerdo para proteger los océanos y la biodiversidad que sustentan. Este acuerdo histórico debe inspirar a los funcionarios electos a hacer más para abordar seriamente la crisis climática, comenzando con un compromiso firme y duradero de poner fin a nuestra dependencia de los combustibles fósiles sucios. Mientras se permita el desarrollo de nuevos proyectos de petróleo y gas, las fuentes de agua limpia seguirán amenazadas por la contaminación, el cambio climático y el clima extremo que provoca.
Los líderes mundiales se encuentran en un momento crucial en el tiempo. Pueden dejar que las industrias contaminantes decidan nuestro destino, o pueden dar un paso al frente y comenzar a construir un futuro mejor para todos nosotros. Está claro que la protección del agua limpia no se puede lograr sin que los gobiernos se unan para enfrentar la crisis climática. Mientras reflexiono sobre la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Agua de este año, espero celebrar las victorias, pero lo que es más importante, abogar por lo que se debe hacer más para proteger nuestras aguas y nuestras comunidades.
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Marc Yaggi is the CEO of Waterkeeper Alliance.

sábado, 5 de septiembre de 2009

Creación de Coordinadora por la Defensa del Agua en Chile

Por Rodrigo de la O
El día Sábado 5 de septiembre podría convertirse en un día histórico debido a la conformación de la Coordinadora por la Defensa del Agua que pretende articular a las organizaciones de todo el país para enfrentar el creciente problema de la escasez y el cada vez más difícil acceso a ella.
Con posterioridad al Seminario Internacional sobre los Derechos del Agua que tuvo como fundamento que el agua es un bien común de acceso público en la casa central de la Universidad de Chile se llevó a cabo una jornada de trabajo en la Fundación Henrich Böll en Santiago. Ahí se congregaron distintos dirigentes de organizaciones, sindicatos, movimientos ciudadanos de distintas regiones del país. Junto a ellos estuvieron presente Sara Larraín, Directora de Chile Sustentable, Nancy Yañez, del Observatorio Ciudadano y la escritora Canadiense Maude Barlow quien hizo el lanzamiento de su libro El Convenio Azul en la culminación del reciente Seminario Internacional.
En la oportunidad se pudo debatir acerca de las distintas problemáticas existentes las que se originan en comunidades y regiones distintas que tienen similitudes en proyectos privados de inversión de minería y energía esencialmente.
Tomando como temática base la información entregada en el Seminario realizado los días anteriores se entiende que las problemáticas existentes en el país en todos los conflictos ambientales se relacionan de una u otra manera con el tema hídrico y de cómo este se ha manejado a nivel político en los últimos años llegando a tener prácticamente el 100% de los derechos de agua en manos de privados de acuerdo a las leyes establecidas durante la dictadura y permanecido sin alteraciones durante la transición y posterior gobierno de la concertación.
De esta manera se centró el debate en la necesidad de crear una vinculación activa y constante de todos los movimientos presentes con urgencia, firmeza y claridad.
Se establece en esta reunión la creación de una Coordinadora por la Defensa del Agua que permita una interconexión horizontal entre las distintas localidades afectadas estableciendo un apoyo permanente a las organizaciones de base entregándoles herramientas de conocimiento técnico-políticas para su accionar en las distintas estrategias a trabajar.
Tomando principios básicos como la no violencia, la participación activa, la integración de todos con confianza y creatividad aprovechando todos los medios y herramientas posibles para compartir las experiencias de forma permanente permitiendo establecer un vínculo de apoyo a las distintas comunidades, potenciar las acciones locales y, al mismo tiempo, coordinar acciones o actividades de impacto nacional.
Compartir la información es relevante para poder encaminar los primeros objetivos de la Coordinadora de la Defensa del Agua a través de los asistentes es el primer paso para poder cimentar este movimiento que debe convertirse en el primer espacio efectivo de lucha ciudadana para la reformulación legal frente a la injusticia que envuelve el uso, abuso y acceso desigual del agua en nuestro país.
Identificando con claridad cuales son los distintos conflictos del país se puede ir planteando cuales son las líneas de acción y pasos a seguir. Por lo pronto, se le hará llegar una copia del libro El Convenio Azul de la escritora canadiense Maude Barlow a cada Intendente de las Distintas regiones del país. Se me ha encomendado entregárselo personalmente al Señor Coloma, Intendente de la Región del Maule. Este libro plantea la crisis global del agua y la batalla futura por el derecho al agua.
Otra acción concreta es la planificación de un movimiento o manifestación de carácter nacional que involucrará a todos los movimientos del país. La fecha no está definida aún pero debiera ser muy pronto.
En lo personal fue un honor y espero ser un digno representante de mi región, de nuestros movimientos ciudadanos existentes y que está posibilidad, de ribetes históricos, pueda consolidarse para que una ciudadanía activa pueda colaborar en el desarrollo integral de nuestro país. El desafío está planteado solo queda sumarse a esta gran tarea.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Nuestra Agua: ¿ de quién es ?

Dos muchachos sudaneses beben agua de pantanos con tubos plásticos especialmente concebidos para este fin con un filtro, para filtrar las larvas flotantes que son responsables de la enfermedad del gusano de Guinea. El programa ha distribuido millones de tubos y ha reducido la extensión de esta enfermedad debilitante en un 70%.
Por Rodrigo de la O
Los días 3 y 4 de septiembre participé en un seminario internacional denominado EL DERECHO HUMANO AL AGUA Y LOS CONFLICTOS POR EL AGUA EN CHILE "HACIA UNA NUEVA CULTURA DEL AGUA”. Fue bien impresionante ver como se congregaron en la Universidad de Chile dirigentes y ambientalistas de todo el país como así también destacados invitados de distintas partes del mundo. Por nombrar a algunos estuvieron presentes Maude Barlow, Adrianna Marquiso, Sara Larraín, Fernando Dougnac, Obispo Luis Infanti, Jan Pablo Orrego, Nancy Yañez y Organizaciones, sindicatos y movimientos ciudadanos de todos los rincones de Chile.
Es impactante enterarse de que el agua, elemento fundamental para nuestra vida, escasea y que más encima se encuentra secuestrada en nuestro país por la empresa privada en concomitancia con nuestras leyes y con el estado. En dictadura se prepararon las bases para una ley inconsulta que en democracia ha permanecido inalterada muy a la medida del sector privado. Vivimos la crisis global más importante a nivel económico y humano de nuestro tiempo. La falta de agua para todos es el ejemplo más claro de la inequidad hereditaria del capitalismo sobre los mercados no regulados. La falta de agua el la primera fase del calentamiento global.
De niños comprendemos el agua como un bien inagotable. Este sencillo, y erróneo, aprendizaje provoca consecuencias impensadas. No sabíamos, ni entendíamos que podíamos quedar sin agua. Hasta ahora.
Obviamente, esto pasa por una insensibilidad sobre estos temas desde la educación y la cultura que, sinceramente, espero se revierta con suma urgencia debido a que no podemos seguir esperando, analizando o planificando estrategias. Se debe reaccionar hoy, no mañana.
Se prevé un escenario muy complejo para los próximos años. La falta de agua, el cambio climático, el aumento de la población contribuirá en que los conflictos se incrementen en su búsqueda. Los países desarrollados intentaran cubrir sus demandas de agua y eso, inevitablemente, creará conflictos armados. Como se sabe la guerra es una estrategia política para algunas naciones absolutamente válida.
Latinoamérica debiera tener el mayor acceso per cápita al agua del mundo, sin embargo, tiene el más bajo debido a la contaminación y a la privatización.
El agua como tal, en su simpleza y fastuosidad, es un derecho humano y no existe una lucha clara respecto del modelo económico que permite a las grandes compañías administrarla como un ”recurso”, como un producto debido a las ineficiencias que el estado ha tenido para privilegiar el consumo de la población y su libre acceso. A esto se suma una ley perversa que privilegia el desarrollo de estas grandes empresas mostrando una despreocupación absoluta en desprecio de las minorías étnicas, culturales y territoriales de distintos sectores afectados por estos abusos privados avalados por el estado a lo largo y ancho de nuestro país. Chile adoptó la manera de privatización más estricta del mundo cometiéndose un grave error.
Debemos, por tanto dejar de ver el agua como un "recurso" para nuestro crecimiento económico desafiando el sistema. Debemos ser capaces de ver el agua como un ecosistema viviente. Los gobiernos deben declarar el agua un bien público y un derecho humano.
El gobierno chileno debe apropiarse de los derechos de agua, sino lo hace habrá una crisis insostenible. Se debe restaurar, proteger, preservar de forma sustentable con un acceso equitativo, igualitario para todos los chilenos. El agua es nuestra, es de todos. El agua es vida y es un derecho humano acceder a ella. Según datos de la FAO más de 1200 millones de personas no tienen acceso al agua.
La concesión a las mineras debe terminar. Las compañías no pueden, ni deben, tener el poder de decisión sobre el agua. Nadie tiene el derecho de su apropiación como un producto personal.
El agua es un bien común de la gente, de la personas, de las generaciones futuras. Es obligación del estado protegerla siempre pensando en el futuro y su existencia para el consumo humano. Nada podremos hacer sino tenemos agua para beber, ni aire para respirar, ni tierra que labrar.
Es necesario hablar este tema con fuerza, de manera franca, frontal. No podemos perder más tiempo en debates estériles cuando millones mueren por falta de acceso al agua y otros ganan millones usufrutuando de ella.
Es tiempo de saber un planeta enfermo en el que nosotros somos artífices de que así sea. Al planeta se le exige más de lo que su biocapacidad puede asumir.
A la competencia depredadora existente, dentro de nuestro modelo neoliberal, se observa los renombrados tratados de libre comercio (TLC) como la forma legal de vender nuestro país.
La crisis no es un tema menor, ni lejano. La crisis está sentada en nuestras sociedades de manera transversal: ecología, energía, alimentaria, económico financiera, humanitaria. Solo es ser humano puede contrarrestarla respondiendo a su responsabilidad social, a la ética y con esperanza poder revertirla. Existen las capacidades, existen los recursos, solo resta la solidaridad.
Como desafíos esenciales debemos ser capaces de organizarnos socialmente y hacer un frente que permita determinar cuales son las pautas de acción que debemos caminar. No podemos mirar de forma pasiva algo que nos concierne a todos y que nos afecta de manera tan cruda y directa.
Debemos analizar nuestros estilos de vida y ver si somos parte o no del problema o de la solución. Honestamente sé que es muy difícil para muchos tomar posiciones u opciones. Sé que se debe sobrevivir en una sociedad tiránica que nos obliga a ser engranajes de un sistema despiadado que nos condiciona a ser muchas veces los que no queremos. Como sea el ver si de alguna manera podemos contribuir es una gran tarea y un gran paso.
Es necesario asumir los liderazgos con humildad, paciencia y no hacerles el quite por la sencilla razón de que hay que hacerlo. A emprender el desafío.
Ser actores activos implica asumir acciones creativas que permitan quebrar barreras y modificar conciencias. Para ello el arte, la cultura, las comunicaciones, la espiritualidad, sin ninguna duda, que son herramientas indispensables para salir de la inercia y abrirse a los desafíos existentes. Más aún cuando hoy Chile es el décimo país en inequidad en el mundo.
El agua es un elemento esencial para nuestra existencia y, por lo tanto, un bien común de uso público, un derecho y es una responsabilidad su mantención, preservación y aprovechamiento correcto para todos de forma igualitaria y equitativa.
En conclusión se hace imperioso, urgente, coordinarnos de forma responsable, inteligente y movernos hacia una nueva cultura del agua y luchar por lo que nos corresponde por derecho y dignidad. Terminemos con esa arrogancia mal aprendida de los empresarios, de la industria, de la politica y que sea la comunidad organizada la que tenga algo que decir, la que imponga el debate. No permitamos que nuestra desconexión, nuestra inercia despedace nuestro país, nuestra democracia.
Me pregunto, vivimos en un país realmente libre o seremos capaces de sacarnos la recolonización de encima.
Me respondo, La justicia no se pide se exige (Baltazar Garzón). Es nuestra responsabilidad.
A trabajar, a pensar, a accionar. Que exista una comunión, un compromiso con nuestro medio social y ambiental, un equilibrio en las ganancias e inversión en su más amplio sentido y que se puedan oir todas las voces.