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miércoles, 19 de octubre de 2011

Papelera CELCO contamina otra vez zona aledaña a su factoría

Por: Cesar Águila Pérez - Cobquecura, Provincia de Ñuble - Fuente: RadiodelMar.cl
Papelera Celco no quiere aprender la lección de Valdivia, Arauco, Licanten y Constitución, aumentar su producción de celulosa, llenarnos de plantaciones forestales y corromper a cuanta autoridad de turno se le cruce con tal de incrementar sus ingresos. Esta vez, mientras intenta que el cuestionado sistema de certificación forestal FSC, les apruebe sus producciones, mantiene diversos episodios de contaminacion en la zona de Cobquecura.
Mientras gran parte de los Chilenos celebraba las Fiestas Patrias, en silencio ocurrió otro episodio de contaminación generado por la Papelera CELCO. En esas fechas los vecinos del sector La Concepción, localidad aledaña al estero Velenunque, que colinda con la Industria de Celulosa Nueva Aldea, tuvieron que interrumpir abruptamente sus celebraciones y retirarse del lugar debido a los malos olores, el fuerte ruido y un color anormal en las aguas del estero.
Celulosa Nueva Aldea, en la actualidad se encuentra en pleno periodo de aumento de producción, autorizado por los organismos medioambientales de la Región del Bio-bio para generar 1 Millon 200 mil toneladas anuales, siendo que en un principio esta celulosa fue autorizada para producir solo 440.000 toneladas. En sus 5 años de producción esta factoría ha tenido más de tres “eventos” de contaminación, con sus respectivas multas ambientales, entre ellas, malos olores, ruidos más que molestos, filtraciones reiteradas del ducto que conduce sus desechos al mar y además el primer accidente radioactivo en la historia de Chile y que aun se encuentran con los trabajadores seriamente afectados y olvidados.
En visita a terreno realizada el día 1 de octubre logramos entrevistarnos con la directiva de la Junta de Vecinos de “La Concepción” quienes nos mostraron el color de las aguas que han estado saliendo del estero Velenunque. Junto a este estero crecen una de las viñas más antiguas del Chile Central, huertas de subsistencia, granjas con animales, familias enteras que obtienen el vital elemento de pozos profundos. En palabras don Francisco Muñoz “han estado vertiendo estos desechos desde el mismo día que se inicio el funcionamiento de la empresa, siempre ocurre antes de las lluvias grandes y después sueltan el agua para que limpie” el lugar. Además agrega “yo antes siempre llevaba a mi caballo a tomar agua del estero, pero desde que iniciaron su producción tengo que darle el agua de la llave, es la única que toma”.
Para demostrar que la industria de celulosa no genera contaminación, Arauco instalo en los alrededores de la celulosa una cantidad importante de plantaciones de Olivos y Viñas, desconociendo el destino final de esa producción. Sin embargo los vecinos dan cuenta de que esas plantas se encuentran con vida y pueden producir fruto gracias a las toneladas de fertilizantes que les vierten periódicamente, esa es la única forma que tienen para producir, pero tengo la certeza de que los índices de contaminación por metales pesados o cuanto químico nocivo para la salud existe, sobrepasa con creces la precaria legislación ambiental nacional.
A la contaminación denunciada por los vecinos de La Concepción, rápidamente se instalo una mesa de dialogo impuesta por el gobierno y la empresa para subsanar lo que ellos consideraron un accidente, y en donde Celco Arauco se prepararía para pagar la multa que el Estado determine. Esta mesa era constituida por representantes de la empresa, la Seremi de Medioambiente, la comunidad de La Concepción y representantes de la Universidad de Concepción, entidad que por más de 6 años ha estado realizando gran parte de los monitoreos a la empresa, principalmente en lo relacionado con el Emisario Submarino. La Universidad de Concepción realizo un estudio científico de la contaminación del estero concluyendo que “la extensión del vertimiento afectó solo un área reducida del estero”. Después de 6 años de colaboración estrecha con Arauco, difícilmente se podía esperar una conclusión lapidaria frente a los hechos que son indesmentibles.
En nuestro recorrido logramos observar el ducto del cual aun siguen vertiendo el denominado licor negro, solo que durante nuestra visita se podía observar una gruesa manguera que bombeaba el viscoso liquido hacia el interior de la industria. Además los vecinos nos comentaron que después del revuelo periodístico que se genero producto de la contaminación, cuadrillas de trabajadores barrieron el Estero Velenunque para borrar cualquier vestigio de la contaminación generada por esta empresa, sin embargo aguas arriba de este ducto clandestino, aun se podían observar en otros dos puntos, distante a más de 100 metros del primero, restos viscosos del licor negro. Ya a estas alturas, solo me queda pensar que celulosa Arauco Nueva Aldea posee más de un ducto clandestino diseminado por todo el estero Velenunque, y que no escatimará recursos humanos para intervenir a las comunidades aledañas como lo ha hecho a lo largo de todo su prontuario socioambiental y para lo cual contará con la asesoría comunicacional de Tironi asociados y el respaldo “Científico” de la Universidad de Concepción.
A pocos días de ocurrido estos acontecimientos, una delegación importante de Celco Arauco se instalo en la plaza de Cobquecura para promover la Responsabilidad Social Empresarial, generar un espacio de acercamiento a la comunidad y mostrar sus procesos de producción forestal, los cuales son, a juicio de ellos, muy “amigables con el medioambiente”. Todo esto acompañado de paneles, fotografías y hermosos relatos de su buen comportamiento como vecinos ilustres de cualquier pequeño agricultor. A poco de estar mostrando todas sus buenas intenciones con el entorno, profesores, alumnos, vecinos y vecinas pasaban por la plaza indicándoles que se retiren inmediatamente de Cobquecura, pues acá no nos tragamos su cuento de buen vecino, ni su proceso de participación ciudadana para obtener su certificación ambiental en la ya cuestionada FSC.
Como ven la Papelera Celco no quiere aprender la lección de Valdivia, Arauco, Licanten y Constitución, aumentar su producción de celulosa, llenarnos de plantaciones forestales y corromper a cuanta autoridad de turno se le cruce con tal de incrementar sus ingresos. Como vén detrás del blanco papel, siempre se esconde una negra historia.*****FIN*****

domingo, 2 de octubre de 2011

Nueva Aldea: Análisis de una nueva irresponsabilidad empresarial


Por Rodrigo de la O - 
Es muy impactante observar como de forma sistemática industrias que procesan materias primas de origen orgánico, en los cada vez más abundantes monocultivos seriales, dan paso a una cantidad de externalidades difíciles de entender y aceptar.
El 21 de Septiembre de 2011 vecinos del sector La Concepción y la Unión Comunal de Ranquil, cercanos al Complejo Forestal Industrial productor de Celulosa Nueva Aldea de Celco Arauco, ubicado en las cercanías de la unión de los ríos Ñuble e Itata, en la comuna de Ranquil, denunciaron una descarga directa de Riles no tratados al estero Velenunque demostrando con meridiana claridad que no fue un accidente y que lejos de ser un hecho aislado se podría considerar una práctica recurrente.
Siempre me ha resultado brutal que una empresa de estas características se instale y, objetivamente, aún me cuesta poder comprender como se dan la condiciones para que esto se permita. Es decir, que una empresa capture agua, la procese, lucre y la devuelva contaminada cumpliendo todos los permisos ambientales, legales, avalado por los estamentos del gobierno de turno. Sin olvidar que al parecer resulta más lógico construir un ducto de 52 kilómetros de US$ 60 millones desde la industria hacia el mar pensando que, en vez de hechar los desechos al río, es mejor tirarlos al mar. Incromprensible.
Es en estos tipos de casos, en que surgen una serie de cuestionamientos, donde no puedo conformarme con aquel discurso ladino de que el poder económico de algunos puede más, vulnerando los derechos y la dignidad de otros, sean quienes sean. Cuestión que sucede por cierto, lamentablemente.
Actualmente los estudios realizados por la Universidad de Concepción han arrojado que, efectivamente, la descarga existió, reconociendo la gravedad del "error". Ahora habría que considerar otros estudios pendientes, pero lo que queda claro, es que sucedió, pudo haber sucedido antes y podría pasar de nuevo. Es aquí donde me detengo y me permito preguntar ¿que hacen las autoridades al respecto? ya que muchas veces las cosas se quedan dormidas, en silencio y los acuerdos por debajo de la mesa, espontáneamente, surgen milagrosos encontrando soluciones.
La táctica empresarial es casi siempre la misma asumir los costos, minimizar los impactos, recurrir a estrategias de acuerdos con los vecinos, desplazamientos de poblados, expansión, etc.
Es muy preocupante observar como la misma comunidad, en ocasiones, subyace a estos sistemas de acuerdos o compensaciones aminorando el real alcance de estos impactos.
Ahora bien, intentando ser lo más objetivo posible, desde la perspectiva de aquellos que viven junto a la Industria de Celulosa Nueva Aldea, con sus permanentes ruidos similares a los de un avión próximo a elevarse, los olores permanente a col recocido y, lo más preocupante, ver como se contaminan sus ríos, esteros y, probablemente, napas, punteras y pozos, es razonable querer irse, ser indemnizado e intentar una nueva vida, de mejor calidad.
Sin embargo, mis cuestionamientos continúan cuando veo que el valor económico prima entonces por sobre el valor afectivo, el apego a la historia y tradición familiar, a la cultura local, faltando el respeto a los factores identitarios, debilitándolos e, incluso en ocasiones, extingiéndolos.  Comienza un proceso de compra y venta en que de pronto existe una suerte de “sartén por el mango”, una oportunidad única de poder sacar algo claro, concreto, beneficioso en el plano individual desde la perspectiva ciudadana local.
Insisto que puedo llegar a entender esto, desde la óptica local,  cuando la situación se hace insostenible y observo en “mi estero”, el mismo que de niño recorría y del cual podía beber sin problema alguno,  un sedimento negro, ligoso, de olor indescriptible (licor negro). Dan ganas de irse, de huir, de esa tóxica invasión cuanto antes entendiendo que la batalla es injusta, fuera de contexto, pero real.
Lo que no entiendo es la posibilidad que la empresa tiene de llegar a estos acuerdos directos en donde se aplica un proceso de erradicación de poblados, culturas y formas de vida por la necesidad de permanecer su contaminante fuente de facturación y réditos. Lo que no me calza es que a través de la indemnización, por más justa que esta sea para los directamente afectados y dolorosa para la empresa (que nunca es tanto), y las mejoras o subsidios otorgados en cuestiones básicas que, por cierto, debiesen corresponder a las autoridades locales y de gobierno. ¿Donde está la autoridad en estos procesos de acuerdos?. ¿Porque no hay asesores legales especializados que permitan dictar jurisprudencia ante estas increíbles situaciones? ("Divide y vencerás" rezaba un emperador romano).
Lo que se extraña, de sobremanera, es poder judicializar estos temas y que lo que justamente la comunidad exige sea y más, por ejemplo, que se exija la inversión de procesos de circuitos de ciclo combinado para el agua y purificarla al regreso cuestión que al menos hoy merece dudas ante los hechos detectados. Sin embargo, lo que más debiese preocupar es que estos “accidentes” o “eventos” no se vuelvan una rutina y que las sanciones impliquen, además de lo que la comunidad en justicia pueda acordar, advertencias y multas serias en que las autoridades cumplan un rol efectivo por sobre estas empresas en beneficio de la gente, de nuestro patrimonio y su cuidado.
Es responsabilidad de los vecinos, del municipio local (y de todos) que queden antecedentes legales registrados que marquen parámetros de aquí en adelante para que estos abusos no se repitan. Si no asumimos eso, primero a los beneficios inmediatos del bienestar personal, no podremos detener la insolencia e impacto que estas grandes corporaciones ocasionan.
Veamos como decanta todo esto.