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martes, 15 de enero de 2019

Río Curanipe: Joya natural en permanente cambio

@vigilantecosta
Mantenemos un continuo trabajo de monitoreo y observación de los ríos de nuestra zona y uno de los que más nos ha interesado, por su situación de abastecedor de agua para la comunidad local, como así tambien, por su estado actual y capacidad de resiliencia que ha demostrado; es el Río Curanipe.
Luego del terremoto y maremoto que impactó la zona en febrero de 2010, la sección final del río Curanipe (ó "La Dama") fue una de las más afectadas llenándose de escombros su sección final. Además de las constantes descargas irregulares que se han debido denunciar para encontrar una pronta solución. En la rada de Curanipe confluyen, en una misma desembocadura, dos ríos: el mencionado, Curanipe, al norte; y el río o estero Parrón, por el sur. Esa característica, permitió que el avance de la ola en febrero de 2010, se introdujera por los cauces naturales de los ríos, llenando en altura y rebalsando hacia los sectores aledaños, inundando y provocando un gran daño por la fuerza sostenida de la marejada.
Es muy notable como la naturaleza va adaptándose a los cambios. En la primera curva del río Curanipe (puente Curanipe, entrada norte) se ha generado un pequeño humedal de gran belleza y de característica muy singulares. En este pequeño trozo de río vemos como el lugar ha sido capaz de recuperarse de los daños originados por el maremoto, generando un precioso punto de atracción y de observación de aves que van de paso, se alimentan o ahí descansan.

Recientemente, se han suscitado algunas problemáticas por el acceso y exceso de vehículos en sectores de dunas y playas. Conviniendo, y partiendo del análisis, que existe prohibición para ello.
En la playa de Curanipe, reconocida como Caleta, se observa y evidencia  como la huella permanente de los vehículos que por ahí transitan impacta directamente la conformación natural del cordón dunario existente. El sucesivo tránsito vehicular por las arenas de playa impide la generación de la cobertura vegetal primaria propia de la zona, dificulta o no permite que las dunas por condiciones naturales se vayan restableciendo y comunicando (al elevar su altura). El continuo tránsito sobre una misma huella vehicular termina "moliendo" superficie de arena lo que, como se ha dicho, impide que naturalmente la playa se vaya "alimentando" de arena y crezca en altura. Dicho además está el hecho de que mucha fauna anida, descansa y se alimenta de estos verdaderos oasis en que se convierten nuestros ríos costeros. 
Como una solución práctica inmediata para mitigar el impacto se debiera utilizar solo una huella de tránsito vehicular. Es solo cuestión de voluntad y empatía con un entorno frágil, que nos da sustento y que entre todos nos toca proteger.