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domingo, 14 de abril de 2019

El “mowigate” salmonero noruego en el sur de Chile


Foto Referencial 

Por Juan Carlos Cárdenas

Los salmones escapados del centro de Mowi/Marine Harvest estaban siendo tratados con florfenicol, antibiótico que una parte de las dosis es absorbido por el tejido muscular del pez, mientras que un porcentaje variable es liberado a través de la orina y fecas al medio marino, teniendo un potencial efecto sobre la salud humana, al ser un factor de diseminación de resistencia bacteriana en el medio acuático y terrestre.

“Aunque la mona se vista de seda, mona se queda”. Este dicho popular se estaría aplicando al reciente cambio de nombre efectuado por la mayor transnacional productora de salmones de cultivo a nivel global, Marine Harvest, que de ahora en adelante pasa a denominarse Mowi.
Esta estrategia comunicacional intenta dejar en el olvido la deteriorada imagen de Marine Harvest, luego de años de conflictos ambientales, sanitarios y sociales con organizaciones ambientalistas, consumidores, comunidades costeras y pueblos originarios en Chile, Canadá y Escocia.
En este contexto, Kristine Gramstad, directora internacional de comunicaciones fue despedida la semana pasada, mientras se nombraba una nueva directora de sustentabilidad.
En el acto comunicacional efectuado en Pichi-Pelluco, Puerto Montt, para estrenar la marca Mowi en Chile, la transnacional noruega aprovechó de firmar un efectista convenio con el Servicio Nacional de Menores (Sename) para entregar una vez al mes una porción gratuita de salmón a las 17 residencias de niñas, niños y jóvenes de alta vulnerabilidad existente en la región símbolo de la industria salmonera.
Aprovechando la presencia de la prensa, Fernando Villarroel, gerente general de Mowi/Marine Harvest, anunció que se encuentra en negociaciones con organizaciones para “ceder concesiones salmoneras a la pesca artesanal”, para lo cual cuenta con la intermediación del senador Rabindranath Quintero (PDC).
Este anuncio de tratos compensatorios con la pesca artesanal tiene como antecedente el controvertido pago de 32 millones de pesos efectuado por la salmonera noruega a Jorge Bustos, expresidente de la Corporación Regional de la Pesca Artesanal de la Región de Los Lagos (Corepa), para que 240 pescadores declararán ante notario que habían participado de manera “espontánea” en supuestas recapturas de salmones escapados desde el centro de engorda de salmones de Mowi/Marine Harvest, ubicado en Punta Redonda, Isla Huar, comuna de Calbuco.

El “Mowigate” salmonero noruego en Chile

El no haber recapturado el 10% de sus salmones escapados constituye un delito tipificado en el Art. Nº 87 de la Ley General de Pesca y Acuicultura (LGPA). Este indica que deben contemplarse medidas para evitar el escape de estos peces carnívoros exóticos. El Art. Nº 118 de dicha norma establece que “se presumirá que existe daño ambiental de conformidad con la Ley Nº 19.300 si el titular del centro no recaptura como mínimo el 10% de los ejemplares en un plazo de 30 días contados desde el evento, prorrogables por una vez en los mismos términos”.
Los salmones escapados del centro de Mowi/Marine Harvest estaban siendo tratados con florfenicol, antibiótico que una parte de las dosis es absorbido por el tejido muscular del pez, mientras que un porcentaje variable es liberado a través de la orina y fecas al medio marino, teniendo un potencial efecto sobre la salud humana, al ser un factor de diseminación de resistencia bacteriana en el medio acuático y terrestre.
Consultado sobre cuál era la situación legal derivada de los efectos del escape de 690.000 salmones al medio marino -el mayor escape registrado en la historia de la industria salmonera en Chile-, el gerente general de Mowi/Marine Harvest señaló que “sigue el proceso administrativo legal, judicial que corresponde. Creo que eso va a durar un buen tiempo. Nosotros estamos tranquilos, conformes. Presentamos nuestros descargos y no tenemos nada más que decir”.
Durante este episodio, la transnacional vulneró diversas disposiciones de la LGPA y de la normativa sanitaria-ambiental Ejemplos de ello son:
  1. a) Después de haber tenido 60 días de plazo extendido por el Estado chileno, la salmonera noruega no recapturó el 10% de sus ejemplares escapados, tal como lo exigen los artículos 118 y 136 de la LGPA, evidenciando la infectividad de su Plan de Contingencia del Centro de Engorda de Salmones de Punta Redonda.
  2. b) El ingresar el 14 de septiembre del 2018 a la División Jurídica del Servicio Nacional de Pesca (Sernapesca), un Informe de Término de Contingencia, cuya información era falsa, ya que aseguraba mediante la consignación de capturas directas y otras estimativas el haber recapturado 187.949 peces, equivalente al 27,23% de la biomasa escapada.
  3. c) Para construir las denominadas capturas adicionales o “estimativas”, Mowi/Marine Harvest hizo un llamado a los pescadores artesanales regionales para que capturaran los salmones escapados que se encontraban en el medio marino, a pesar que esta actividad extractiva está prohibida por la Ley 18.892 de Pesca y Acuicultura de Chile.
El informe entregado fue considerado no creíble por las autoridades chilenas. Eduardo Aguilera, Director regional de Sernapesca señaló que “ellos entregan declaraciones juradas y fotografías, pero nosotros no podemos dar fe de eso. La empresa está dando cuenta de una diferencia del orden de 149 mil peces, que nosotros no hemos visto. No fueron verificados por el Servicio. Por eso, estamos revisando esas declaraciones”.
Por su parte, Alicia Gallardo, Directora Nacional del Sernapesca indicó que “nuestro equipo de abogados revisó los documentos y no constituyen un documento fidedigno, desde el punto de vista jurídico, por lo tanto no podemos usarlo”.

Mowi/Marine Harvest : ¿Corruptor de la pesca artesanal?

El millonario pago a los dirigentes y pescadores artesanales para que efectuaran declaraciones fraudulentas fue justificado por Villarroel, asegurando que “el tema fue un malentendido. Fue una de las cosas a recalcar del escape. No había ocurrido en la industria que hiciéramos partícipes a los pescadores en los procesos de recaptura, y eso fue lo que se logró”. Luego el gerente general agregó “ocurrieron situaciones que escaparon a nuestro control (sic). Pero la intención era aplicar los mismos estándares que se usarían en casos como este en otros países como Canadá o Noruega”.
Frente a esta irregular situación, la Superintendencia del Medio Ambiente (SMA) ha formulado cargos contra Marine Harvest Chile S.A., titular del centro de engorda de salmones de Punta Redonda, por “incumplimientos a las condiciones, normas y medidas establecidas en dichas resoluciones”. Entre los cargos destacan el no mantener en el centro de engorda las condiciones de seguridad apropiadas, ni elementos de cultivo de óptima calidad y resistencia, según las regulaciones RCA N°2040/2001 y RCA N°539/2011, y el mantener y operar instalaciones de apoyo en tierra no destinadas a la operación de ensilaje.
La primera infracción fue clasificada por el SMA como gravísima, por constituir daño ambiental no susceptible de reparación, arriesgando Mowi/MarineHarvest la revocación de la RCA o la clausura o multa de hasta 10 mil Unidades Tributarias Anuales (UTA). La segunda infracción fue caracterizada como leve, por lo que la transnacional podría ser objeto de amonestación, o una multa de una hasta mil UTA.
Importante es recordar que el 2016, el centro de engorda de Punta Redonda fue sancionado por el Sernapesca por no cumplir con el Reglamento Ambiental para la Acuicultura (RAMA).

Para mentir y comer salmón, hay que tener cuidado

A pesar de existir diversos artículos y entrevistas realizadas a la transnacional y dirigentes pesqueros de Hualaihue, Calbuco y Puerto Montt, Fernando Villarroel indicó en forma confusa que no habían pagado a los pescadores artesanales, afirmando “Lo que pagamos fue para producir la recaptura de salmones. No podemos pagar por eso (sic)”. Esta declaración es contradictoria con lo que aseguró el gerente general de Mowi/Marine Harvest en junio del 2018, al periódico El Mercurio. Allí anunciaba que había dispuesto un presupuesto extraordinario para enfrentar la recaptura de salmones. “Puedo indicarle que estamos pagando $7 mil por ejemplar recapturado a los pescadores artesanales”.
Adicionalmente, Villarroel confirmaba que existen seguros comprometidos por cada uno de los salmones fugados.

La historia de los escapes de salmones de Mowi/Marine Harvest

Un informe del Centro de Investigación y Desarrollo de Recursos y Ambientes Costeros (Centro I-Mar), de la Universidad de Los Lagos, indica que el nivel potencial de escape de salmones en Chile alcanzaría a los 4,4 millones de ejemplares al año, teniendo un efecto depredador sobre las especies nativas que podría llegar a 31.500 toneladas de peces y más de 17 mil toneladas de crustáceos.
La información “oficial” entregada al Sernapesca es de carácter parcial y limitada. Entre los años 2010 y 2017, habrían existido 87 escapes masivos en las regiones de Los Ríos, Los Lagos, Aysén y Magallanes/Antártica Chilena, involucrando a más de 3 millones de ejemplares de salmón.
En su reporte integrado global del 2018, la transnacional noruega reconoce haber tenido 15 escapes el 2017, con 23.223 peces fugados, habiendo duplicado sus escapes del 2016, que involucraron a 12.790 salmónidos.

miércoles, 1 de agosto de 2018

Escape masivo de salmones: naturalizando el abuso sanitario-ambiental en nuestro mar

Escrito por Juan Carlos Cardenas | Director Centro Ecoceanos | Fuente: El Mostrador
Lo que está ocurriendo en Chile con el escape de 690 mil ejemplares de salmón Atlántico de la empresa Marine Harvest contrasta con lo que sucedió en los Estados Unidos, donde frente al escape de 300 mil ejemplares de salmón del Atlántico desde un centro de cultivo de la transnacional canadiense Cooke Aquaculture, en el área de Puget Sound, el Congreso de Washington decidió en marzo de 2018 prohibir las operaciones de los centros de cultivo industrial de salmón en aguas estatales, por considerar “insoportables” sus impactos ambientales y sanitarios sobre las poblaciones de peces silvestres.

El escape de 690 mil ejemplares de salmón Atlántico (Salmo salar) desde el centro de cultivo de Punta Redonda, Comuna de Calbuco, de propiedad de la transnacional noruega Marine Harvest, evidencia los destructivos impactos que genera esta industria exportadora en el medio ambiente, la salud pública y los derechos de las comunidades costeras del sur de Chile.
A casi un mes del gran escape, Marine Harvest solo ha recuperado el 5,7% de estos voraces carnívoros. Con ello evidencia la inefectividad del plan de contingencia del centro de cultivo. Los 652 mil salmones restantes se encuentran generando un triple efecto combinado sobre los ecosistemas y la biodiversidad acuática regional: depredación, transmisión de enfermedades, y competencia por espacio y fuentes de alimentación.
Entre las principales especies afectadas están el endémico puye (Galaxia maculatus), y los ejemplares juveniles de merluza, sardina y/o pejerreyes, todos de gran importancia para la cadena trófica, la alimentación local, y la economía de las comunidades costeras, pueblos originarios y pescadores artesanales.
Se estima que 1 millón de salmones y truchas de cultivo se fugan anualmente hacia los ríos, lagos y áreas marino-costeras del sur de Chile.  El escape del centro de cultivo de Punta Redonda supera ampliamente los 165 mil salmones fugados durante la temporada 2017.
Para Marine Harvest estas situaciones no son una excepción, ya que en su memoria anual mundial reconoce que tuvieron 15 incidentes de escapes el 2017, con 23.223 peces fugados, duplicando los escapes del 2016, con 12.790 salmones fugados.

“Durante los últimos ocho años –según el Ministerio de Economía– más de 2 millones de salmones han escapado desde los centros de cultivos de la transnacional noruega Marine Harvest. Estos peces carnívoros, introducidos en aguas chilenas, están contaminando y depredando la biodiversidad acuática, bajo el amparo de una legislación permisiva y la complicidad de altos funcionarios estatales”.


El “cáncer de las costas” chilenas

En el sur de Chile existen 1.021 centros de cultivo intensivos de salmónidos en agua de mar, los que constituyen la principal amenaza para la biota acuática y los derechos de las comunidades costeras. El Ministerio de Economía informó que durante los últimos ocho años han escapado más de 2 millones de peces desde los diversos centros de cultivo de Marine Harvest. Solo un pequeño porcentaje fue recuperado.
Como plaga invasora, el salmón Atlántico tiene la capacidad de remontar los estuarios de ríos, pudiendo desarrollar procesos de adaptación y naturalización, tal como ya ha ocurrido con el salmón Chinook, Coho y la trucha café.
Lo catastrófico de esta situación es que en los ríos y lagos chilenos existen 45 especies de peces nativos, de los cuales un 80% son endémicos (especies cuya distribución es exclusiva de un área geográfica), encontrándose la mayoría en la categoría de “especies amenazadas”.
Además, la industria salmonera ha introducido durante las últimas décadas más de 20 enfermedades virales, bacterianas y parasitarias en los ecosistemas acuáticos de Chile.

La Republiketa salmonera de Chile

Marine Harvest tiene hasta el 5 de agosto para recuperar al menos el 10% de los 690 mil salmones escapados. De lo contrario, Sernapesca presumirá que existe un daño ambiental, arriesgándose la empresa a multas de hasta 3 mil UTM y la posibilidad de perder su concesión salmonera de Punta Redonda.
La recuperación del 10% de los peces escapados es tan solo una cifra testimonial, no proporcional a la gravedad de este nuevo desastre sanitario-ambiental. Esto demuestra que las regulaciones de acuicultura están hechas a la medida de los intereses corporativos y que para el Estado chileno no son prioritarios los graves daños acumulativos que provienen de la expansión salmonera.
El Estado chileno ha sido reactivo frente a este nuevo escape, dejado la iniciativa en manos de Marine Harvest, teniendo en cuenta que la Resolución de Calificación Ambiental (RCA) de la concesión de Punta Redonda no contempla medidas de reparación, compensación y/o mitigación de los diversos impactos que deriven de la fuga de salmones Atlántico.

Salmoneras en Chile: un mensaje desde USA

Lo que está ocurriendo en Chile contrasta con lo que sucedió en los Estados Unidos, donde frente al escape de 300 mil ejemplares de salmón del Atlántico desde un centro de cultivo de la transnacional canadiense Cooke Aquaculture, en el área de Puget Sound, el Congreso de Washington decidió en marzo de 2018 prohibir las operaciones de los centros de cultivo industrial de salmón en aguas estatales, por considerar “insoportables” sus impactos ambientales y sanitarios sobre las poblaciones de peces silvestres.
La decisión del Congreso de Washington constituye una poderosa señal internacional, de incalculables implicancias políticas y comerciales para el Estado chileno y la subestándar industria salmonera exportadora del sur del país. También constituye un precedente que fortalecerá las exigencias del movimiento de ciudadanos(as) y comunidades costeras que luchan contra la expansión de esta industria exportadora que espera producir en aguas chilenas 1,2 millones de toneladas anuales para el 2030.

Una industria adicta a los antibióticos

Extraña la falta de acciones de las autoridades del Ministerio de Salud frente a los riesgos que implica la comercialización y el consumo de una cantidad desconocida de salmones escapados medicados con florfenicol por lo tanto, no   aptos para la alimentación humana, especialmente niños y embarazadas. A pesar de que el ministro de Salud, Emilio Santelices, señaló que “no se ha establecido si los niveles de antibióticos en los salmones puedan ser de riesgo para la población” (sic),  la industria del “salmón químico chileno” es la que emplea más antibióticos por tonelada de salmón producido a nivel global (700 veces más que las producciones noruegas).
Tan solo el 2017 se utilizaron 394 mil kg de antibióticos, los que en un 95% fueron administrados preventivamente a los peces en la fase de agua de mar. Se estima que entre un 40% a 90% de los antimicrobianos suministrados no son absorbidos por los peces, siendo liberados al medio acuático a través de la orina y las fecas, generando condiciones para la creación de cepas bacterianas resistentes a los antibióticos de uso común, tanto en seres humanos, salmones, como en los ecosistemas terrestres y acuáticos.
A lo anterior se debe agregar que la alimentación intensiva de salmónidos se basa en el empleo de harina de pescado de origen industrial, los que presentan contaminantes orgánicos persistentes, tan tóxicos como dioxinas y bifenilos policlorado.

Los malos antecedentes sanitarios del centro Punta Redonda

La aprobación de la solicitud de Marine Harvest para obtener la concesión del centro Punta Redonda en isla Guar, la efectuó el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA), a través de una simple Declaración de Impacto Ambiental (DIA), asumiendo que no generaría daños ambientales relevantes. Por ello, mediante otra RCA se autorizó el 2011 aumentar cinco veces  su producción, pasando de 1.020 tons a 6.500 toneladas de salmones por ciclo productivo. El 2016, el centro de cultivo de Punta Redonda fue sancionado por el Sernapesca por no cumplir con el Reglamento Ambiental para la Acuicultura (RAMA).
El costo real para Marine Harvest de este desastroso evento es tan solo de imagen corporativa, pues la empresa cuenta con seguros comprometidos contra los escapes masivos de peces. Por lo tanto, los únicos afectados serán los maltratados ecosistemas y la biodiversidad acuática, así como la salud pública y las comunidades locales de la Región de Los Lagos.
Es evidente que Marine Harvest aplica una política de “dobles estándares” en Chile, ya que su irresponsable comportamiento sanitario y ambiental no sería permitido en Noruega o en los Estados Unidos.

La ciudadanía y comunidades interpelan al Estado chileno

Las organizaciones ciudadanas, movimientos sociales y comunidades de pueblos originales exigen:
  1. Caducar la concesión del centro de cultivo de Punta Redonda por reiteradas violaciones a las regulaciones de acuicultura y grave daño ambiental y a la salud pública.
  2. Establecer un plan de monitoreo y fiscalización del área de escape y de los ríos y estuarios adyacentes, de al menos 3 años.
  3. Crear una pesquería artesanal de salmón escapado, categorizándolos como una plaga invasora que pone en riesgo a los ecosistemas acuáticos.
  4. Prohibir el empleo profiláctico de antibióticos en salmones sanos por parte de la industria salmonera, por constituir una práctica aberrante y de alto riesgo sanitario.
  5. Implementar un programa de vigilancia epidemiológica de la resistencia bacteriana en las regiones productoras de salmónidos de cultivo.
  6. Cumplir los compromisos del Estado chileno con la campaña internacional “Una Salud”, de la Organización Mundial de la Salud, para el control del empleo abusivo de los antimicrobianos y la resistencia bacteriana.
  7. Establecer una moratoria indefinida a la expansión de la industria salmonera en Chile.
La campaña ciudadana www.salmonquimicochileno.cl, llama a no consumir salmón de cultivo por su riesgo para la salud y el  medio ambiente, y a los chefs, restaurantes y sushi-bares a excluir el salmón industrial de sus menús.

jueves, 12 de julio de 2018

Invasal se refiere a impactos ambientales tras escape de salmones de centro de cultivo en Calbuco #IslaHuar

El incidente ha sido atribuido a daños estructurales provocados por un temporal de fuertes lluvias y vientos que afectó al centro Punta Redonda de la empresa Marine Harvest ubicado en la Isla Huar, al sur de Puerto Montt. Como resultado, de 900 mil ejemplares mantenidos en jaulas, donde al menos 600 mil fueron perdidos en el mar. (Mundo Acuícola).
De acuerdo con el Núcleo Milenio de Salmónidos Invasores (Invasal) los escapes de salmones desde los centros de cultivo no son infrecuentes y por lógica son un fenómeno inseparable del cultivo de peces en ambientes abiertos. Debido a las medidas preventivas adoptadas por los centros, las magnitudes más comunes están reducidas al número de salmones que logran escapar durante el tiempo de reparación del agujero que abre un lobo marino en una balsa jaula. Sin embargo, nuestro país está afecto a las inclemencias climáticas, que también pueden generar importantes daños en jaulas balsas y ocasionar escapes ¿Entonces, son suficientes las medidas de prevención que logran contener cardúmenes de salmones la mayor parte del tiempo, pero que fallan al evitar el escape ocasional de cientos de miles de individuos debido a fuertes vientos al sur de Puerto Montt?
Impactos ecosistémicos
La especie en cuestión, Salmo salar, ha sido reconocida como invasora en la costa oeste de Estados Unidos y Canadá. En Chile aún no existe evidencia de la existencia de poblaciones naturalizadas, como es el caso del salmón Chinook, trucha arcoíris y trucha café. Sin embargo, mientras mayor es la magnitud de un evento de escape, mayor es la probabilidad de que un grupo de individuos alcance la cabecera de un río cercano, encuentre zonas apropiadas para formar nidos y se reproduzca. Este fenómeno se conoce como presión de propágulos y es uno de los factores que más contribuye a que una especie exótica se vuelva invasora. Eventos repetidos de escapes de salmón del Atlántico podrían vencer la resistencia ambiental y tener como consecuencia el establecimiento de una nueva especie invasora en el país.
En Chile ya contamos con evidencias para saber cómo interactúan otras especies de salmones y truchas con nuestra biota acuática natural.  Sabemos que invasores como el salmón Chinook Oncorhynchus tschawytscha, el salmón coho Oncorhynchus kisutch, la trucha arcoíris Oncorhynchus mykiss y la trucha fario Salmo trutta han establecido poblaciones reproductoras naturalizadas y que en ciertas zonas están interactúan negativamente con nuestros peces y macroinvertebrados nativos. Durante 1995 y 1996 investigadores encontraron que un 20% de 271 salmones escapados contenían peces nativos en sus estómagos, con un promedio de 25 pejerreyes y 40 motes por estómago de salmón. Es incorrecto por lo tanto asumir que esta especie de cultivo solo consume alimento artificial cuando transicionan al ambiente de vida libre. Es esperable que estos peces se desplacen y dispersen desde el centro de cultivo en búsqueda de alimento.
Frente a la necesidad de conocer detalladamente este fenómeno es que se conformó el Núcleo Milenio de Salmónidos Invasores (Invasal) con financiamiento de la Iniciativa Científica Milenio del Ministerio de Economía, Fomento y Turismo. Una de las principales líneas de investigación de este proyecto busca hacer seguimiento a peces escapados y evaluar sus probabilidades de naturalización.
Seguimiento y monitoreo científico del escape de salmones
Después de garantizar la recuperación de la mayor cantidad de salmones, el siguiente paso es mantener un estricto monitoreo a través de campañas de muestreo periódicas en el área y los ríos aledaños. Tras un escape de 300 mil salmones del Atlántico en el área de Puget Sound (USA) en agosto del 2017, ejemplares escapados todavía fueron capturados en ríos apartados 108 y 64 kilómetros del centro de cultivo de acuerdo a lo reportado por The Seattle Times en febrero y abril del 2018 respectivamente.
Tenemos muchas más preguntas que respuestas en torno al impacto que la biomasa de salmones escapados generará sobre el medio ambiente, pero formular las preguntas correcta y oportunamente es esencial para hacerlas parte de la discusión social.
El programa de monitoreo que ya planifican los investigadores del Invasal incluye muestreo en ríos, estuarios y el Seno del Reloncaví, con ayuda de pescadores locales, para determinar el periodo de permanencia de los ejemplares escapados y conocer de qué se están alimentando. ¿Habrá competencia por alimento y hábitat con salmones de otras especies, transferencia de enfermedades y parásitos entre salmones escapados y naturalizados?
Es posible también que el escape de salmones se vea reflejado en la dieta del lobo marino común. En base a estudios llevados a cabo por nuestra investigadora Dra. Maritza Sepulveda sabemos que existen cambios temporales importantes en la dieta del lobo marino dependiente de la disponibilidad de salmón de cultivo en el ambiente. Desde el año 2008 al 2012 el porcentaje de salmón pasó de ser un 20% de la dieta del lobo marino a un 5% después de la gran mortandad producida por el virus ISA. ¿Observaremos en los próximos años un aumento significativo de salmones en la proporción de la dieta del lobo marino común? ¿Tendrán los antibióticos y antiparasitarios de los salmones un efecto evidenciable en los lobos marinos?
Para hacer frente a la situación, Marine Harvest está pagando $4 mil por cada salmón recuperado según lo reportado por Las Últimas Noticias el pasado sábado. Tres días después del incidente, de acuerdo a la dirección regional del Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca), se han recuperado alrededor de 1.500 ejemplares en centros de acopio dispuestos por la empresa. Adicionalmente, a través de contactos locales y tras visitar la zona de Puerto Montt, Calbuco y sus alrededores, hemos observado que un número no menor de personas están extrayendo y comercializando salmones informalmente, omitiendo las advertencias de Sernapesca. Desconocemos cómo pescadores artesanales, en plena temporada de extracción de róbalo y pejerreyes están interactuando con los recién llegados.
Impactos Sociales
¿Cuál será el destino de los salmones escapados? Es posible que una fracción de ellos, debido a inanición, mueran. Ha habido reportes no confirmados de salmones que habrían sido encontrados varados en la costa del continente, frente a la Avenida Las Toninas del sector Pelluco en Puerto Montt. Se desconoce el grado en que salmones de cultivo son capaces de cambiar su dieta desde pellets a peces pelágicos nativos, así como las especies de peces pelágicos sobre las que podrían depredar. Sardinas australes y pejerreyes están incorporados en la dieta del salmón coho que habita la misma área, especie de similar rango de talla que podría considerarse como referencia para predecir el comportamiento alimentario del salmón del Atlántico.
Una de las grandes preguntas que aún se mantiene sin respuesta oficial es ¿qué pasa con los salmones una vez recuperados por Marine Harvest? El problema principal se suscita por la pérdida de la trazabilidad confiable del animal recapturado. A no ser que exista un medio de marcaje inequívoco que permita a la empresa demostrar el origen de cada animal, los salmones están descalificados para obtener su certificación de trazabilidad, requisito básico para ser destinados a consumo humano.
Por razones similares no se recomienda la extracción de salmones escapados por la ciudadanía, debido a que éstos no han pasado por los protocolos de seguridad, controles de concentración de fármacos (e.g. oxitetraciclina, clorfenicol) y de sustancias prohibidas en los filetes de salmón, que garanticen la inocuidad del producto para el consumo humano. A través del proceso regular, salmones bajo administración de fármacos pasan por periodos de carencia que dan lugar a su degradación natural encontrando sólo concentraciones mínimas en el producto final, muy por debajo de los estándares internacionales, lo que permite comercializarlos al exterior. Mientras las reacciones adversas a residuos de fármacos son raras, un riesgo potencial del consumo de salmones de cultivo que no han pasado por un protocolo de certificación puede generar riesgo a salud pública, por la posibilidad de promover resistencia a antibióticos de uso común en seres humanos.
El temporal no solo dejó a su paso miles de toneladas de biomasa de salmones libres en las aguas del Seno del Reloncaví, sino también una serie de preguntas en torno a los estándares de exigencia de las agencias de gobierno frente a proyectos que intervienen, muchas veces necesariamente, el medio ambiente.  Es claro que lo más urgente en el país no es reducir los tiempos de los procesos de evaluación ambiental, sino que fortalecer a los servicios gubernamentales para cumplir con estándares más altos de evaluación de estudios de impacto ambiental y velar porque todas sus medidas de prevención y mitigación sean puestas en práctica. En este sentido, coincidimos con las declaraciones del presidente de la comisión de pesca de la Cámara de Diputados Gabriel Ascencio en relación a la necesidad de una investigación acabada de las causas del escape.
Eventos repetidos de escapes de salmón del Atlántico podría vencer la resistencia ambiental y tener como consecuencia el establecimiento de una nueva especie invasora en Chile, directamente ligada a la responsabilidad empresarial y a la alta permisividad de parte del Ministerio del Medio Ambiente y el Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura.  Un medio ambiente que a diferencia de la producción animal perdida por Marine Harvest, no tiene seguros comprometidos.
https://www.seattletimes.com/seattle-news/fish-farm-caused-atlantic-salmon-spill-state-says-then-tried-to-hide-how-bad-it-was/
https://www.seattletimes.com/seattle-news/atlantic-salmon-caught-in-skagit-8-months-after-escape-from-pen-had-eaten-a-fish/
source: https://www.seattletimes.com/seattle-news/environment/fish-spill-bigger-than-initial-estimates-farm-destroyed/
LUN: http://www.lun.com/Pages/NewsDetail.aspx?dt=2018-07-08&PaginaId=2&bodyid=0
http://diputadospdc.cl/w2/?p=10984