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miércoles, 30 de octubre de 2019

Sailing in Chaos towards the impossible

@rodrigodelao #opinion #tribuna #ESPAÑOL
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The red October of Chile 2019; The Chilean spring or the October Revolution, as it has been called, marks without a doubt, a before and after in the country's political system. He ignited popular clamor that, along with mobilizations and unleashed violence, unprecedented since democracy recovered (In 1990 after 17 years of a military dictatorship that unraveled the worst of a systematic terrorism by the Chilean state with suffering, torture, disappearance and deaths of people, compatriots; and, from where an economic model is proposed tailored to those who seized power, a breeding ground for the current situation), denote that something was accumulating, like a stifled scream, drowned, who looked for a visceral and violent way out, in the worst way, from where there are countless speculations of who these organized anarchist groups will be able to, clearly, be radicals of the left and right who seek in destabilization and violence cause The fear to find a space. The doctrine of shock. That said, we must overcome the chaos to rebuild and restart. Anger only demonstrates the importance of claiming historical debt with a society that no longer resists against an absurd, abusive, out of context and unequal economic model.
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First of all it is made clear, emphatically, that the codes of violence used are totally condemnable and contrary to the essence or spirit of the protest or social claim of a country in democracy. Codes that must be analyzed, because discontent has a root and is violently expressed by not feeling part of the society built or not having a reliable representativeness to express themselves. There is no sense of belonging when crime, the lumpen is positioned and delivers its message of chaos, of destruction kamikaze due, mainly, because a sort of cystic "lumpen political" has been installed, which has mutated towards a system of political castes rotating in the dominant oligarchy of public policies; plutocratic castes lovers of kleptocracy. Public officials, by the way. Many will have thought that the people servile to the vote, uneducated, incredulous and oblivious to that kind of political class, do not know, do not realize, stirring even more with their arrogance and indolence the candor of the fire of a heart that, desperately, seeks his place for social justice, that his voice be heard and the popular clamor be respected. The voice of the people, essence and spirit of our democracy (Demo = People - Cracy = Power).
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Without a doubt, we live and are part of a milestone in our democratic history. A social process in motion that corresponds to all being able to route. There is an urgent need to be able to channel the energies from the citizens in movement with concrete proposals and organization. However, the incompetence of a government that could not maintain the political management for which it was voted and (forced by legitimate social demands in one of the most unequal countries in the world, with a per capita exceeding US$20K must be clearly established, where 1% receives more than 25% of GDP) decides to decree a state of emergency, breaking the democratic state, free movement and assembly, brutally repressing the state's weapons to compatriots. Weapons of all Chileans. Many have been injured, mutilated, tortured and killed in one of the blackest chapters since memory has been remembered since the recovery of democracy. It also applies, by the way, to Chilean public officials of the armed forces (injured or affected).
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A new Social Pact implies, above all, peace, respect and understanding. We reject violent acts and challenge the government to establish political responsibilities regarding human rights violations. Likewise, we demand an intelligence that provides complex scenarios, as well as investigating, recognizing and judging, transparently, who were responsible, criminals, incendiary looters of the Metro de Santiago and private property.
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Finally, we cannot fail to mention that above all the social problem is an environmental problem, where we still have to discuss how we eliminate the areas of sacrifice, what we do or how we face the existence of children with heavy metals in their blood, talk about high rates of cancer in some cities near polluting production processes, collapsed seas, water hoarding, destruction of glaciers, among many other things.
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We condemn all unjustified acts of violence. It is not the way to deliver the message of social justice and equity. Today, navigating in chaos, we must go to the impossible; and, more than ever, it is essential to dress as Democrats, freedom and push a transversal citizen policy where political signals are inclusive and influential. No repression, no destruction. Less with the state armed forces against their fellow citizens.
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After the storm comes the calm. After the chaos, the new beginning where politicians and citizens must talk, dialogue, looking into each other's eyes to reconstruct a different, joyful, hopeful chapter in our wounded democracy, urgently. The future, our children cannot keep waiting. We cannot, again, fail them too.
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I believe in Chile; and you?
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Rodrigo de la O
Director Vigilante Costero ONG - Waterkeeper Chile

martes, 29 de octubre de 2019

Organizaciones de la SCAC llaman a respetar los Derechos Humanos y exigen que la COP25 se haga en contexto de democracia plena

Organizaciones ciudadanas de la SCAC:
Las 150 organizaciones que conforman la plataforma Sociedad Civil por la Acción Climática (SCAC) rechazan invitación del gobierno mientras este no dé soluciones inmediatas a las demandas ciudadanas vinculadas al fin de las Zonas de Sacrificio, modificación al Código de Aguas, firma del Acuerdo de Escazú y proyectos de inversión que no resguardan el medio ambiente.
El pasado viernes, tres organizaciones de la SCAC recibieron una invitación por parte de la Ministra de Medio Ambiente, Carolina Schmidt, para participar en una reunión a realizarse ayer lunes en Cepal, sin embargo esta no sería coordinada por el estamento internacional, sino solo por el Ministerio de Medio Ambiente.
Si bien la invitación llegó directamente a Chile Sustentable, Greenpeace y ONG FIMA, todas organizaciones que forman parte de la Sociedad Civil por la Acción Climática, SCAC, estas decidieron someter la participación a la decisión de las 150 entidades del mundo social y ambiental que integran la red, quienes determinaron que, mientras no existan garantías para que la sociedad civil exprese sus demandas en un ambiente democrático y de respeto, a la vez que se clarifiquen las responsabilidades en cada una de las violaciones de derechos humanos ocurridos durante las semanas recién pasadas, pero también a la que son sometidas constantemente las comunidades que viven en las denominadas zonas de sacrificio, no estarán dadas las condiciones para conversar.
«Hemos sido claros durante esta crisis social. Nosotros estamos para hablar, pero cuando veamos disposición del gobierno en avanzar con los conflictos medioambientales donde los derechos humanos son sistemáticamente vulnerados y asegure acciones en incorporar estas demandas en la agenda antes de que comience la COP 25. Esto, además de garantizar los derechos de quienes nos manifestamos pacíficamente y no ser reprimidos ni antes, durante o después de esta conferencia” , afirma Matías Asún, director de Greenpeace Chile.
Por otra parte, las organizaciones recordaron que desde el comienzo de la organización de la COP 25 han estado disponibles para plantear sus argumentos y aportes al gobierno, el cual optó por dialogar solo con algunas. Por esto mismo, las organizaciones decidieron unirse en la realización de Cumbre Social por la Acción Climática, instancia paralela e independiente del gobierno, que busca generar el necesario espacio de reflexión que esta instancia necesita.
«Para nosotros es claro que esta crisis social también es ecológica, y por lo mismo, si nos llaman a dialogar, esperamos que sea con el propósito de presentar propuestas con soluciones reales y sistémicas y no una nueva evaluación de un problema que está más que claro» señala Ezio Costa, Director Ejecutivo de ONG FIMA
Ante el llamado que, en el contexto de demandas sociales, diversas voces han levantado para cuestionar la realización de la COP 25 en nuestro país, desde la SCAC apelan a que se mantenga la decisión de realizarla en Chile, siempre que esto sea en un contexto de paz y democracia, que permita tener un diálogo participativo y en el que sean escuchadas las propuestas ciudadanas.
«Nosotros hemos apoyado que la COP se haga en Chile y hemos aportado para poner fin al uso del carbón, terminar con las zonas de sacrificio y mejorar políticas para resolver la crisis hídrica. Es clave que el gobierno de señales concretas para resolver estas injusticias ambientales que también son los mayores desafíos en mitigación y adaptación», destaca Sara Larraín, Directora Ejecutiva de Chile Sustentable.
Es así como las organizaciones civiles, plantean como condición mínima el avance y compromiso del gobierno en los siguientes temas:
  • Fin a las zonas de sacrificio en forma inmediata con el cierre de las carboneras que operan vulnerando los derechos humanos obsoletas y cierre de las demás al 2030
  • Enfrentar la crisis hídrica con reformas al Código de Aguas, la protección de glaciares y el acceso al agua como derecho humano y bien público.
  • Firma y ratificación del Acuerdo Regional sobre el Acceso a la Información, la Participación Pública y el Acceso a la Justicia en Asuntos Ambientales en América Latina y el Caribe, más conocido como Acuerdo de Escazú.
  • Retiro del Congreso de las iniciativas legales que priorizan la inversión a costa del medioambiente.
Finalmente, desde la ciudadanía destacaron que la crisis social también es ecológica y que resolverla requiere un proceso de Asamblea Constituyente para una Nueva Constitución.
Sociedad Civil por la Acción Climática - SCAC

Navegando en el Caos rumbo a lo imposible

@rodrigodelao #opinion #tribuna #ENGLISH
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El octubre rojo de Chile de 2019; la primavera chilena o la Revolución de octubre, como se le ha llamado, marca sin lugar a dudas, un antes y un después en el sistema político del país. Encendió clamores populares que, junto con movilizaciones y una violencia desatada, sin precedentes desde que se recuperó la democracia (En 1990 luego de 17 años de una dictadura militar que desentraño lo peor de un terrorismo sistemático por parte del estado de Chile con sufrimiento, tortura, desaparición y muertes de personas, compatriotas; y, desde donde se propone un modelo económico a la medida de quienes se hicieron con el poder, caldo de cultivo de la situación actual), denotan que algo se venía acumulando, como un grito sofocado, ahogado, que buscó salida de una manera visceral y violenta, de la peor manera, desde donde surgen un sinnúmero de especulaciones de quienes serán estos grupos anarquistas organizados pudiendo, claramente, ser radicales de izquierda y de derecha que buscan en la desestabilización y violencia provocar el miedo para encontrar un espacio. La doctrina del shock. Dicho esto, debemos superar el caos para reconstruir y recomenzar. La rabia solo demuestra la importancia de la reivindicación de la deuda histórica con una sociedad que ya no resiste más frente a un modelo económico absurdo, abusivo, fuera de contexto y desigual.
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Ante todo se deja en claro, tajantemente, que los códigos de violencia utilizados son totalmente condenables y contrarios a la esencia o espíritu de la protesta o reivindicación social de un país en democracia. Códigos que hay que analizar, porque el descontento tiene una raíz y se expresa violentamente al no sentirse parte de la sociedad construida o no tener una representatividad confiable para expresarse. No existe sentido de pertenencia cuando la delincuencia, el lumpen se posiciona y entrega su mensaje de caos, de destrucción kamikaze debido, principalmente, porque se ha instalado una suerte de "lumpen político" enquistado, el cual ha mutado hacia un sistema de castas políticas rotativas en la oligarquía dominante de las políticas públicas; castas plutocráticas amantes de la cleptocracia. Funcionarios públicos, por cierto. Muchos habrán pensado que el pueblo servil al voto, inculto, incrédulo y ajeno a ese tipo de clase política, no sabe, no se da cuenta, atizando aún más con su soberbia e indolencia el candor del fuego de un corazón que, desesperadamente, busca su lugar para la justicia social, que se escuche su voz y se respete el clamor popular. La voz del pueblo, esencia y espíritu de nuestra democracia (Demo=Pueblo - Cracia=Poder).
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Sin duda, vivimos y somos parte de un hito en nuestra historia democrática. Un proceso social en movimiento que corresponde a todos poder encaminar. Se hace una urgente necesidad poder canalizar las energías desde la ciudadanía en movimiento con propuestas concretas y organización. No obstante, se debe establecer claramente la incompetencia de un gobierno que no pudo mantener la gestión política para la que fue votado y (obligado por legítimas demandas sociales en uno de los países más desiguales del mundo, con un per cápita que supera los 20 mil dólares, donde el 1% recibe más del 25% del PIB) decide decretar estado de emergencia, rompiendo el estado democrático, libre desplazamiento y reunión, reprimiendo de manera brutal con las armas del estado a compatriotas. Armas de todos los chilenos y chilenas. Muchos han sido heridos, mutilados, torturados y muertos en uno de los capítulos más negros desde que se tenga memoria desde la recuperación de la democracia. Aplica también, por cierto, a chilenos y chilenas funcionarios públicos de las fuerzas armadas. (heridos o afectados).
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Un nuevo Pacto Social implica, ante todo, paz, respeto y entendimiento. Rechazamos actos violentistas y desafiamos al gobierno a establecer responsabilidades políticas respecto de las violaciones a los derechos humanos. Así también, le exigimos una inteligencia que prevea escenarios complejos, como así también se investigue, reconozca y juzgue, transparentemente, quienes fueron los responsables, los delincuentes, los saqueadores incendiarios del Metro de Santiago y de la propiedad privada.
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Por último, no podemos dejar de mencionar que ante todo el problema social es un problema ambiental, en donde aún tenemos que conversar cómo eliminamos las zonas de sacrificio, que hacemos o cómo enfrentamos que  existan niños con metales pesados en su sangre, hablar de las altas tasas de cáncer en algunas ciudades cercanas a procesos contaminantes de producción, mares colapsados, acaparamientos de aguas, destrucción de glaciares, entre tantas otras cosas.
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Condenamos todos los actos de violencia injustificados. No es la manera de entregar el mensaje de justicia social y equidad. Hoy, navegando en el caos, debemos ir rumbo a lo imposible; y, más que nunca, es fundamental vestirnos de demócratas, de libertad y empujar una política ciudadana transversal en donde las señales políticas sean de inclusión e incidencia. No de represión, no de destrucción. Menos con las fuerzas armadas del estado en contra de sus conciudadanos.
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Después de la tormenta, viene la calma. Después del caos, el nuevo comienzo en donde políticos y ciudadanía deben conversar, dialogar, mirándose a los ojos para reconstruir un capítulo diferente, alegre, esperanzador en nuestra herida democracia, de manera urgente. El futuro, nuestros niños y niñas no pueden seguir esperando. No podemos, nuevamente, fallarle a ellos también.
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Yo creo en Chile; ¿y tú?
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Rodrigo de la O
Director Vigilante Costero ONG - Waterkeeper Chile

lunes, 28 de octubre de 2019

Del oasis de unos pocos al infierno de todos


por Benjamin Pérez Krumenacker #opinion #tribuna
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"Antes despellejado que Muerto" parecía ser el grito esencial de una raza que estaba dormida en la tibieza del té Lypton, o la deshidratante felicidad de Coca Cola. Una explosión múltiple, un estallido en cadena, que devela dolorosamente las aristas de una sociedad domesticada, primero con la fuerza del fusil, y luego con la exasperante cháchara de toda la clase política que sólo se dedicó a profundizar el modelo instaurado por Pinochet, subastando nuestro país al mejor postor.
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Fragmentados, disociados, enfermos, fuimos acumulando mierda, hasta que surgió el símbolo definitivo de nuestra cultura destrozada: un empresario despiadado, dirigiendo un país de gente explotada y manipulada, de artistas marginados, intelectuales aburguesados, y de nuevas generaciones sin referente local, porque se acabaron hace rato, pero sin miedo, porque todo el miedo lo absorbió la generación de sus padres y madres.
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Quién hubiera pensado que en este oasis de estabilidad y progreso para el gobierno el pueblo tenía una carta bajo la manga. Como si el ADN mapuche se hubiera infiltrado en toda nuestra sociedad, recordándonos que esta tierra es nuestra.
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Al igual que Neo, en Matrix, hemos despertado en el infierno del progreso, pero a la chilena. Con funcionarios públicos corruptos que nadan en la desidia, grandes casas comerciales y farmacéuticas que lucran con el vacío de identidad y el miedo inyectable, con el cansancio crónico y el hastío, ante una vida que va muy rápido a ninguna parte.
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Unos por las buenas y otros por las malas, cantando o a botellazos. Fragmentos diversos y extraños entre sí que se conjugaron al son de un gobierno soberbio y sin empatía, dedicado 24/7, con demasiado entusiasmo, a tomar las peores decisiones posibles; a dar los discursos más vacíos y absurdos de la historia, mientras el resto de nosotros nos contentábamos con hacer memes, desviando sin querer la atención, transformando a Piñera en Condorito.
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Pero la provinciana inocencia y el alcoholismo compensatorio no fueron suficientes para aplacar por más tiempo la desazón. Ya era demasiado el abuso y la indolencia, la inequidad del sistema y la soberbia de la clase dominante. Los chilenos despertamos en el infierno que nos habían preparado y ornamentado perversamente, con suculentas tarjetas de crédito y seguros hasta para los calcetines.
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Despertamos de los saqueos a nuestros recursos naturales, orquestados por las grandes corporaciones y sus socios: los políticos. Saqueos a la tercera edad más vulnerable. Saqueos a los estudiantes, los profesores, las mujeres, los obreros, y una larga lista donde cabemos el 90% de los chilenos.
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¿Será que el metro, en su calidad de banda transportadora de obreros obedientes, surgió como el símbolo definitivo de ese abuso?
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Era el sistema perfecto: “Te damos un trabajo por el que te pagamos muy poco, y al mismo tiempo te vendemos una sarta de mierdas innecesarias para suplir el vacío de identidad que nosotros mismos sostenemos, a punta de publicidad, y medios de comunicación manipulados, de casa comerciales, copete, drogas y un largo etc . Y si te quedas corto, que es básicamente la idea, te ofrecemos generosamente los grilletes definitivos, el endeudamiento”.
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Afortunadamente, los chilenos todavía guardábamos alguna relación con nuestra naturaleza humana más ancestral, y como ocurre con todo sistema vivo no sustentable, el oasis de Piñera se transformó en el infierno de todos. Cayó el velo que nos tapaba la vista, no permitiéndonos ver que este supuesto progreso no era más que una máquina moledora de cuerpos.
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Ahora los cuerpos despiertan y la luz es dolorosa, nos quema con su verdad incómoda, nos hace gritar y bailar, pelearnos entre nosotros, destruir las cosas que odiamos en silencio por tanto tiempo, rebelarnos ante un sistema que nunca se ha interesado en conocernos y mucho menos en protegernos.
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Las instituciones y la clase política quedaron obsoletos ante estos desafíos, y somos nosotros, las personas que sienten, las familias, los amigos, los barrios, las comunidades, los que tendremos que hacer el largo camino que hay por delante. Si no hay grandes líderes sociales será por algo. Quizás, estamos todos y cada uno de nosotros llamados a ser líderes de nuestros sentimientos y nuestra voluntad, a encontrarnos con esas preguntas que nos hieren desde adentro e intentar responderlas cada día un poco, con creatividad y con amor. En la búsqueda honesta, pacífica y comprometida , de nuestro sentido como seres humanos en esta compleja realidad.