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miércoles, 18 de diciembre de 2019

DECLARACIÓN PÚBLICA RESULTADOS COP25: Perdimos el tiempo de actuar.


Desde la Sociedad Civil por la Acción Climática (SCAC) y sus organizaciones abajo firmantes, vemos con máxima preocupación los escasos resultados de la COP25, existiendo avances poco significativos para responder a la grave crisis climática que vivimos.
A pesar de la abrumadora evidencia científica y el clamor popular, el poder constituido de los Estados miembros no ha comprometido rápidas y urgentes respuestas que permitan disminuir considerablemente las emisiones. Tras 25 Conferencias de las Partes, COPs, las emisiones no han dejado de incrementarse. Con los actuales compromisos climáticos globales y el nivel total de emisiones, se espera que tengamos un aumento de la temperatura por sobre los 3°C, con la consecuencia de una degradación masiva de los ecosistemas y la
vida en la Tierra.
Los objetivos de la COP25 no se cumplieron y la decisión final apenas realiza un débil llamado a los países con mayor responsabilidad a realizar esfuerzos más ambiciosos en sus planes nacionales o NDCs en 2020. Mientras, se aplazó la decisión sobre el detalle de implementación del artículo 6 del Acuerdo de París referido a los mecanismos de mercados de carbono, ante la imposibilidad de consensuar un texto que incorporara sólidas salvaguardas sociales y ambientales, que prohibiera la doble contabilidad y el respeto de los derechos humanos.
Las autoridades, una vez más, han mostrado mezquindad, siendo los países que más emiten, y que son, por lo tanto, más responsables por la crisis climática y ecológica, quienes con mayor fuerza han bloqueado los intentos por solucionar el desastre que están causando. Todo esto demuestra que la COP está secuestrada por las dinámicas que nos han llevado a la crisis climática, incluyendo la priorización de los intereses empresariales por sobre la vida. Rechazamos la idea de que la obtención de riquezas a través de la quema de combustibles fósiles permitirá salvaguarse de los efectos del cambio climático.
La presidencia ejercida por Chile, país que es extremadamente vulnerable a los efectos nocivos del calentamiento global, no está a la altura del liderazgo que se requiere y ha demostrado estar más comprometida con la continuidad de prácticas contaminantes, que con el futuro de las personas. Existe una enorme brecha entre lo negociado en la COP25 y lo demandado en el Manifiesto Latinoaméricano por el Clima, instrumento deliberativo elaborado por la sociedad civil en paralelo a la COP25.
Nos preocupa la falta de conexión del gobierno con las demandas sociales mínimas y que este insista en no firmar ni ratificar el Acuerdo de Escazú para asegurar más participación de la ciudadanía en la acción climática. Esto es lo que la gente ha estado pidiendo durante todo el año desde las calles e incluso dentro de la COP donde las voces de la sociedad civil una vez más se ignoraron y reprimieron.
Ni las cuestiones nacionales mínimas, como la solución a las zonas de sacrificio y la recuperación del agua, ni los compromisos internacionales básicos, han sido priorizados por la Ministra Carolina Schmidt ni el Subsecretario Felipe Riesco, existiendo una gestión insuficiente y preocupante a nivel nacional e internacional. Vemos con preocupación que además, se han debilitado las estructuras institucionales en materia ambiental, interviniendo la Superintendencia del Medio Ambiente y permitiendo que el Ministerio de Economía se superponga a las decisiones del Servicio de Evaluación Ambiental, SEA.
Por lo mismo, creemos que es un paso ético mínimo la renuncia de la Ministra Carolina Schmidt y de el Subsecretario Felipe Riesco. Exigimos que se retome un rumbo que permita un trato adecuado a las demandas socioambientales en las negociaciones climáticas y en la política ambiental nacional hacia los caminos de solución que permitan entregar la presidencia el 2020 con mayores logros en materia de ambición.
Como Sociedad Civil por la Acción Climática, hacemos un llamado a no dejar de movilizarnos, a articularnos para que la sociedad civil latinoamericana completa se articule, organice y siga demandando ambición climática y un nuevo modelo, que nos permita terminar con la crisis social y ambiental que atraviesa el mundo y que hoy nos duele más que nunca en Chile. Las esperanzas por superar la crisis social, climática y ecológica sigue estando del lado de la sociedad civil organizada, de las personas en las calles y de los movimientos juveniles. Nuestra unión y empuje debe seguir con más fuerza que nunca, hasta lograr la justicia ambiental, climática y ecológica.
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Firman esta declaración:
  • Agrupación Aisen Reserva de Vida
  • Fundación Basura
  • Amerindia Chile
  • Fundación Decide
  • Centro Ecosocial Latinoamericano
  • Fundación Glaciares Chileno
  • CERES
  • Fundación Newenko
  • CEUS Chile
  • Greenpeace Chile
  • Ciudadanía Inteligente
  • Ingeniería Sin Fronteras
  • Ciudadanos y Clima
  • Colegio de Ingenieros en Recursos Naturales
  • Equipo provincial de Justicia, Paz e Integridad de la Creación, MisionerosClaretianos
  • Instituto de Ecología Política
  • Coalición Ecuménica por el Cuidado de la Creación
  • Microflora
  • Codeff
  • Modatima
  • Comisión de Medioambiente y Sustentabilidad del Partido por la Democracia
  • Observatorio Ciudadano
  • Cooperativa Minka
  • ONG Defensoría Ambiental
  • Coordinadora Ciudadano No Alto Maipo
  • ONG Ecosistemas
  • Corporación LA CALETA
  • ONG Semillas de Cambio
  • Ética en los Bosques
  • Sur Corporación
  • Fridays for Future Santiago
  • ONG FIMA
  • Vigilante Costero ONG
Ver publicación en:
https://www.porlaaccionclimatica.cl/declaracion-publica-scac-ante-resultados-cop-25-perdimos-el-tiempo-de-actuar/

martes, 10 de diciembre de 2019

Manifiesto Latinoamericano por el Clima


www.porlaaccionclimatica.cl
A propósito de la realización de vigésimo quinta versión de la Conferencia de las Partes, desde la Cumbre Social por la Acción Climática estimamos que la mayoría de los Estados Parte, así como el gobierno de Chile en su calidad de presidencia de la actual COP 25, no han manifestado una voluntad real de escuchar y considerar las voces de la sociedad civil en la agenda climática global. Es más, la indiferencia de los tomadores de decisiones ante las urgentes demandas socioambientales y climáticas ha tenido como respuesta masivas movilizaciones alrededor del mundo exigiendo profundas reformas sociales, entre las cuales las demandas por justicia ambiental ha tomado gran protagonismo, en razón de su directa relación con la necesidad de un cambio radical en modelo de desarrollo imperante.
Como Sociedad Civil por la Acción Climática, plataforma de organizaciones de una región que históricamente ha sido vulnerada por políticas extractivistas occidentales, manifestamos que no será posible pensar una política climática ambiciosa y transformadora mientras no se integren en su creación y ejecución las voces de todas y todos aquellos quienes habitamos este planeta, con especial atención respecto de aquellos afectados cotidianamente en sus territorios por las consecuencias de la crisis climática; de los pueblos originarios, indígenas, tribales y afrodescendientes, que cargan en su historia valiosos saberes y; de los niños, niñas y adolescentes (NNA) que deberán cargar con las decisiones de los agentes políticos del presente, muchos de los cuales aún se niegan a escuchar a la ciencia, y que no han sido capaces de tomar las medidas que ha exigido en reiteradas ocasiones el panel de expertos de la ONU de Cambio Climático (IPCC).
La decisión unilateral del Gobierno de Chile de suspender la COP 25 y trasladarla a España, es solo un ejemplo más de la actitud displicente con que los tomadores de decisiones se han aproximado a la sociedad civil durante las últimas décadas, lógica que hemos visto repetida a lo largo de América Latina y el Caribe en la aprobación de políticas y proyectos que amenazan el futuro de nuestros ecosistemas y territorios. Ahora, la COP que prometía ser una nueva oportunidad para poner el énfasis en las urgentes demandas climáticas de nuestra región, corre el riesgo de perder su espíritu latinoamericano y de ver alteradas sus negociaciones, priorizando la comodidad de los principales contribuyentes al aumento global de las temperaturas.
Casos como los incendios forestales en Amazonia y Chiquitania; la extracción desmedida de litio en territorios de Bolivia y Chile; el creciente fracking en Argentina; la precarización y vulneración transversal de los derechos de soberanía de nuestros pueblos originarios; y la progresiva privatización de nuestros bienes comunes, la muerte de cientos de defensores y defensoras de la Madre Tierra de la mano de compañías criminales; son casos que, si bien aquejan a nuestra región desde hace años, el sistema imperante ha consolidado y legitimado a niveles simplemente insostenibles.
Porque estamos seguros de que las decisiones se deben tomar en los territorios y no en los escritorios, decimos fuerte y claro: nunca más sin nosotros. Como sociedad civil de América Latina tenemos el derecho a participar en la toma de decisiones frente a temas que conciernen nuestra capacidad de tener una vida digna, incluso si las instancias institucionales de deliberación son trasladadas fuera de nuestro continente. En un momento de alta efervescencia social para nuestra región, manifestamos en este documento ciertos temas que, desde la Cumbre Social por la Acción Climática, creemos deben orientar el espíritu de las negociaciones, y recalcamos la necesidad de una acción climática organizada desde los territorios del Sur Global frente a la crisis climática y ecológica.
1. Agua
El agua es el componente fundamental para cualquier forma de vida en el planeta, ya sea animal, vegetal, microbiana o ecosistémica. En un contexto de crisis climática global y escasez hídrica regional, es imperativo y urgente priorizar el uso del agua hacia la protección de la vida y los ecosistemas, así como el consumo humano con especial énfasis en el uso de comunidades campesinas, por sobre cualquier otro tipo de actividad económica. Junto con esto, se debe priorizar una distribución bajo criterios democráticos y asegurar que la calidad de las aguas sea optima de acuerdo con su uso. De igual modo, el cuidado y recuperación de los suelos y bosques devastados por la sobreexplotación y desertificación es una condición necesaria para asegurar la provisión de alimentos, la circulación del agua y la reducción de gases de efecto invernadero.
Casos paradigmáticos como el de Chile, en el cual a través de un dictadura militar se instauró un mercado del agua, desconocen la importancia de este vital elemento para los ecosistemas, y la importancia de su acceso como un derecho humano. Esta y otras situaciones de comodificación de bienes comunes requieren de cambios profundos y estructurales en las regulaciones constitucionales y legales, además del fortalecimiento de la participación efectiva de las comunidades, pueblos y territorios en la gestión de la distribución y saneamiento de este elemento. De la misma manera es urgente que nuestros gobiernos garanticen la protección inmediata a todas las reservas agua dulce incluyendo acuíferos, glaciares y humedales.
2. Naturaleza
Todo sistema vivo requiere de un intercambio esencial y dinámico con el medio que habita y las partes que lo componen. Estas relaciones ecosistémicas dependen de dimensiones incomprensibles en su totalidad por la humanidad, sin embargo, hemos logrado afectar de forma significativa los procesos biofísicos a escala planetaria, que hoy amenazan la mantención de las condiciones mínimas que permiten la vida en la Tierra. El desafío que nos impone la crisis climática no puede restringirse exclusivamente a reducir nuestras emisiones, sino que debe involucrar la construcción de un nuevo relacionamiento con la Madre Tierra, que ponga en el centro el respeto íntegro de toda la vida como un principio fundante de nuestros pueblos, culturas y territorios.
La descolonización de nuestra relación con la Pachamama comienza por comprender que la biodiversidad de nuestro planeta, incluyéndonos, requiere de la protección de elementos que no hemos considerado hasta ahora vivos, pero que son esenciales para el desarrollo la vida, entendiendo que lo trascendental de su protección debe ir por sobre su eventual utilidad para la humanidad. En ese sentido, es necesario que los Estados, en particular los de Latinoamérica y el Caribe, definan marcos regulatorios para la protección de los ecosistemas, por sobre los intereses mercantiles del capitalismo global, sobre todo aquellos considerados de relevancia internacional como Amazonas, Sistema Altoandino y Criosfera.
3. Transición energética
El bienestar de la Madre Tierra y de sus bienes comunes están puestos en entredicho, producto de un modelo de generación energética basado en combustibles fósiles, impuesto por Europa desde la Revolución Industrial. Dicho modelo trajo consigo una contaminación sistemática de nuestros territorios, y es la causa principal del aumento de la temperatura global que hoy pone en riesgo la mantención de los ecosistemas. Como pueblos Latinoamericanos somos herederos de una larga historia de explotación, que en materia energética se expresa en un sistema de generación y distribución mercantil, antidemocrático y destructivo.
Es imperante cambiar nuestro paradigma energético actual por uno que reconozca el valor de nuestros territorios como reservorio de vida planetaria. Ante esto, es necesario que los actores públicos y privados responsables de la crisis climática (cuyos protagonistas provienen del Norte Global) comiencen cuanto antes un proceso de transformación de su matriz energética, junto a un profundo cambio cultural de sus hábitos de consumo y producción de energía, asegurando una transición justa desde una perspectiva ambiental, social y económica. Para lograr la libre determinación de nuestros pueblos y su autonomía energética, demandamos el cierre de plantas de energía en base a combustibles fósiles para el 2030, el congelamiento inmediato de las emisiones GEI y la inversión en el desarrollo de ERNC, con base descentralizada y prioridad en la eficiencia energética.
4. Nuevo modelo de desarrollo
La profundidad de la crisis climática provocada por el modelo de desarrollo impuesto violentamente por el capitalismo global, nos obliga a cuestionar sus fundamentos. La búsqueda del crecimiento económico sostenido nos tiene al límite de las posibilidades de mantención de la vida, y provoca desigualdades sociales insostenibles. El desarrollo de los países del Norte Global se ha consolidado a través de un proceso de industrialización avasallador, basado en la colonización y el extractivismo en los territorios de Latinoamérica y el Caribe. En consecuencia, se nos impuso un modelo neoliberal que permite la acumulación de capital por parte de unos pocos a través del abuso, usurpación y explotación de los ecosistemas, territorios y personas.
Para asegurar la vida digna de todos los seres vivos, es necesario redefinir las estructuras económicas y sus marcos legales institucionales, que limitan las transformaciones radicales que requiere el sostenimiento de la vida en el planeta, y que combinen de una vez por todas la justicia social con la integridad ecológica. En concreto urge transformar nuestros patrones de producción y consumo, y reconfigurar la economía hacia espacios solidarios, locales y diversos. Con este objetivo, exigimos que los poderes económicos globales, incluyendo instituciones como el FMI y el Banco Mundial, se comprometan a eliminar inmediatamente la subvención de empresas y proyectos contaminantes, la desmercantilización por parte de todos los Estados de los bienes comunes, y la redistribución de recursos y reestructuración del sistema financiero por uno que priorice el resguardo los ecosistemas y la protección de la vida.
5. Mujeres
El patriarcado capitalista está asentado no sólo en la explotación de la naturaleza, sino también en una estructura heteronormativa que históricamente ha generado violencias y desventajas estructurales contra las mujeres, las niñas y las disidencias sexuales. La crisis ecológica y climática acentúa las brechas económicas, sociales y políticas derivadas de este modelo. Frente a estas brechas y violencias, las mujeres organizadas a lo largo de nuestra región han ejercido un rol activo y movilizador en el resguardo y la defensa de los cuerpos, las comunidades y los territorios, interpelando el modelo de desarrollo vigente e implementando sistemas alternativos que combinen el desarrollo comunitario con la protección medioambiental.
Abordar la crisis climática desde una perspectiva de género no sólo precisa la adopción de medidas que se hagan cargo de los impactos diferenciados del modelo vigente sobre mujeres, hombres y disidencias sexuales. Desde una perspectiva feminista y latinoamericana, es urgente transitar hacia la erradicación de toda forma de violencia y discriminación contra las mujeres y disidentes sexuales; la reducción de las brechas económicas, sociales y políticas vinculadas al modelo patriarcal; la promoción de nuevas masculinidades; la visibilización y valoración de las tareas reproductivas y de cuidado como labores que competen a todos los miembros de la sociedad; y la visibilización de la actoría política y social que ejercen las mujeres tanto en la promoción de alternativas al modelo vigente, como en la defensa de sus territorios.
6. Pueblos originarios, indígenas, étnicos y tribales, y afrodescendientes.
Los pueblos originarios, indígenas, étnicos y tribales, y afrodescendientes son parte fundamental de la identidad cultural mestiza que compartimos como Latinoamérica, además de ser defensores ambientales de nuestros territorios desde la llegada del extractivismo a nuestro continente. Estos pueblos han debido soportar durante siglos desigualdades que los han excluido de las gobernanzas que administran los territorios y los bienes comunes. Estos pueblos continúan siendo uno de los grupos socio-políticos más empobrecidos, injustamente criminalizados y sistemáticamente vulnerados desde la colonización. Hoy la crisis climática ha devenido en una confirmación y profundización de estas injusticias. A pesar de que estos pueblos han demostrado una resistencia ejemplar frente a la dinámica de violencia y extractivismo, son uno de los grupos que más resienten los efectos negativos del cambio climático. Además, la actitud de los gobiernos Latinoamericanos los someten a incrementados niveles de conflictividad socio-ambiental, solo por el hecho de habitar en regiones geográficas altamente requeridas por proyectos de inversión extractiva.
Para acabar con la exclusión política y social que perpetúa la sistemática vulneración de su estado de derecho; reconocer su derecho a la autonomía, la consulta vinculante y al consentimiento previo, libre e informado; es necesario avanzar a una plurinacionalidad centrada en la multiculturalidad, acompañada de un reconocimiento en las legislaciones nacionales e internacionales, junto con una integración definitiva en la gobernanza climática, los sistemas de producción del conocimiento y en las decisiones de gestión y cuidado de ecosistemas y territorios. Por otro lado, es necesario que los Estados Parte terminen con sus políticas negligentes y el grave abandono frente al saqueo y destrucción de territorios, dentro de los cuales se encuentran, por ejemplo, la Amazonía y Chiquitania. 
Finalmente es necesario crear marcos legales que permitan responsabilizar a los actores perpetradores de dicha destrucción ya sea con acciones políticas y/o judiciales. 
7. Derechos humanos y cambio climático
El preámbulo del Acuerdo de París recuerda a los Estados Parte el deber de tomar en consideración sus obligaciones de respetar y proteger los derechos humanos a la hora de implementar acciones o medidas para enfrentar el cambio climático. Esto implica abordar los impactos que el extractivismo han causado en nuestras comunidades y territorios, vulnerando nuestros derechos fundamentales y llevándonos a un estado de crisis climática. Los impactos de esta crisis se profundizan particularmente en América Latina y el Caribe, en razón de las brutales desigualdades que soportan los grupos más vulnerados de nuestra región, tales como, pueblos indígenas; comunidades locales; migrantes; mujeres; NNAA; personas en situación de discapacidad y; habitantes de las “fronteras climáticas”.
Los marcos jurídicos internacionales y así como los compromisos adoptados por los gobiernos nacionales, han demostrado ser insuficientes para solventar esta situación.
Con el fin de asegurar el respeto pleno a los derechos humanos, exigimos a la comunidad internacional la necesidad de reconocer expresamente las vulneraciones a los derechos fundamentales producto de la agudización de la crisis climática en las instancias y documentos formales de negociación; demandamos que los Estados Parte de dichas negociaciones tomen medidas urgentes para limitar las vulneraciones provocadas por la crisis, tales como el desplazamiento forzado de personas y la falta de seguridad hídrica y alimentaria que sufren los territorios de nuestro continente. 
Por último, exigimos la firma y reconocimiento en las legislaciones nacionales del Acuerdo de Escazú, con el fin de asegurar que las medidas y planes para resistir los efectos del cambio climático sean inclusivos y participativos, y no generen nuevas afectaciones a los derechos humanos de los grupos más vulnerados.
8. Justicia climática
La justicia climática implica el ampliar el concepto clásico de justicia ambiental hacia el reconocimiento y correcta distribución de las responsabilidades históricas diferenciadas del calentamiento global; la reparación de pérdidas y daños ocasionados por fenómenos asociados al cambio climático; y la distribución justa y equitativa de las cargas y beneficios ambientales entre los territorios de forma intergeneracional; junto con sostener mecanismos de participación efectiva para las comunidades que han sufrido de discriminación diferencial en la toma de decisiones sobre sus territorios. La integración de este concepto en todas las políticas climáticas nacionales e internacionales es una condición necesaria para la efectiva mitigación, la correcta adaptación de los pueblos de la región latinoamericana, y en definitiva la garantización de una vida digna y un desarrollo sostenible para todos los territorios de América Latina.
Esta justicia solo podrá ser tal en cuanto los costos de su implementación sean financiamiento por parte de los Estados que se han enriquecido precisamente a través del abuso y empobrecimiento del Sur Global. Por otro lado, será necesario integrar las múltiples visiones y culturas de nuestros pueblos, así como sus diversas formas de afectación, lo que debe ser asegurado mediante mecanismos efectivos y vinculantes de participación ciudadana, que incluya a las juventudes, y que considere la consulta y consentimiento previo, libre e informado de los pueblos originarios e indígenas. Para ello, se requiere impulsar agendas políticas que pongan énfasis en la educación ambiental y en la formación cívica, lo que en definitiva permitirá a las comunidades robustecer sus organizaciones y afiatar el tejido social en el que se desenvuelven, para poder así avanzar hacia un cambio de paradigma en la escala de valores y los estilos de vida dominantes.
9. Gobernanza climática
En el contexto actual de nuestros gobiernos regionales, los cuales no han tenido la voluntad de establecer condiciones y regulaciones mínimas para asegurar el respeto de la Madre Tierra, los derechos humanos, y en particular, el derecho a vivir en un medio ambiente sano, se hace imperativo avanzar en una Gobernanza Climática inclusiva y participativa, entendiendo que los efectos de la crisis van más allá de los aspectos técnicos y/o científicos que se puedan preveer y analizar. Por ello, es necesario construir una mayor democracia ambiental para la definición, legítima y descentralizada, de metas y estrategias que permitan afrontar con mayor resiliencia la crisis climática.
En el entendido de que el principal obstáculo ha sido la falta de voluntad política, exigimos a los gobiernos y los organismos internacionales garantías inmediatas para asegurar el acceso a la información, que pueda resultar en la participación de múltiples actores, permitiendo así la transformación colectiva de la sociedad en su conjunto. Solo mediante un proceso participativo amplio, efectivo y vinculante, en el cual las políticas climáticas sean generadas de forma conjunta y colaborativa entre los territorios y las instituciones, se podrá lograr integrar un enfoque preventivo y precautorio en la aprobación de proyectos que generen impactos o riesgos climáticos, así como un financiamiento adecuado y transparente para el logro de los planes y compromisos de mitigación y adaptación.
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miércoles, 4 de diciembre de 2019

SCAC DENUNCIA INTENTO DE ENGIE DE ELUDIR SUS COMPROMISOS EN CHILE

Madrid, 4 de Diciembre de 2019. La delegación de la Sociedad Civil por la Acción Climática SCAC denunció hoy en la COP25 en Madrid que la generadora, de capitales franceses, ENGIE, está usando la actual crisis-socioambiental en Chile para poner en tela de juicio sus compromisos de descarbonización de las zonas de sacrificio. 

La empresa ya cerró dos de sus centrales más contaminantes en Tocopilla en Junio pasado y se comprometió con el cierre de las dos restantes al 2022, no obstante, hoy el medio nacional El Mercurio informó que basado en la crisis socioambiental en Chile, desde la empresa no están seguros de poder concretar dichos planes, ni menos de adelantarlos como ha sido el llamado desde la presidencia de la COP25. La firma, es la misma que pese a que cerró dos centrales en 2019 por una 170MW de capacidad, entró en operación una nueva central llamada Infraestructura Energética Mejillones en mayo de 2019, la más grande central termoeléctrica jamás construida en Chile con 375MW de capacidad la que aumenta las emisiones del país. Por otro lado, Engie además tiene otra unidad aprobada ambientalmente con una capacidad por 375MW también en Mejillones. Actualmente no se sabe el futuro de dicho proyecto. Engie, después de AES GENER, es la segunda responsable de las emisiones de gases de efecto invernadero en el sector energía.

“Con eso se  constata la fragilidad de los compromisos asumidos en el plan de descarbonización y que éstos estén en manos de los accionistas de Engie. La ambición climática de Chile debería estar asegurada en una ley, a lo menos, y no estar sujeta a las decisiones de las empresas”, dijo Samuel Leiva, líder de la Delegación de SCAC en Madrid.

Desde el SCAC solicitan que Engie renuncie a la construcción de su segunda central aprobada en Mejillones ante la autoridad ambiental y demostrar su compromiso ambiental global de una vez por todas. Hernán Ramírez de Fundación Terram agregó que “El fantasma de la recesión económica en Chile no puede ser usado para postergar los compromisos de descarbonización al mismo tiempo que se sigue sacrificando a las comunidades en las zonas dónde operan sus centrales a carbón”.

Finalmente, desde la delegación de SCAC en Madrid, pidieron que el ministerio de Energía tome un rol activo y no de mero observador del compromiso de descarbonización, al garantizar su cumplimiento a través del desarrollo políticas públicas que empujen su aceleración al año 2030.

viernes, 22 de noviembre de 2019

Discurso de Rodrigo Mundaca al recibir el premio de la Fundación Danielle Mitterrand 201

Pueblo de París, compañeras y compañeros de la Fundación Danielle Mitterrand, jurado de la fundación que me ha distinguido con el premio Danielle Mitterrand 2019, compañera que representa un símbolo en materia de defensa y promoción de los derechos humanos en el ámbito Político, Económico, Social y Ambiental,  a nombre de mi organización, el Movimiento de Defensa por el Acceso al Agua, la Tierra y la protección del Medio Ambiente, MODATIMA, quiero darles las más sinceras y profundas gracias.  
América Latina es la región más peligrosa del mundo para las mujeres y los hombres que a título personal u organizado defienden los derechos humanos ambientales, es decir el derecho al agua, la tierra, el derecho a vivir en un medio ambiente libre de contaminación. En nuestro continente diariamente son asesinados las y los defensores de los derechos humanos ambientales, y la explicación es simple, pero también humanitariamente cruel, quienes luchan por el agua y la tierra “atentan” contra lo codicia de quienes transformaron estos bienes naturales comunes, en una fuente permanente de riqueza y también de desigualdad. 
La apropiación del agua y la tierra da cuenta de un patrón de acumulación por desposesión, y esto se repite en todos y cada uno de los países de América Latina. Poderosas empresas transnacionales como ENEL, AGUAS DE BARCELONA, SUEZ, se apropiaron del agua de nuestro continente y obtienen todos los días enormes dividendos con la “venta de agua potable” a nuestra población. 
En América Latina el abuso de poder contra las y los que defienden los derechos humanos ambientales tiene un patrón común, el uso de la fuerza pública para permitir la instalación de las industrias extractivas en nuestros territorios, el uso de la fuerza pública para perseguir, agredir y matar a quienes defienden el agua y la tierra, el abuso de poder que se expresa desde la norma, es decir, no se puede exigir que el agua sea un derecho, ya que eso debilita y atenta contra “la economía”, y los abusos de poder desde el discurso, ese que sostiene que las y los defensores de los derechos humanos ambientales son rojos vestidos de verde, activistas sobre ideologizados, extremistas que atentan contra el buen desarrollo. 
El abuso de poder y su patrón común está instalado en América Latina, y lo ejecutan desde el Estado policial, desde las empresas de capitales nacionales y transnacionales, costosos equipos de abogados se encargan de llevar a tribunales a quienes defienden el agua o la tierra como derechos, y los juicios son eternos, hasta cansarnos o definitivamente terminar con nuestros huesos en las cárceles, se pagan agentes para espiar nuestros movimientos, intervenidas todas nuestras comunicaciones, y también se asesina a quienes persistente y coheréntemente siguen sin pausas adelante, y como no recordar a Berta Cáceres, lideresa del pueblo Lenka, premio Goldman 2015, y que la madrugada del 3 de marzo del 2016 fue asesinada en su casa, un par de sicarios terminaron con su vida por oponerse a los proyectos extractivos que iban a dejar sin agua y sin tierra a su comunidad, para Berta Cáceres nuestro compromiso de seguir adelante. También no puedo dejar de mencionar al Alberto Curamil, Premio Goldman 2019, y que hoy padece prisión política en las cárceles de Piñera, producto de falsas imputaciones.
Y vengo de Chile, el paraíso del Neoliberalismo, allí, donde todos y cada uno de los derechos sociales, todos y cada uno de los bienes naturales comunes se encuentran transformados en objeto de lucro, usura y exclusión. 
En Chile, un derecho humano esencial y básico para el cumplimiento de todos los demás derechos, y me refiero al agua, se encuentra privatizado, en rigor, sus fuentes de agua desde el año 1981, y la gestión de las mismas, es decir las sanitarias, desde el año 1998 en adelante, esto último es lo que le permite obtener enormes dividendos a empresas como Suez por ejemplo. 
Vivo en la provincia de Petorca, provincia que es planetariamente conocida por su producción de aguacates, provincia que también es conocida por que allí se producen aguacates de exportación a costa del sacrificio de nuestras comunidades y territorios, un frutal que ustedes disfrutan a diario, pero que requiere enormes volúmenes de agua para su producción, esa agua que hoy no existe en nuestros ríos, agua que hoy se nos suministra a través de camiones aljibes, en tanto los empresarios de los aguacates siguen incrementando sus fortunas y privando a nuestras comunidades del más elemental bien natural, el agua. 
Porque sucede esto? Sucede porque en Chile el agua esta priorizada para la industria del despojo, sucede porque en Chile robar agua es una falta administrativa, porque usted puede secar los ríos y seguir extrayendo agua a cientos de metros de profundidad, sucede porque existe un arreglo entre gran parte de la ilegítima casta política y los empresarios para mantener el modelo privado de agua, ese modelo que hoy remata ríos, ese modelo que se encuentra capturado por los gobiernos de turno, hoy el gobierno de Piñera es un furibundo partidario de la privatización del agua, en rigor, es necesario decir que los anteriores gobiernos también.
Piñera ha actuado de forma coherente con su forma de pensar, coherente puesto que es uno de los alfiles más destacados del neoliberalismo, y por ende tiene al interior de su gobierno un ministro de agricultura que es dueño del agua, sí, dueño de  más de 29 mil litros por segundo, lo que equivale al abastecimiento de agua dulce de  12 millones de personas. 
En Chile el 63% de la población mestiza e indígena vive en regiones declaradas Zonas de Emergencia Agrícola por Sequía, y lo hemos dicho a los 4 vientos, lo hemos declarado en todos y cada uno de los espacios posibles, NO ES SEQUÍA, ES SAQUEO, porque en nuestro territorio los cerros están verdes y llenos de Paltos, y los planos, los ríos, se encuentran transformados en páramos secos e inhóspitos, ahí, donde nuestros hijos no conocen los ríos, ahí, donde todo el ciclo hidrológico se encuentra fracturado por este modelo de despojo, ahí donde son más importantes los aguacates que la vida del pueblo pobre y sencillo. 
Luchamos por hacer del agua un bien común y su acceso un derecho humano, y por cierto que no hemos estado ajenos a lo que ha sucedido en Chile durante este último mes, en particular desde el 18 de Octubre del 2019 en Adelante, Piñera semanas antes hablaba de que Chile era un oasis, se ufanaba de ser el presidente con la mayor adhesión, se ufanaba de la estabilidad política y comercial, sin embargo, en un mes quedó en evidencia la más brutal de las desigualdades, porque fue el pueblo, fueron los sencillos los que salieron a la calle, y lo hicieron siguiendo el ejemplo de los estudiantes, esos que una semana antes del estallido social comenzaron a burlar el pago del metro, a propósito del aumento de las tarifas de transporte, esa acción, EVADIR, NO PAGAR OTRA FORMA DE LUCHAR, fue la gota que rebalsó el vaso.
Son más 30 años en que la elite política, económica y empresarial se ha enriquecido a costa del sacrificio de nuestras comunidades y territorios, y en la calle están las demanda por terminar con la privatización del agua, terminar con la privatización de los fondos de pensiones de los trabajadores, terminar con la privatización de la educación, de la salud, por tener una vivienda digna, por terminar con las zonas de sacrificio, por establecer una nueva norma jurídica, es decir una nueva constitución, una que sea escrita desde la hoja en blanco, que sea plurinacional y paritaria, que consagre derechos y no privilegios, porque sí compañeras y compañeros, la crisis en Chile es Social, pero también es Ambiental y también es de humanidad, y la respuesta del gobierno de Piñera ha sido brutal, capitulando a los primeros días de movilización. 
Si, capitulando al transferir el control político y militar a las instituciones que concentran el monopolio de las armas, decretando estado de emergencia, toque de queda, con miles de detenidos, a la fecha 2.391 heridos en Hospitales, con 222 personas, hombres y mujeres que han perdido uno o dos ojos producto del disparo artero, cobarde y criminal de la fuerzas policiales. Ellos y ellas son la cara más brutal de la violación sistemática de los derechos humanos, cometidos por agentes del estado en contra de un pueblo blindado de coraje y dignidad, ese que hoy cuenta con una primera línea, jóvenes que con improvisados escudos enfrentan a las fuerzas policiales, y avanzan, resisten, reexisten, gracias por tanto coraje. 
Concluyo, el presente es incierto, se abrió un nuevo ciclo, y de nosotros va a depender la profundidad del mismo, de nosotras y nosotros depende cambiar el orden de cosas actual, de nosotros y nosotras depende pasar a la delantera, derrotar la cultura del miedo, derrotar a quienes hoy nos tienen sometidos a la inteligencia policial, ya que somos blanco de interés, y estamos aquí, de frente, para decirles a ustedes, pueblo Francés, que no vamos a claudicar, porque entendemos la necesidad de protagonizar el presente, y también lo que nos queda de futuro, de Pie, jamás de rodillas, y vamos a vencer, vamos a ganar, así se nos vaya la vida en el intento. 
Muchas Gracias
En París  20 DE Noviembre del 2019
Rodrigo Mundaca
Vocero Nacional de MODATIMA.
Fuente: MODATIMA