Buscar este blog

miércoles, 8 de abril de 2020

Chile Sustentable propone incorporar cierre de termoeléctricas a Ley Marco de Cambio Climático

Sara Larraín durante webinar sobre reformas para avanzar hacia la carbono neutralidad.
  • En el encuentro virtual, organizado por el Observatorio Ley de Cambio Climático del (CR)2 y Centro de Derecho Ambiental, ambas instituciones de la Universidad de Chile.
  • Larraín puntualizó que incluso se podría incorporar en los artículos transitorios el número y cronograma del cierre o reconversión programado de las 27 centrales existentes hoy.

La directora de Chile Sustentable, Sara Larraín, dijo este lunes que no hay que esperar una ley específica para asegurar el cierre gradual de las termoeléctricas a carbón, tecnologías cuyas emisiones agravan  el calentamiento global, sino que se puede incluir  aquello en la propia Ley Marco de Cambio Climático. La dirigenta ecologista hizo este planeamiento durante un webinar abierto en que ella junto al ex ministro de Medio Ambiente Marcelo Mena y el jefe de estudios del Consejo Minero, José Tomás Morel, comentaron el estudio “Identificación de reformas legales para alcanzar la meta decarbono neutralidad en Chile al 2050”.
El informe fue desarrollado por el Observatorio Ley de Cambio Climático, iniciativa del (CR)2 de la Universidad de Chile. El encuentro virtual, en tanto, fue organizado en conjunto con el Centro de Derecho Ambiental, también de la Universidad de Chile y la Comisión de Medio Ambiente del Senado.
Tú puedes incluir  en el texto (de la Ley Marco de Cambio Climático) un parafraseo donde diga que se terminará o se irá reduciendo gradualmente la generación mediante tecnologías en base a combustibles fósiles, empezando con el  más sucio, que es el carbón indicó Larraín durante su exposición. En su visión, incluso es posible incorporar en los artículos transitorios un cronograma del cierre o reconversión para las 17 centrales a carbón que aún no tienen fecha de clausura, en coherencia con el cronograma de las 10 plantas cuyo término ya fue comprometido por la industria (8 anunciadas en julio pasado y 2 durante la COP25 en Madrid en diciembre). 
Sobre las 17 centrales aún sin fecha de cierre la autoridad ha informado que deberían dejar de operar al año 2040, es decir en un horizonte de 20 años.  Dejarlo en la ley permitiría coherencia con la política climática del Estado para la carbono neutralidad al 2050, dejando así de estar sujeta a la voluntad de las empresas y los gobiernos de turno .
Actualmente la Ley de Cambio Climático se encuentra en tramitación en la Comisión de Medio Ambiente de la Cámara de Diputados, en período de audiencias públicas y es clave incluir el cierre de carboneras en ese proceso. Si esperamos una reforma de la Ley Eléctrica puede ser demasiado tarde afirmó la dirigenta. Agregó que no afecta derechos constitucionales, como dicen algunos juristas, pues la Constitución reconoce, por un lado, la garantía de vivir en un medio ambiente libre de contaminación  y, por otro, la función social de la propiedad, que se refiere esto último a condiciones sociales y ambientales del emprendimiento
Explicó Larraín que otra acción relevante para reducir las emisiones de CO2, además de la corrección y el incremento del impuesto verde a las emisiones, es aprovechar ahora el proceso de actualización de la Norma de Emisión para Centrales Termoeléctricas (Decreto13), proceso que fuera ordenado en febrero de este año por la Contraloría. La idea es incluir en la norma una regulación de emisiones máximas de CO2, contaminante atmosférico que ya está gravado por el impuesto verde.  
Explicó que la actualización del Decreto 13 debe mejorar el estándar, al menos incorporando los niveles recomendados por la Organización Mundial de la Salud para la emisión de material particulado, óxidos de nitrógeno y dióxido de azufre, e idealmente alcanzar exigidos en la Unión Europea. Además, regular las emisiones de metales pesados como vanadio, plomo y mercurio, como estaba incluido en el expediente original (año 2010) de la norma de emisión para termoeléctricas .  
Esto implicaría el aumento en el costo de la generación a carbón y eso es tremendamente importante, pues el costo social de las emisiones de CO2 es de 32 dólares y no los 5 que consigna el impuesto verde. Ello ayudaría a develar los verdaderos costos sociales de esta tecnología y los co-beneficios en salud  si apuramos la transición energética. Esto es clave, para terminar con la zonas de sacrificioindicó Sara Larraín. De esta forma, al sincerarse cuanto cuesta la generación a carbón el Coordinador Eléctrico Nacional, luego de despachar centrales solares, eólicas e hidroeléctricas, que son las más económicas, podría autorizar para su ingreso al Sistema Eléctrico alternativas limpias como la solar con almacenamiento y  geotermia.  
A su turno, Marcelo Mena coincidió en la necesidad de incorporar el CO2 en la norma y los planes de descontaminación, sin embargo explicó que esto tiene dificultades al ser el calentamiento global un fenómeno que no se considera incide directamente en la salud a nivel local, por lo cual se requieren cambios normativos más profundos. Establecer cuáles son los valores de saturación es algo muy interesante. Pero con el marco regulatorio vigente, con un Tribunal Ambiental, un Tribunal Constitucional y una Contraloría, un plan de descontaminación o una zona saturada es vulnerable legalmente, y por tanto aunque se nos ocurrió hacerlo en su momento, sabíamos que esto podía terminar rápidamente fuera por estar regulando algo que quizás no es un contaminante directo que afecte la salud puntualizó.
Hallazgos del estudio
Durante el encuentro las investigadoras del CR(2) Pilar Moraga y Dominique Hervé expusieron los principales resultados del informe. Entre ellos que la mitigación debe ser entendida más allá de la acción humana (mitigación sectorial); la meta de carbono neutralidad requiere reformar diversos cuerpos legales y dictar nuevas normas; las reformas legales de cada cuerpo normativo identificado impactan diversos sectores productivos; las reformas dicen relación con las normas de diversa jerarquía normativa (constitucional, legal y administrativa); y son posible de agrupar en tipologías regulatorias (prohibiciones, incentivos).

jueves, 2 de abril de 2020

Pandemia y crisis climática, desafíos para un nuevo pacto social #SCAC

Declaración de SCAC ante postergación de la COP 26 

A causa de la pandemia Covid-19 se ha anunciado la postergación de la Conferencia de las Partes de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC), que debía ocurrir en noviembre de este año. Desde la Sociedad Civil por la Acción Climática (SCAC) apoyamos esta decisión y consideramos que está a la altura de la crisis sanitaria que enfrentamos. Pero ¿Estaremos a la altura para enfrentar la crisis climática y ecológica?
Esta postergación, no es sinónimo de que los Estados puedan dejar de lado sus compromisos climáticos ni ambientales. La vulnerabilidad frente al cambio climático y la contaminación atmosférica nos hace más sensibles a este tipo de emergencias: Comunidades sin agua, como La Ligua y Petorca, no pueden cumplir con los mínimos de higiene necesarios y las personas que viven en zonas de sacrificio ambiental, como Coronel, Quintero, Puchuncaví y Ventanas, por mencionar solo algunas, se verán afectadas más gravemente al ser más susceptibles a padecer problemas respiratorios.
Esta crisis sanitaria está relacionada con la destrucción de la naturaleza y la pérdida de hábitats naturales de las otras especies; con la forma en la que nos alimentamos y conseguimos ese alimento y también en cómo nos entendemos como sociedad. Es por eso que hay que abordarla desde todos esos lugares.
Así mismo, las medidas de reactivación económica que pensemos, deben reconocer la oportunidad para acelerar la transición económica hacia un modelo centrado en el cuidado de las personas, la preservación de la vida y la una relación armónica entre la sociedad y el medio ambiente, avanzando hacia una sociedad más justa y equitativa. Es por ello que el proceso que enfrentamos no puede sacrificar los compromisos climáticos ni vulnerar los derechos humanos, debe enraizarse en ellos y utilizarlos como punto de partida.
Sería una enorme contradicción, en medio de esta crisis sanitaria así como en un futuro escenario de reactivación económica, que el Estado rescate empresas contaminantes, que dañen el medioambiente o vulneren derechos. Los recursos estatales se deben invertir en apoyar emprendimientos limpios, generar empleos en sectores compatibles con la salud y compromisos climáticos, en fomentar la investigación aplicada sobre los efectos antrópicos en nuestro territorio, con transferencia educativa hacia nuestras comunidades.
Este año no habrá COP 26, pero es el momento para que las naciones del mundo se replanteen sus compromisos y tal vez el mecanismo que se está utilizando para alcanzarlo, ya que en 26 años de negociaciones, seguimos estando muy atrás en lo que se requiere para mantener el calentamiento global por debajo de los 1,5ºC. Esta crisis marcará un nuevo comienzo, en el que tenemos la oportunidad de acelerar las medidas para la preservación ambiental, el cuidado de la naturaleza y de las personas, lo cual será clave para seguir escribiendo la historia de la humanidad. 
Descargar declaración AQUÏ

domingo, 22 de marzo de 2020

Información Importante #COVID19

Presidente Sebastián Piñera informa y ordena lo siguiente:
  1. Cuarentena estricta a Puerto Williams (Región de Magallanes).
  2. Aduana marítima estricta en el Estrecho de Magallanes.
  3. Endurecimiento de aduana sanitaria para Chiloé.
  4. Cordón sanitario para la comuna de Chillán.
  5. Prohibir tránsito a 2das. viviendas.
  6. Regreso obligatorio a quienes están en 2das. viviendas deben retornar a comuna de origen.
  7. Progreso de aduanas sanitarias.
  8. Cuarentena obligatoria a extranjeros y nacionales que vengan desde el extranjero.
  9. Toque de queda nacional desde las 10 pm a 5 am.
  10. Inicio en una semana uso de testeos rápido a niños y jóvenes, a contar de la semana subsiguiente.
  11. Los que están en cuarentena y no pueden cumplirla, sean internados.
  12. Control policial en Providencia, Vitacura y Las Condes, para fiscalizar a quienes deben guardar cuarentena.


miércoles, 5 de febrero de 2020

Agua, vida y biosfera moderna

Por Juan Pablo Orrego | Ecosistemas | Publicación Original El Mostrador
Necesitamos transmutar nuestro país que promueve la minería a expensas de los glaciares, país que ha despedazado cuencas y asesinado ríos de mil maneras en aras del "progreso" o sea, del lucro millonario de algunos bien conocidos. Pensemos en los océanos, origen de la vida, colmados de plástico; en nuestro fértil mar ‘soberano’ depredado hasta su agotamiento por un monopolio pesquero. Pensemos en la magnífica floresta tropical de la cuenca amazónica que sufre y se encoge entre el fuego y la tala rasa para el cultivo de soya y la crianza de ganado vacuno para hamburguesas.
Hay consenso a nivel mundial que la gestión o administración humana de las aguas de la biósfera en el planeta es la causa de la crisis hídrica mundial. Hasta donde sabemos, el agua no se fuga, no se escapa al exterior de la atmósfera  ni se destruye acá abajo. De hecho, el hidrógeno en su total levedad podría escaparse de la gravedad planetaria si no estuviera enlazado con oxígeno en la molécula H2O que llamamos agua. Así, entre sus múltiples funciones ecológicas, el agua contribuye a mantener el vital hidrógeno en nuestro sistema biosférico.
La molécula del agua es notablemente resiliente, mágica. Ante los cambios de temperatura, por ejemplo, en vez de destruirse, el agua cambia de estado: hielo sólido, líquido, vapor. Es la misma cantidad de agua que mora en este planeta desde su incierta llegada a la Tierra en proceso de formación, bastante antes del surgimiento de lo viviente.
Vida, toda basada en agua, que surge también de un medio acuático que los biólogos llaman la “sopa primordial”: los océanos primigenios, calientes, magmáticos, cargados de todo tipo de elementos químicos y bajo el constante bombardeo eléctrico de los rayos. ¡Acuático y vigoroso, telúrico, el origen de la vida!
La humanidad, durante los últimos siglos -y para qué decir la moderna o civilización globalizada- hemos trastocado todo, hemos desequilibrado los ciclos de muchos elementos, entre ellos y prominentemente por su vital importancia, el agua.
Las aguas siguen estando aquí, pero ya no están donde estaban antes en la actual biosfera con la que co- evolucionamos. Esta biosfera "moderna" que se remonta a unos 66 millones de años. Que surge -nuevamente desde el microcosmos de bacterias y hongos- después del impacto de un meteorito, en lo que hoy llamamos el Golfo de Yucatán, que aniquiló cerca del 70% de lo viviente, según los expertos paleontólogos, geólogos, arqueólogos.
Por esto la necesidad imperiosa -de vida o muerte- de entender cómo funciona 'nuestra' biosfera (nuestro cuerpo extendido) y sus ciclos, y cuál es nuestro verdadero lugar en esta comunidad holográfica, compenetrada, simbiótica.
La vida, nosotros incluidos, participamos en un continuum espaciotemporal que abarca desde el más micro- hasta el más macro- cosmos. Desde el primer átomo de hidrógeno hasta el sol y más allá. Somos polvo de estrellas. Esto es concreto, atómico, molecular. Participamos absoluta y constantemente del flujo recursivo de materia (entre ellas el agua), energía e información de toda la biosfera. Es bastante alucinante percibir y asumir ésto. Hay que surfear, bailar con esta realidad, en vez de antagonizarla por temor a esta ‘unidad en la multiplicidad’ que parece atentar contra nuestra tan sobreestimada individualidad. Es necesario que nos pongamos, con la humildad que corresponde a motas de polvo y agua, al servicio de nuestra propia naturaleza.
Dedicarnos a restaurar las residencias de las aguas en la Tierra: océanos y mares (¿podemos restaurar las nubes?), glaciares, ríos, lagos, humedales, estuarios, todos los cuerpos basados en agua de todos los organismos, nuestros propios cuerpos humanos. Es interesante que a todos los anteriores les digamos “cuerpos” de agua, ¿verdad? Conservar la ‘biodiversidad’ que somos mayormente agua y que ‘capturamos’ carbono en nuestros cuerpos, para que así no ande flotando en la atmósfera en forma de CO2, provocando efecto invernadero.
Reforestar las cuencas hidrológicas con sus especies nativas, recuperar ecosistemas. Pensemos en todos los humedales fastuosos de biodiversidad, vitales cuerpos de agua y vida, desaparecidos bajo Concepción y Valdivia, y bajo el barrio industrial en la salida norte de Santiago. Pensemos en la desembocadura de nuestro río Maipo, canalizado sin mediar ninguna reflexión ambiental profunda y sistémica, con una chipeadora y un estacionamiento de camiones y contenedores encima del humedal Ojos de Agua, lleno, además, de basura domiciliaria. ¿Qué nos pasa?
Necesitamos transmutar nuestro país que promueve la minería a expensas de los glaciares, país que ha despedazado cuencas y asesinado ríos de mil maneras en aras del "progreso" o sea, del lucro millonario de algunos bien conocidos. Pensemos en los océanos, origen de la vida, colmados de plástico; en nuestro fértil mar ‘soberano’ depredado hasta su agotamiento por un monopolio pesquero. Pensemos en la magnífica floresta tropical de la cuenca amazónica que sufre y se encoge entre el fuego y la tala rasa para el cultivo de soya y la crianza de ganado vacuno para hamburguesas.
Necesitamos sanar la biosfera, devolverle su integridad, su audaz equilibrio.
Restaurar y restaurar. Solo así se restablecerán los ciclos biosféricos, y “la” agua, y muchos otros asombrosos elementos vitales volverán a estar más o menos donde estaban antes del descalabro provocado por nosotros.
Algo que contribuye a tener más perspectiva es recordar que la vida misma, las bacterias y todo lo más profundo que la subyace, bailan alegremente en torno a los descalabros biosféricos. La vida ha evolucionado a punta de sucesivos “eventos de nivel de extinción”. Es indestructible mientras el sol esté en su fase ‘benéfica’. El tema álgido hoy es la supervivencia de la humanidad como la conocemos. Ahora, si seguimos portándonos como pésim@s vecinos y vecinas para la comunidad biosférica, entonces nos mereceremos un destino apocalíptico y que surja una nueva biósfera con otro entramado bioecológico, quizás sin humanos. Con seres que sepan manejar/administrar/gestionar mejor el flujo intimidante de materia (entre ellas las aguas), energía e información en este planeta agua/tierra, vitalizado desde los altos cielos por el Inti… Tao… Antü … Sol… Sun… portentoso.