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miércoles, 19 de abril de 2023

Rumbo a la Conferencia Regional en Guatemala; con los hermanos y hermanas Waterkeeper Latinos

Desde 2019, nuestra organización ha prevalecido con la esperanza de poder ser un aporte en el área socio ambiental, yendo incluso más allá del activismo y de la difusión de problemáticas ambientales locales; o de la legítima crítica independiente y/o ciudadana que, en más de alguna ocasión, nos ha tocado representar y defender. Creemos, firmemente, en la generación de propuestas concretas y urgentes a problemáticas reales, siempre, desde una óptica o perspectiva local, territorial de integración socioambiental. 

En 2020, en Chile, después de meses de una movilización social sin precedente, poniendo en jaque al modelo político económico imperante, sobrevino una pandemia mundial que obligó a nuestra organización, a "dar un giro de timón", reorientar planificaciones, estrategias y proyecciones, ante un escenario económico adverso y una crisis multidimensional. Todo esto, además, sumado a una operación organizacional en déficit, desde antes de 2019, debido a la disminución de fuentes de financiamiento habituales. Junto a ello, reconociendo debilidades propias desde el rol organizacional, tuvimos que reforzar nuestros objetivos y potenciar equipo, o staff, de trabajo y tomar decisiones entre: morir dignamente por los logros alcanzados, ó, alcanzar nuevas metas u objetivos. Se opta, obviamente a estas alturas, por lo segundo con la esperanza de fortalecernos para seguir creciendo. 

A fines de 2020, de forma indirecta, nuestra organización recibió demanda judicial por comunicar y difundir públicamente, a traves de nuestros canales y medios disponibles, la problemática derivada de un loteo inmobiliario contiguo a un santuario de la naturaleza (Arcos de Calan) y a playas o bienes fiscales. Este proceso aún se mantiene en litigio y ha significado un largo trabajo específico no contemplado en el área legal, con todo lo que ello conlleva.

En ese contexto (2019), operando en déficit y con un aumento sostenido de solicitudes o denuncias ciudadanas a traves de los protocolos formales de nuestra organización (Denuncias Ciudadanas Responsables que hoy no podemos responder al 100%), surge la posibilidad de generar una alianza de colaboración y participación en un Proyecto de iniciativa privada, de conexión local, con un enfoque conservacionista y de crecimiento sostenible, que genere y fortalezca la integración social junto al respeto por la naturaleza; y que, además, puede ser replicable donde se puedan dar las condiciones para su emplazamiento siendo, al mismo tiempo, una fuente de financiamiento permanente que permita regular déficit, ampliar y fortalecer el campo, y espectro de acción, de nuestra organización. 

El Campus NACE; para la conservación; por la Innovación;
y, por el Desarrollo. [Campus NACE: Conservación I+D]

Frente a éstos escenarios complejos mencionados, desde fines de 2019, comenzamos a gestar y ser parte del proyecto Campus NACE: Conservación I+D, el que ha ido madurando y consolidándose con en el tiempo. Partiendo de una idea primitiva que ha ido evolucionando y logrando, desde su inicio, involucrar a la comunidad como una virtud dentro del proceso y, desde una perspectiva privada y privado-pública (B2B; B2G), involucra tambien a nuestro medio ambiente o naturaleza, permitiendo una rentabilidad social y ambiental, como eje transversal y un objetivo central del proyecto. Todo esto se ha ido desarrollando de forma natural y fruto de un gran trabajo de equipo que le da el sustento, profesional-técnico especializado, en la distintas áreas o líneas de desarrollo con un Staff consolidado y una serie de indicadores de logro ya cumplidos.

Esta proyección y/o evolución se ha ido dando en distintos países de América latina, entre ellos: Ecuador; México; Colombia; Perú; Honduras; Brasil y Chile y hemos ido conformando equipos de trabajo, haciendo las conexiones y, en base a la experiencia adquirida, generando vínculos y alianzas estratégicas junto a las comunidades locales con organizaciones ancla o estratégicas que se van sumando como socios y nos apoyan en ese sentido. Así también, con autoridades locales de cada país. Principalmente, orientado en lugares donde existe escasez hídrica; zonas rurales, donde el agua es de baja o mala calidad (sequía; contaminación por minería química, pesticidas, etc.). Por ejemplo, en el área del proyecto en Ecuador, en la zona de Cuenca y Oña, se está planificando un piloto con Centerline (organización local) que permita mejorar la calidad de agua en sus procesos de tratamiento y enfrentar problemáticas de salud derivadas de un consumo de agua de baja calidad. También, hemos avanzado en Oaxaca donde ya estamos evaluando una zona que podría ser Mazunte. 

El Campus genera una economía circular a escala hacia afuera, donde incluso se pueden hacer pilotos o pruebas en áreas específicas y también es un centro de investigación y desarrollo de tecnología aplicada, hacia dentro, en distintos niveles, en temas o líneas de agua; alimento; y energía, buscando la emisión cero o captura de carbono y eliminación de desechos de manera eficiente que permita contribuir en los ODS y enfrentar el cambio climático. 

En lo personal, y como organización, nos corresponde ver el tema relacionado a la conservación y operaciones en la línea agroalimentaria; permitiendo ser un soporte de ingresos permanente para nuestra organización y, en la medida que vaya evolucionando el proyecto, contribuya a potenciar nuestra capacidad de respuesta ante solicitudes de personas naturales o jurídicas. Cumplir objetivo de nivelar déficit y cubrir financiamiento, en alianza con Campus NACE y nuestro propio staff, nos permite proyectarnos en el desarrollo de iniciativas, actividades y/o programas de educación específicos en distintas áreas, de manera directa e indirecta, presencial o virtual, ampliando exponencialmente áreas o temas en el ámbito de la investigación, ciencia y ayuda social en distintos rangos y contextos, elevando significativamente la capacidad de respuesta ante solicitudes ciudadanas canalizadas a traves de nuestra organización, como así también, en una de las áreas más importantes que debemos fortalecer: la educación ambiental (Multinivel), que hemos fortalecido con la academia y sistemas de educación establecidos. Así tambien, en lo relacionado a establecer un monitoreo continuo en tiempo real y análisis de agua permanente, con un laboratorio móvil estandarizado, y a traves del campus, poder acceder a análisis de muestras de agua (u otras) con Universidades y laboratorios certificados en convenio. 

En enero de 2021, participamos en Reacciona por el Clima quedando entre los 48 finalistas a nivel nacional de 1500 participantes. 

En Junio de 2022, en el marco de la conferencia global de la alianza Waterkeeper en Washington DC, Rodrigo de la O, director de la ONG Vigilante Costero (Maule Itata Coastkeeper), recibe, de sus pares latinos, el honor de adjudicarse el Terry Backer Award 2022, por su trabajo en defensa de nuestras comunidades y nuestro medio ambiente.
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sábado, 25 de marzo de 2023

La crisis climática es una crisis del agua

Esta semana, muchos de nosotros de todo el mundo, incluidos ambientalistas, políticos, líderes corporativos y más, nos reunimos en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Agua en Nueva York. Durante tres días, discutimos la importancia del agua limpia y destacamos cómo es el factor fundamental para alcanzar todos los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. Sobre esta histórica reunión sobre el agua se cierne una amenaza persistente y existencial: que la crisis climática sea una crisis del agua. Todos sabemos que la crisis climática ya está causando daños a las comunidades en todo el mundo, pero un impacto menos conocido pero grave es cómo el cambio climático y sus síntomas amenazan la calidad y el acceso al agua potable en todo el mundo.

Según las Naciones Unidas, se proyecta que el acceso limitado al agua potable afectará a aproximadamente 5 mil millones de personas en todo el mundo para el año 2050, en gran parte gracias al cambio climático. Sin agua limpia, no podemos hacer ningún progreso real para abordar la pobreza, el hambre en el mundo, la igualdad o la paz. Esa es la realidad de la situación, pero desafortunadamente, es algo que muchas personas no logran comprender. Recientemente, fui coautor de un nuevo estudio, junto con Wändi Bruine de Bruin, Joshua F. Inwald y Joseph Árvai, que examinó hasta qué punto las personas asociaron las preocupaciones sobre el clima severo, el cambio climático y la seguridad del agua potable. Descubrimos que las preocupaciones de las personas sobre la seguridad del agua potable estaban más fuertemente asociadas con el clima severo que con el cambio climático. Estos resultados sugieren que a las personas les resulta difícil ver cómo el cambio climático amenaza la calidad de su agua.

Esta desconexión es peligrosa. Sin una mayor educación sobre la amenaza inmediata del cambio climático para el agua limpia, el público seguirá estando en riesgo y nuestros legisladores no podrán abordar esta crisis. No podemos permitir que nuestros legisladores continúen atendiendo a las industrias contaminantes mientras el cambio climático ya está afectando los suministros de agua en las comunidades tanto aquí en los Estados Unidos como en todo el mundo.

Solo en los Estados Unidos, hemos visto que el cambio climático alimenta condiciones desastrosas como las sequías en curso que están drenando los ríos Colorado y Mississippi, el impacto del huracán Ian en Florida y los incendios forestales en el suroeste. En Medio Oriente, las temperaturas están aumentando tan catastróficamente rápido que el suministro de agua y los sistemas de producción de alimentos de toda la región están amenazados. Las olas de calor y las inundaciones en Europa están exponiendo a numerosos países a la escasez de agua y a fenómenos meteorológicos extremos que amenazan la vida. Estas crisis, solo una pequeña muestra de lo que está sucediendo con los suministros de agua en todo el mundo, no son coincidencias. Son el resultado del fracaso de nuestros líderes para abordar de manera significativa la crisis climática con soluciones continuas a largo plazo.

Aunque algunos de nuestros funcionarios electos actualmente están tomando medidas para mitigar los peores efectos del cambio climático y proteger los recursos hídricos, se necesita hacer mucho más para enfrentar el momento que enfrentamos actualmente. En los Estados Unidos, hemos visto compromisos para implementar proyectos de energía limpia, eliminar gradualmente los combustibles fósiles y finalizar fuertes salvaguardas federales para proteger nuestras aguas, pero estas acciones críticas están bajo la amenaza de políticos extremistas que parecen estar haciendo una oferta para los contaminadores corporativos.

Nuestra histórica "legislación climática", la Ley de Reducción de la Inflación de 2022, solo se aprobó debido a las importantes concesiones hechas a la industria de los combustibles fósiles en la nueva ley, incluida la restauración de dos ventas de arrendamiento de perforación de petróleo y gas en alta mar que originalmente se consideraron ilegales en corte. Y actualmente, se están impulsando varios proyectos de ley de energía en el Congreso que, de ser aprobados, esencialmente darían a las industrias de combustibles fósiles y minería rienda suelta para construir proyectos peligrosos y contaminantes donde y cuando quieran.

Cuando nos unimos con el objetivo de proteger a las personas, no a los contaminadores, pueden suceder grandes cosas. Hace solo unas semanas, los miembros de las Naciones Unidas llegaron a un acuerdo para proteger los océanos y la biodiversidad que sustentan. Este acuerdo histórico debe inspirar a los funcionarios electos a hacer más para abordar seriamente la crisis climática, comenzando con un compromiso firme y duradero de poner fin a nuestra dependencia de los combustibles fósiles sucios. Mientras se permita el desarrollo de nuevos proyectos de petróleo y gas, las fuentes de agua limpia seguirán amenazadas por la contaminación, el cambio climático y el clima extremo que provoca.
Los líderes mundiales se encuentran en un momento crucial en el tiempo. Pueden dejar que las industrias contaminantes decidan nuestro destino, o pueden dar un paso al frente y comenzar a construir un futuro mejor para todos nosotros. Está claro que la protección del agua limpia no se puede lograr sin que los gobiernos se unan para enfrentar la crisis climática. Mientras reflexiono sobre la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Agua de este año, espero celebrar las victorias, pero lo que es más importante, abogar por lo que se debe hacer más para proteger nuestras aguas y nuestras comunidades.
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Marc Yaggi is the CEO of Waterkeeper Alliance.

lunes, 20 de marzo de 2023

Jornada por la naturaleza: Latinoamérica Unida por el Agua

@vigilantecosta

En un esfuerzo inédito sin precedentes, distintas organizaciones Waterkeeper de América Latina se reunieron y organizaron para conmemorar el Dia Mundial del Agua (22 marzo). Colombia, México, Guatemala, Perú, Ecuador, República Dominicana y Chile, participaron de la Campaña (Minga) simultánea de limpieza y Restauración de sus ecosistemas locales.

Latinoamérica Unida por el Agua es una iniciativa independiente, autónoma y tiene como objetivo principal la restauración ecológica y la educación ambiental, integrando a las comunidades como protagonistas de la conservación y defensa de sus recursos naturales que permita, en definitiva, conocerlos, vincularse con su entorno y amar esos lugares únicos para motivar y movilizar estrategias integrales que eviten contaminar ríos, fuentes de agua o ecosistemas frágiles.


Desde la organizaciones de base local y ciudadana estamos siempre dispuestos a compartir experiencias que nos permitan seguir creciendo y explorando alternativas que sumen a este tipo de actividades tan extraordinaria como es el disponer de un tiempo propio para limpiar lo de otros.
El desafío siguiente será reconvertir los desechos.


lunes, 13 de marzo de 2023

Ecología y derechos de la naturaleza: fuera de borrador constitucional

Se acaba de conocer los nombres de las comisiones de “expertos” que redactarán el borrador de la nueva Constitución; entre ellas, está la comisión “Derechos económicos, sociales, culturales y ambientales”, los cuales se clasifican, de acuerdo con la actualización de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, como Derechos Humanos de Tercera Generación. Al final del nombre, se mencionan los “derechos ambientales”, desde luego importantes, pero totalmente insuficientes para enfrentar la actual crisis climática y ecológica que avanza vertiginosamente.

Los derechos ambientales están incluidos en Chile desde la Constitución del 80, donde se garantiza el derecho a vivir en un medioambiente libre de contaminación y tutelar la preservación de la naturaleza, y ya sabemos cuáles han sido los resultados: totalmente deficientes. En el actual modelo económico neoliberal, sustentado en el Estado Subsidiario, el tema ecológico no está presente para nada y el tema medioambiental, avalado constitucionalmente, es considerado como una externalidad al modelo económico, centrando las políticas públicas solo en restricciones ambientales (por ejemplo, límites a las emisiones de sustancias contaminantes nocivas para los humanos), sin considerar en profundidad las variables e interacciones que afectan a la naturaleza como un todo. Solo las movilizaciones ciudadanas han podido impedir, a veces, el impacto negativo en la naturaleza.

¿Cuál es la diferencia entre medioambiente y ecología? El primero se refiere, de acuerdo con la RAE, al “conjunto de circunstancias o condiciones exteriores a un ser vivo que influyen en su desarrollo y en sus actividades”, lo cual claramente refiere a algo externo al ser vivo. En cambio, la palabra ecología es mucho más profunda. Se define como “ciencia que estudia los seres vivos como habitantes de un medio, y las relaciones que mantienen entre sí y con el propio medio”. Por lo tanto, si hablamos de medioambiente sólo operamos sobre el resultado de las interacciones ecológicas que lo generan.

Fue en la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro en 1992, y a raíz de la “Declaración de Interdependencia”, que el Dr. Zuzuki dio a conocer en esa oportunidad, cuando el concepto de medioambiente comenzó a considerarse insuficiente para abordar la interdependencia que tenemos los humanos con la naturaleza, y que el nuevo referente era la ecología. Es necesario recalcar que hubo anteriormente la Declaración de Greenpeace sobre la interdependencia (1976): “Tres leyes de la ecología: la interdependencia, la estabilidad relacionada con la diversidad y límites del crecimiento”. Sin embargo, fue a partir de la Cumbre de Río cuando se difundió mundialmente el concepto de interdependencia en el plano ecológico.

La visión ambiental está basada en “deberes” y en ella subyace la idea de que la naturaleza es un objeto de protección y el humano tiene el deber de protegerla. Pero un deber sin establecer un derecho de aquello que se quiere proteger es una imposición externa, y no hay incentivos para cumplirla, más bien hay incentivos para burlarla, sobre todo bajo la influencia de las grandes corporaciones extractivistas que rentan con los bienes naturales. En cambio, un deber que emerge de un derecho se llena de sentido y legitimidad.

Preocuparse solo de los daños medioambientales es apuntar al síntoma, no a las causas profundas; es un enfoque totalmente desactualizado para enfrentar la crisis ecológica, donde no están considerados otros problemas tan relevantes como el desequilibrio de los ecosistemas, la depredación de los bienes naturales, la reducción de la diversidad biológica y la afectación de los ciclos naturales (como el del agua, el fósforo y el nitrógeno), entre otros. Estos problemas afectan directamente a la naturaleza y sus relaciones internas.

Hoy, después de 30 años, la preocupación focalizada solo en el medioambiente ha demostrado ser completamente ineficiente para garantizar los derechos humanos ambientales de tercera generación, menos aún garantizar el más importante de los derechos humanos de primera generación: el derecho a existir. Para que este derecho se pueda cumplir -en la situación crítica en que nos encontramos- es necesario superar la visión ambiental y centrarnos en una visión ecológica, que tiene una forma integral de apreciar a la naturaleza. Ello sólo se puede realizar a cabalidad si reconocemos los derechos de la naturaleza, porque es ella la que está siendo devastada por el humano, y como consecuencia de esa acción se afectan los propios derechos humanos ambientales.

No podemos seguir considerando a la naturaleza como algo externo, porque somos naturaleza y nos une un vínculo indisoluble con sus elementos, con los cuales tenemos una relación de interdependencia. La naturaleza nos proporciona el aire, el agua, los alimentos, la necesitamos para existir. La naturaleza genera y reproduce la vida; todos los seres vivos de este planeta se constituyen en la naturaleza y cada uno tiene una función en sus ecosistemas. Garantizar los derechos de la naturaleza constituye el primer gran paso en la dirección correcta para enfrentar la crisis climática y ecológica que hemos originado en nuestro planeta Tierra. Debemos superar el antropocentrismo que se inició en el periodo de la Ilustración (que, a su vez, había superado al teocentrismo) y que ubicó al humano por sobre todo lo demás, incluso sobre la naturaleza. Debemos transitar urgente al paradigma ecológico -ecocentrismo y biocentrismo- donde la naturaleza debe ser sujeto de derechos.

Sin derechos de la naturaleza, los impactos ambientales que considera nuestro sistema jurídico solo se valoran en la medida que se afecte al humano en su economía, salud o cualquier parámetro conmensurable monetariamente, sin considerar el impacto mismo en la naturaleza, que es cualitativo y multidimensional. Con derechos de la naturaleza se puede exigir su restauración cuando sus ecosistemas han sido dañados sin necesidad de demostrar el daño ambiental a los humanos, que corre de manera paralela, ya que el derecho a un ambiente sano es un derecho humano que debe ser también exigido. Darle derechos a la naturaleza no afecta a los derechos humanos; todo lo contrario, por ser el humano perteneciente a la naturaleza, no es posible garantizar sus derechos si no se resguardan los derechos de la naturaleza.

El derecho más esencial de la naturaleza es el mismo que mencionamos para el humano: existir. En el caso del humano es el derecho a una existencia digna con libertad y seguridad, en el caso de la naturaleza es el derecho a la existencia en equilibrio ecológico. Si esto último no se cumple, la naturaleza va perdiendo vitalidad y capacidad de regeneración, lo que también afecta la dignidad y seguridad del humano y, en última instancia, su propia sobrevivencia como especie. Somos interdependientes con la naturaleza, pero de manera asimétrica, ya que nosotros los humanos no podemos existir sin ella y la naturaleza sí puede existir sin nosotros… y mejor.

Al parecer, “los expertos” de este proceso constitucional continuarán con la visión ambiental de la Constitución del 80. Si no hay derechos de la naturaleza, esta Constitución no será validada por quienes creemos que la única solución es una EcoConstitución.

Fernando Salinas - Ex Convencional Constituyente; independiente.