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sábado, 16 de abril de 2011

Recuerdos de una Tierra en que Vivíamos

Por Rodrigo de la O - 
Imagino que para muchos el programa que transmite (o transmitía) Televisión Nacional de Chile, TVN, "La Tierra en que Vivimos", nos acompaño y, de una u otra forma, sensibilizo la manera de apreciar nuestra salvaje geografía y admirar desde un punto de vista objetivo, científico, documental, pero, sobretodo, conservacionista, nuestra maravillosa tierra y hermoso país. 
De forma romántica recuerdo desde pequeño aquellos primeros chispazos de conciencia, de admiración por nuestra geografía, por nuestra naturaleza a través de ese programa. Hace unos años supe que Sergio Nuño, documentalista y creador del programa, realizaba un nuevo recorrido de norte a sur en el que debería, obviamente, quedar de manifiesto la diferencia comparativa con recorridos anteriores de la desertificación, por ejemplo, e impacto e invasión de la industria en diversos puntos de nuestro loco territorio.
La suspicacia comenzó cuando pude ver el capítulo que tocaba la zona de la Bahía de Quinteros en el que se menciono de manera superflua el gran impacto que ha tenido aquel lugar por años por una contaminación sistemática producida de manera indiscriminada, progresiva con el aval del estado, haciendo de aquel lugar un punto negro más en nuestro desarrollo y modelo industrial. Luego, curiosamente el programa no siguió al aire justo cuando debiera entrar en la zona en que trabajamos y en donde también existen evidentes modelos industriales que afectan por años al entorno y sus comunidades. Reconozco que pensé muchas teorías para su salida del aire, como que TVN no quería, por presión de gobierno, que el programa siguiera al aire y que se había hecho de los derechos. Que Nuño estaba guardando el material para que ganaran valor o que, definitivamente, existían mejores ofertas entendiendo que "Sergio Nuño" y su productora es una empresa que ofrece el producto al mejor postor. Había algunas hipótesis que me gustaban más que otras ya que como sea Nuño es, o era, el valor incólume, el principio inalienable e incorruptible que, en lo personal, siempre pensé como modelo a seguir en términos de altruismo y rectitud.
Este año “Las Costas Secretas de Chile” (sub nombre esta serie del programa) comenzó a salir al aire nuevamente y mis dudas, pensé infundadas, no tenían sentido y las ganas de ver los siguientes capítulos renacieron de inmediato olvidando aquellos prejuicios tan propios de la contaminada naturaleza humana. El punto es que cuando el programa comenzó a dar imágenes de nuestra zona, desde el Maule al Sur, me pareció que el tono objetivo e importante se comenzó a tocar de manera muy débil y aunque se hizo mención sutilmente del problema relacionado con el proyecto a carbón Termoeléctrica Los Robles y el drama que ello significaría para las comunidades aledañas, nada se menciono sobre los problemas que afecta a la comuna de Constitución y su industria de Celulosa que por más de treinta años existe en medio de la ciudad. Tampoco se menciono el gran impacto de la Central Forestal Industrial (CFI) Nueva Aldea de Celco-Arauco y la monstruosidad del Ducto, de más de 50 kilómetros de largo, en el Río Itata y su desembocadura, que es una constante preocupación para las comunidades cercanas. Impresiona ver como proyectos tan invasivos y de morbosa inversión (más de US$50 millones) posibilitan que una empresa aumente su producción (de 0,8 a 1.2 millones de toneladas de celulosa al año) con la venia del estado y vierta sus residuos al mar, por un emisario submarino de cerca de dos mil metros, en vez de al río Itata y sea esto considerado mejor. Me cuesta entenderlo, y vaya que lo he pensado, pero tirar esos desechos al río o al mar para mí es lo mismo
Por eso que resulta muy doloroso ver como Sergio Nuño y su programa "La Tierra en que Vivimos" terminan por caer en las fauces del mercado teniendo, en definitiva, que acordar pagos con la misma empresa cuestionada y en el último capitulo que se alcanzo a lanzar al aire el sábado 2 de abril por TVN (el canal de todos), cuando correspondía hacer el trayecto desde el Río Itata al sur y se esperaba una clara (y objetiva) evidencia documental de la realidad actual del río Cruces en donde Arauco-Celco protagoniza uno de los mayores desastres ambientales de nuestro país. El documentalista presenta una opinión sesgada y de carácter personal sin una contraposición necesaria y olvidando la evidencia científica expuesta y conocida. En su alocución expone que la empresa no sería responsable del daño al Río, ni al Humedal, ni de la muerte de los cisnes existentes considerando el impacto a condiciones naturales añadiendo a su vez que la empresa cumple con todas las normas y procesos. Una oda a la industria.
En síntesis, es violento darnos cuenta como esta empresa sobrepasa códigos de ética, corrompe y ostenta su poder económico en temas que incluso se están viendo a nivel de Consejo de Defensa del Estado quienes han presentado una demanda contra la empresa en donde existe una clara base de estudios científicos que avalan la tesis de el enorme daño provocado por esta empresa en el Río Cruces y su Planta Valdivia.
TVN suspendió la serie en días posteriores a su difusión para demostrar, quizás, su desconocimiento del contenido de este capitulo. Además la negociación particular de Nuño con la empresa en lo que respecta a la edición y compra de imágenes que le sirviera de elemento de prueba en el caso que el CDE mantiene en curso es, como mínimo, extraño. Me pregunto si este material hubiese sido contrario la empresa hubiera tenido la misma intención de obtenerlos o, en un caso hipotético y más grave, si la empresa impuso económicamente los términos de los resultados de los mismos. Solo pregunto.
Surge el debate y seguimos atentos con la esperanza que la coordinación activa y organizada de la ciudadanía pueda, de una buena vez, terminar con el imperio de esta empresa, y otras, sobre las comunidades costeras que en definitiva son las que tienen que lidiar con su expansión y sus desechos.
Hoy la empresa quiere construir un nuevo ducto en la Caleta de Mehuín para poder seguir produciendo en la Planta Valdivia. Con muchas irregularidades y con el aval del estado nuevamente, siguen tiranizando a las comunidades y obligando a cambiar sus formas de vida, su cultura, dividiéndolos, comprándolos y ensuciando el patrimonio de todos. El moral y el natural.
Será tiempo de levantarse y exigir respeto. Me pregunto de nuevo.
Notas Relacionadas:
http://www.elamaule.cl/admin/render/noticia/4708