Concepción, Chile, Viernes 22 de mayo de 2009 (Fuente: http://www.cronicachillan.cl/)
Iniciativa de ONG internacional tiene bajo su crítica observación la costa de Ñuble
En la zona el guardia ribereño tiene como desafío monitorear lo que ocurre con el emisario submarino de Nueva Aldea.
Cada día en todo el orbe se hacen más necesarios proyectos de vigilancia ambiental como el que está impulsando la ONG norteamericana Waterkeeper y la chilena Fiscalía del Medio Ambiente (FIMA), que han determinado instalar un vigilante costero entre las desembocaduras de los ríos Maule e Itata, abarcando así dos regiones del país.
Y es que este papel de monitoreo a las costas comprendidas entre Constitución y Cobquecura cobra especial relevancia para esta zona, tomando en cuenta la pronta puesta en marcha del emisario submarino de la Celulosa Nueva Aldea, perteneciente a la Forestal Arauco, el que ya terminó su fase de construcción.
La megaobra de la celulosa no ha dejado indiferente a la comunidad, sobre todo a los defensores medioambientales de los lugares por donde atraviesa el ducto hasta llegar a descargar sus desechos líquidos a la Playa de Mela en Ñuble, lugar de esparcimiento de muchos chillanenses.
Rodrigo de la O, diseñador gráfico de 35 años, amante del surf que vive en Curanipe, es el guardacostas ambiental encargado de monitorear en terreno cada semana, atravesando los cerca de 130 kilómetros de extensión del trecho entre las regiones del Maule y del Bío Bío.
Su misión es vigilar toda esa zona con lupa, para evitar que las aguas del Océano Pacífico se vean afectadas por algún evento de contaminación que pueda dañar a los habitantes, la actividad turística, la pesca o la abundante la flora y fauna.
La envergadura de la planta Nueva Aldea y, por ende, los desechos que ésta genera serán la principal preocupación para de la O una vez que el ducto comience a funcionar.
"Hay cierta reticencia de nuestra parte. Ellos dicen que cumplen con todas las normas, pero eso se puede quebrar, por lo que hay que estar vigilando. Y si el impacto es mayor al estimado, se pueden seguir acciones para parar la situación y hasta para detener las faenas de la planta", es enfático en detallar el "guardacostas".
La idea de esta iniciativa, como explicó de la O a Crónica Chillán, es lograr mantener el impacto mínimo que hasta el momento ha sufrido la costa. "El desarrollo y progreso es innegable y hay que convivir con eso, pero debe ser un desarrollo integral y sustentable. Las empresas deben preocuparse de eso y que esto para ellos sea un desafío", reconoció.
Conciencia
Hasta el momento el vigilante costero ha recibido seis denuncias, pero ninguna proveniente desde el sector más cercano a la zona de Ñuble.
Así lo confidenció la coordinadora del programa y miembro de FIMA, Fernanda Pinochet, quien ratificó el papel preponderante que tiene la ciudadanía en denunciar hechos irregulares desde la mirada medioambiental que se pretende proteger.
"Este es un programa ciudadano, donde la comunidad es el principal actor, ya que ellos son los denunciantes. Cada persona debe vigilar su zona", ratificó la coordinadora.
"La gente es el pilar fundamental. Ellos son los potenciales vigilantes. Nosotros somos una ONG que hace un programa de respaldo independiente. Somos el ente articulador para fortalecer la convivencia que permita potenciar el proceso de desarrollo local. El municipio puede verse beneficiado y los servicios también", apuntó de la O.
Por ello, la idea es que las denuncias las presenten los ciudadanos, los que puede guardar el anonimato, o un grupo organizado. Importante es que puedan hacerse cargo de seguir con su postura de acusación hasta instancias judiciales, aunque también se intenta en primera instancia una vía extrajudicial, usando medios de prueba que sirvan para incriminar a los causantes del mal, naturalmente cuando se compruebe racionalmente que se trata de una denuncia plausible.
En todo caso, tanto Rodrigo de la O como Fernanda Pinochet destacaron la buena acogida que ha tenido el programa entre la comunidad.
La coordinadora del plan de vigilancia sabe que se trata de un programa que pretende realizar un monitoreo preventivo, evitando que los hechos que dañan el medio ambiente lleguen a provocar un daño que podría ser insalvable con el paso del tiempo. "Cuando las cosas pasan hay plazos muy cortos y tras eso ya no se pueden ejercer los derechos. Esto nos permite estar mucho más preparados", detalla Fernanda Pinochet.
El beneficio de contar con el apoyo de los norteamericanos de Waterkeeper, según la coordinadora, resulta vital por el respaldo, ya que son ellos, considerando la realidad del país y la problemática medioambiental, quienes dan las directrices para la actuación en terreno.
De hecho, el próximo mes los chilenos deberán concurrir a una reunión de coordinación que se realizará en Nueva York, Estados Unidos, para plantear futuros escenarios de acción.