@rodrigodelao
Con todo respeto, resulta francamente insultante el argumento de la Corte Suprema que rechazó los recursos de protección arguyendo que no se presentaron evidencias de lo perjudicial que puede ser el Proyecto a Carbón Los Robles de AES Gener para la zona donde, tercamente quiere ser emplazado, al sur de la comuna de Constitución. Las evidencias saltan a la vista en proyectos símiles en el norte de nuestro país que llevan años destruyendo y cambiando los ecosistemas de forma grotesca y violenta. Tocopilla y Quinteros, entre otros, son un patético ejemplo que nos demuestra la poca visión que estado, empresa, política y justicia tienen a la hora de tomar una decisión inclusiva, abierta y con un sentido de preocupación real de todos y no solo de aquella élite o cúpula en la que algunos tienen voz y suculentas ganancias.
La llamada participación ciudadana ha sido muy “a la medida” y jamás se ha comunicado abierta y públicamente en las comunidades amenazadas.
Más allá de la impotencia que este juego de erudición pretencioso tiene, quisiera solo remitirme a hechos que no revisten la necesidad de pruebas o evidencias tangibles para poder demostrar que la imposición de este proyecto, u otros de similares características, van en contra del destino que los propios habitantes desean para su desarrollo desde la perspectiva social.
El turismo, la pesca, la agricultura, se han visto fuertemente afectados por el terremoto y tsunami del pasado 27 de febrero. Se han impulsado estrategias de levantamiento de las zonas arrasadas mancomunando voluntades de todo tipo sorteando un proceso difícil de describir ante un golpe seco, profundo, que la propia naturaleza con su sabiduría infinita nos asesta. Cuál es el mensaje, ¿seremos capaces de dilucidarlo o tan ciegos que no lo entendemos?
No obstante, con asombrosa emoción, se observa cómo nos incorporamos nuevamente en la esperanza de nuestras capacidades, de nuestra gente y de las virtudes de nuestra tierra.
Me parece muy extraño que un aspecto tan importante como un maremoto no se considere a sabiendas que el lugar del proyecto se encuentra, prácticamente al nivel del mar, y solo a escasos metros de la playa. Resulta curioso, a lo menos, que en la presentación del proyecto no se contemple este punto, que estamos claros, es de gran preocupación hoy más que nunca, en todas las zonas cercanas a las líneas de altas mareas.
Sabemos que aquí hay más que contar. Lamentablemente, un tema económico transmuta convirtiéndose en algo intrínsecamente político; pero, de esa política bizarra, difusa, que tanto aleja a los que tanto requiere y necesita, a sus votantes, a la ciudadanía, que muchas veces se ve subyugada, sin armas, sin contrapeso, a la hora de hacer valer sus derechos.
A fines del año 2007 comenzamos una lucha que siempre supimos sería de largo aliento en donde se gana por cansancio. Hemos tenido victorias y derrotas, pero, no claudicaremos en seguir manteniendo nuestro lícito deseo de que se nos respete el lugar donde hemos vivido. Queremos su preservación para que los que vienen puedan conocerlo como es y no como parte de un relato.
Hago un llamado a los parlamentarios de nuestra región, que en algún momento mantuvieron la fuerza de estar todos unidos oponiéndose al proyecto a Carbón Los Robles y, podamos, hacer de la política un ejemplo que refleje la voluntad de la ciudadanía. Hago un llamado a los Señores Jueces a reconocer los aspectos de la ley que señalan el derecho a vivir en un ambiente libre de contaminación. A los Alcaldes a no dejar pasar la oportunidad de defender a sus comunidades. Y, por último lo más importante, un llamado a todos los habitantes de nuestra tierra a defender nuestro patrimonio, nuestra historia y su futuro.
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