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viernes, 28 de octubre de 2022

Reconociendo nuestra costa: Nuevos tiempos; nuevos desafíos


@rodrigodelao @vigilantecosta #opinion

Ha pasado tiempo, y quizás no sea tanto, dos o tres años, pero, sin duda han pasado cosas relevantes. Chile ha vivido uno de los episodios más intensos desde el retorno a la democracia, a través de las urnas y, más allá de la violencia implícita que unos realzan de manera morbosa y dirigida en manifestaciones o protestas sociales; ha sido la manera en que la ciudadanía ha reaccionado y podido esgrimir un camino, exigiendo una salida, frente a una política pasmada; estupefacta; inmóvil, congelada ante una situación social caótica, sin sentido o freno que, con más de una acción o discurso detonante en modo sorna de la política reinante, han contribuido a exacerbar. 

Después de un estallido social con una violencia visceraldirigido, según algunos; un proceso constituyente fallido, con una propuesta de nueva constitución política rechazada por una mayoría sorprendentemente tenebrosa. Como sea, proceso democrático no termina y hoy se encuentra revolcándose, en si mismo, para volver a continuar y avanzar en un proceso en curso de cambio inevitable desde su estructura.

En el último tiempo hemos debido repensarnos como sociedad, y tambien como organización, aceptando con hidalguía (en lo personal) el fracaso y la derrota ante eventos históricos que difícilmente, pienso, se repetirán en nuestro breve lapso de tiempo por este, a pesar de todo, planeta único y maravilloso. He aceptado, a regañadientes y con un profundo desconsuelo, lo que para mal o para bien, resuelve nuestra forma de vivir en democracia, el voto, tu voz, la mía; donde la mayoría decide y se acepta, incluso aunque a uno no le guste lo decidido, o no haya sido lo que uno ha votado, se respeta. No obstante, y más allá de la "cola tremenda" que lastima el orgullo, creo, perdimos todos.

Reconozco, asumo y me resigno tambien a la propia soberbia de pensar que lo deseado, no tan solo para mí por cierto, era un hecho y que la oportunidad histórica e irrepetible de comenzar un nuevo ciclo, un nuevo período con una nueva carta magna, se convertiría en una victoria soñada, idílica para, y por, un país más justo y diverso. En síntesis, por los pequeños y pequeñas que vienen detrás nuestro y que merecen vivir en un buen lugar, como muchos que hemos tenido la fortuna y privilegio de experimentar. Por eso defendemos los lugares amados, porque tambien son herencia y una muestra de respeto y agradecimiento a todo aquello que nos ha sostenido. 

Era tanta mi seguridad y alegría (o ingenuidad) de un cambio real, que en mi experiencia solo se igualaba el plebiscito del Si y el NO (1988). De hecho, hicieron una analogía perversa con el espíritu y campaña, pero, eso es otra historia (aunque tambien parte es de la misma). Ojalá y lleguen nuevas oportunidades y experiencias. 

La mentira, la manipulación mediática y una manera bizarra de hacer campañas políticas en la actualidad, al ritmo de quienes más tienen dinero para gastar en verdaderas estrategias de desinformación masiva. Sin importar muchas veces si lo que se comunicaba era real, o no. Solo importa el rédito; no solo el económico.

La humildad se aprende en la derrota. Respeto la democracia, lo que significa e implica. Espero, sinceramente, que las decisiones tomadas se aborden con el compromiso de evolucionar como sociedad y país. Unidos, ante todo. Sin mentira; ni abusos; en pro y búsqueda de justicia y seguridad social. Muchas veces, se estigmatiza a la violencia en su consecuencia y poco se buscan o abordan orígenes y/o causas que la germinan. Y lo que es peor, se lavan las manos.

En octubre de 2019, como ya se ha dicho, fue la propia inmovilidad e incapacidad de reacción del sistema político lo que permite y deriva en un proceso de movilización social sin precedente, siendo la ciudadanía la que empujó un proceso constituyente ajeno a partidos tradicionales con la inclusión de la ciudadanía e independientes de manera inédita, sin precedente, fuera de partidos políticos tradicionales. Luego del fracaso del proceso constituyente y el rechazo al nuevo texto propuesto, proceso vuelve, precisamente y como una mala broma, a los mismos que quedaron excluidos, por voluntad popular, ineptitud y la débil credibilidad y confianza.

Bueno, ahora se les devolvió el balón, les ha quedado boteando; veamos qué hacen con él. Democracia manda.

La elección del 4 de septiembre fue 62% (Rechazo) versus 38% (Apruebo); victoria sólida y contundente. Nada se puede objetar del resultado y, no sé si será malo o no a estas alturas, pero, la única certeza es que el 38% si leyó la propuesta y no se dejó embaucar por quienes no la leyeron, aquellos que sólo se informaron por medios periodísticos propagandistas del miedo como estrategia de campaña, cautivos del poder económico y comercial. Dejaron que la mentira y miedo fuera su slogan de campaña; y oficialismo lo toleró. Fue una propuesta e instancia histórica para el futuro en donde una triste campaña sucia con medios abiertos de comunicación de masas, sus periodistas y líneas editoriales, han sido, salvo honrosas es¿excepciones, cómplices. Burda y tristemente.

Paralelamente, y para condimento de la distópica surrealidad en curso, una pandemia de escala mundial, sobrevendida, sí, inflada, también; por el poder cautivo de los medios de comunicación masivos, el dios TV que muchos adoran y a los que nunca, jamás, se les juzgaría la verdad absoluta que les entrega esa fuente sagrada de información.

Más allá de los cuestionamientos e ironías, desde nuestra perspectiva y trinchera, comenzamos a retomar nuestras actividades de campo para recorrer nuestra zona, reconocer su estado, amenazas y seguir protegiendo sus inmensas posibilidades.

Hoy, la M80, recorre y une tres regiones: Maule; Ñuble y Biobío, lo que poco años atrás era un imposible. La ruralidad se extingue, el suelo para alimento se reduce y el campo se viste de ciudad en un proceso inevitable, pero, de escenarios prevenibles desde su ordenamiento y planificación; en donde podamos, ante todo, rescatar y preservar nuestras virtudes, aquellas que nos distinguen, que son invaluables. Esas que hay que cuidar y conservar.

El vértigo del desarrollo y la búsqueda de una mejor calidad de vida impulsa la legítima proyección en el campo, playa, montaña, fuera de las ciudades y lo comparto plenamente. Ya llevamos junto a mi familia más de quince años haciendo patria y construyendo nuestro hogar con la esperanza de que quienes vienen detrás, tengan las condiciones mínimas para su buen desarrollo. Por ello, el mensaje persiste y es el mismo desde nuestros orígenes como lugareños, activistas o participantes de organizaciones locales con fines diversos que convergen y persiguen cuidar nuestro entorno, nuestro hogar para las futuras generaciones que merecen un mundo y una sociedad justa, sana, donde vivir, crecer y desarrollarse con seguridad y bienestar sea un derecho y no un privilegio. 

Personalmente, creo que hay que seguir intentándolo. Porque el intento, también, vale. 

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