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lunes, 13 de julio de 2009

Jacinta: Una Loba Herida en Curanipe

Por Rodrigo de la O
Una vez más, dentro de mis actividades diarias, me ha tocado enfrentarme a situaciones imprevistas en las cuales, sobre la marcha, se ha debido buscar una pronta solución.
Hoy recibí un llamado (9:00 am) relacionado con una loba que había llegado a la playa de Curanipe encontrándose en muy malas condiciones de salud. Al llegar al lugar efectivamente notamos que se encontraba en mal estado. Pudimos apreciar unas heridas en su lomo y en uno de sus costados como asi tambien sus ojos muy cansados. En general estaba muy debil, estresada permaneciendo casi inmóvil.
Sin ser experto conseguí un balde con el cual pudimos mojar a la loba y mantenerla húmeda e hidratada. Me comunique con el encargado Sernapesca de Pelluhue sabiendo que es el servicio que tiene la jurisdicción sobre estas especies para buscar una forma de asistir al animal. En un primer momento se había coordinado poder llevarla a Concepcion. Despues de varios llamados por parte del profesional de Sernapesca hubieron algunos problemas logísticos de coordinación en el traslado (12:30 pm).
Fui un par de ocasiones a ver a la Loba y le compre algunas latas de sardina para ver si comía algo. La verdad no estaba no estaba con mucho animo ni apetito nuestra amiga aunque si muy atenta a nuestros movimientos, muy loba ella, pero siempre su debilidad iba en aumento.
Por mi parte envie unos mails e hice unos llamados al programa Animales de Canal 13 sin resultados positivos debido a la lejanía. También nos comunicamos con el Buin Zoo para poder tener opciones alternativas para la Jacinta, nombre con el cual bautizamos a nuestra nueva amiga (17:00 pm). En el Buin Zoo tuvimos una buena recepción dado que ellos tienen un Centro de Protección para lobos marinos existiendo la posibilidad de atender a la Jacinta siempre y cuando el Sernapesca les autorizara su intervención. Me comunique nuevamente con el encargado de Pelluhue para preguntarle como iban sus gestiones con el traslado mencionandome que no se podria hacer nada hasta mañana. Le comente la opción dada por el Buin Zoo y me dijo que me comunicara con su superior de Constitución con el cual pude hablar explicandole la opción existente ante un retraso mayor en el traslado y considerando que podria peligrar la vida de la Jacinta si la demora era demasiada (17:30 pm).
Finalmente el encargado de Senapesca de Pelluhue me llamó señalandome que pudo coordinar satisfacotriamente el traslado a la Jacinta a la Universidad de San Sebastian de Concepción donde habrian dos medicos veterinarios esperandola para ayudarla (18:30 pm).
No fue fácil el día, ni fácil subirla a la camioneta, pero despues de varios intentos se pudo llevar a la Jacinta de forma rápida a un lugar en el que podrán ver que tiene y si es viable su recuperación (19:30 pm).
Agradezco la disposición del encargado de Sernapesca de Pelluhue y del Servicio en general porque tuvieron la celeridad necesaria para poder auxiliar a la loba.
También aprovecho para mencionar que el Servicio, a pesar de su buena voluntad, debiera tener el equipamiento y capacidad tecnica minima necesaria para enfrentar este tipo de acciones que les involucran de forma directa. Obviamente esto se debe a una carencia de recursos que es preciso poder solventar y fortalecer para enfrentar de forma positiva este tipo de situaciones.
Como programa estamos de manera continua expuestos a encontrarnos con hechos de similares caracteristicas y es por eso que es importante fortalecer las condiciones de trabajo de todos los actores involucrados.

viernes, 10 de julio de 2009

Huella de carbono: el nuevo karma de las exportaciones chilenas en la economía global

Estándar medirá cuánto CO2 genera cada producto colocado en el mercado

Países desarrollados como Francia ya han aprobado una normativa al respecto, y se espera que otras economías importantes también la adopten, sin consultar instancias multilaterales. Los expertos, incluido el ex Presidente Ricardo Lagos, tienen claro que especificar la trazabilidad de la huella de carbono de nuestras exportaciones será pronto una exigencia para la competitividad de nuestros productos. Hasta el momento, el sector agrícola lleva la delantera.

Por Claudia Urquieta Ch.
El 1 de enero de 2011 empezará a regir en Francia la ley Grenelle 2, dentro de la cual se regula un tema que cada vez toma más vuelo a nivel mundial: la huella de carbono.

A partir de ese día, los productos con mayor impacto ambiental -como los alimentos y derivados- deberán informar sobre las emisiones de gas de efecto invernadero (GEI) que generó su elaboración y transporte. No habrá distinciones entre productos locales o importados, y progresivamente se extenderá a todo tipo de artículos.

En medio de los preparativos a nivel mundial para una de las negociaciones más importantes sobre cambio climático que se desarrollará en Copenhague a fin de año, esta señal del país galo es más que potente. Porque aunque es un tema a más largo plazo y no se está tratando multilateralmente, todo apunta a que los mercados empezarán a seguir sus pasos y a regular de distintas formas el tema de la trazabilidad.

Así lo entiende el ex presidente Ricardo Lagos, que durante el seminario "Cambio Climático ¿Oportunidad o Amenaza para la Economía Chilena?", impulsado por la Fundación Chile, aseguró que aunque no haya acuerdo en Copenhague los países desarrollados de todas formas harían sus propios compromisos en términos de reducción, lo que a la larga implicaría que a sus socios comerciales se les exigiría la trazabilidad de la huella de carbono.

Según el director del área agricultura, industria, infraestructura energética dependiente del ministerio francés de Ecología, Martín Bortzmeyer, el rol del Estado en este aspecto es fundamental, ya que si bien en su país la iniciativa partió desde los privados "nos pareció muy importante que los métodos de aplicación fueran homogéneos, transparentes y validados".

Por eso "organizamos un debate muy amplio con las empresas, asociaciones profesionales y ONG medioambientales". En conjunto, todos estos actores definieron la ley Grenelle 2.

El boom de la huella de carbono

No sólo en Francia se están tomando cartas en el asunto. Si bien en ningún otro país hay una regulación a nivel nacional, en otros Estados existen iniciativas sectoriales. Por ejemplo, en Inglaterra algunas cadenas de supermercado, como Tesco, anunciaron su voluntad de crear y fomentar el uso de etiquetas que informan sobre la huella de carbono de los productos que comercializan.

En Estados Unidos también hay señales: en el Congreso se está discutiendo la idea de que a partir de 2020 se establezca la obligación de que los productos de importación que provengan de países que no tienen obligaciones de reducción de emisiones comparables a los de Estados Unidos, deban comprar compensaciones de reducción. Una iniciativa parecida se encuentra en el Parlamento Europeo.

El director de la división de Desarrollo Sostenible y Asentamientos Humanos de la Cepal, José Luis Samaniego, explica que a diferencia de la discusión del cambio climático en Copenhague, aquí no caben las negociaciones. "No le van a preguntar a Chile qué prefiere, sino que lo impondrá el mercado de destino. A lo mejor habrá algún espacio para hacer consultas con los países de quienes se importa, pero en general es parte de una política doméstica nacional".

Además, señala que no hay ningún signo de "que se vaya a tratar de un modo más benigno a las importaciones de los países en vías de desarrollo porque, por ejemplo, estén geográficamente lejos. En el caso de Francia aplicarán sus reglas a todos los productos".

Preocupación de privados v/s rol del Estado

Samaniego explica que la ecuación de qué tan carbónico es un producto tiene tres elementos que lo definen: cómo se produjo- lo que depende directamente del empresario- cuáles son las fuentes de energía que se utilizaron -en el caso del consumo de electricidad depende de la matriz energética del país-, y el transporte, ligado a la oferta disponible.

Desde la Conama, Álvaro Sapag, señala que el tema "es una relación básicamente entre privados. No hay ninguna norma establecida por un país respecto a los productos que digan relación con huella de carbono: estas son prácticas que han adoptado algunos agentes económicos como una ventaja competitiva".

Y asegura que "es bueno determinar la intensidad. Aunque no necesariamente que uno tenga un porcentaje importante de generación eléctrica en base a carbón significa que todos tus productos tendrán esa huella, porque no todos consumen al mismo nivel".

Al respecto, Samaniego señala que efectivamente es un problema de particulares y el mercado. Pero especifica "que hay términos de esta ecuación carbónica en donde el particular tiene muy poca influencia: la matriz energética y la intensidad carbónica del transporte".

Según un reciente estudio del programa de Gestión y Economía Ambiental de la Universidad de Chile, se proyecta que al 2030 la generación eléctrica pasará a depender en un 60 por ciento del carbón. Por ello, el experto explica que es necesario apuntar a una matriz menos intensa en carbón "porque el país sabe que las exportaciones pueden ser puestas bajo tensión. Y ojalá puedan ponerse de acuerdo con los transportistas y entre los países que van al mismo lugar de destino para tener medios menos intensos en carbono".

En todo caso, dice que es muy posible que Chile "esté delante de muchos países de América Latina con respecto a este tema". Sobre todo en el sector agrícola. Aunque a niveles más macro considera que no hay movimientos importantes por parte del gobierno para adecuarse a la huella de carbono.

"La discusión en el ámbito energético aún está centrada mucho en la seguridad, sobre soluciones para el cortísimo plazo. Me parece que hay espacio aún para que entren consideraciones de tipo climático y carbónico en esas decisiones. No es que se ignoren, hay conciencia del cambio climático, pero creo que para haber un cambio todavía falta. No se toma como un tema de tanta importancia ni se ven tan claras las repercusiones que puede tener", señala.

Para el presidente del Consejo de Innovación, Eduardo Bitrán, "el rol del Estado es importante. Tiene que haber un rol en sentido de decir esto viene, informar, pero al mismo tiempo estimular que se haga innovación para prepararse para el momento en que esto se instale. Y eso requiere trazabilidad, incluso normas que tienen que ver con ámbito público en las exportaciones".

¿Y qué se está haciendo en Chile?

Algunos sectores ya están tomando cartas en el asunto, como la industria vitivinícola y minera.

Desde el Ministerio de Agricultura (Minagri) hay consciencia de lo que se viene. Quizás porque agricultura fue el sector donde comenzó el tema de la huella de carbono, metodológicamente hablando.

Además, porque ahí proyectan los cambios que se producirán por la alteración del ciclo hidrológico que provoca el traslado de los cultivos hacia el sur.

Sergio González, investigador del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA), La Platina, señala que su equipo está haciendo un estudio encargado por la Fundación para Innovación Agraria (FIA) perteneciente al ministerio liderado por Marigen Hornkohl. La idea es elaborar la huella de carbono en términos preliminares de los principales productos agropecuarios de exportación como uva de mesa, vinos (cuyo gremio además está trabajando en un proyecto sobre el tema con la Universidad Alberto Hurtado), quesos de leche bovina, entre otros.

Para ello trabajan con la Asociación de Exportadores y otras 15 entidades asociadas. De esta forma, se busca "definir una metodología que sea compatible con exigencias que se están generando desde afuera y que tome en cuenta el estado del arte en Europa y en Nueva Zelandia. Lo de Francia detona mayor preocupación por el tema porque empiezan a concretarse cosas", explica el ingeniero agrónomo.

El también miembro del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC), asegura que "el círculo empieza a cerrarse". Por lo que esta medida es fundamental para estar un paso adelante y no perder competitividad.

viernes, 3 de julio de 2009

¿Dónde están los solucionadores de problemas mundiales? - Jeffrey D. Sachs

NUEVA YORK – Un aspecto extraño y preocupante de la política mundial actual es la confusión entre negociaciones y resolución de problemas. Conforme a un calendario acordado en diciembre de 2007, disponemos de seis meses para alcanzar un acuerdo mundial sobre el cambio climático en Copenhague. Los gobiernos están inmersos en una enorme negociación, pero no en un esfuerzo enorme para resolver los problemas. Cada uno de los países se pregunta: “¿Cómo puedo hacer lo menos posible y que los demás países hagan lo más posible?”, cuando, en realidad, deberían estar preguntándose: “¿Cómo debemos cooperar para lograr nuestros fines compartidos con el mínimo costo y el máximo beneficio?”

Puede parecer lo mismo, pero no lo es. Abordar el problema del cambio climático requiere reducir las emisiones de dióxido de carbono procedentes de combustibles fósiles, lo que, a su vez, entraña opciones en materia de tecnología, algunas de las cuales existen ya, mientras que gran parte de ellas se deben idear. Por ejemplo, las centrales eléctricas de carbón, para que puedan seguir siendo un elemento importante del conjunto de fuentes de energía, tendrán que capturar su CO2, proceso denominado “captura y almacenamiento de carbono” (CAC). Sin embargo, no está probada la eficiencia de esa tecnología.

Asimismo, hará falta una nueva confianza pública en una nueva generación de centrales nucleares que sean seguras y estén supervisadas de forma fiable. Harán falta nuevas tecnologías para movilizar las energías solar, eólica y geotérmica en gran escala. Podríamos intentar aprovechar los biocombustibles, pero sólo de modos que no compitan con el suministro de alimentos ni con activos medioambientales valiosos.

Sigue la lista. Será necesaria una mayor eficiencia energética, mediante “edificios ecológicos” y electrodomésticos más eficientes. Habrá que substituir los automóviles con motores de combustión interna por vehículos híbridos o híbridos enchufables o accionados por baterías o accionados por baterías de combustible.

Para lograr una nueva generación de vehículos eléctricos, hará falta un decenio de colaboración entre el sector público y el privado para conseguir un desarrollo tecnológico básico (como baterías mejoradas), una red eléctrica más sólida, una nueva infraestructura para recargar los automóviles y muchas cosas más. Asimismo, hará falta un decenio de inversiones públicas y privadas para demostrar la viabilidad de las centrales eléctricas de carbón que capturen su dióxido de carbono.

El cambio a las nuevas tecnologías no es principalmente un asunto de negociación, sino también de ingeniería, planificación, financiación e incentivos. ¿Cómo puede el mundo desarrollar, demostrar y después difundir esas nuevas tecnologías de la forma más eficaz? En los casos en que no sea probable que los beneficios vayan a parar a inversores privados, ¿quién debe pagar los primeros modelos de demostración, que ascenderán a miles de millones de dólares? ¿Cómo debemos preservar los incentivos privados para la investigación y la innovación y al tiempo comprometernos a transferir las tecnologías logradas a los países en desarrollo?

Se trata de cuestiones urgentes y no resueltas. Sin embargo, las negociaciones mundiales sobre el cambio climático se están centrando en un conjunto diferente de cuestiones. Las negociaciones versan principalmente sobre qué grupos de países deben reducir sus emisiones, en qué medida, con qué rapidez y en relación con qué año de referencia. Se está apremiando a los países para que reduzcan las emisiones en 2020, a más tardar, conforme a determinadas metas de porcentaje sin examinar demasiado en serio cómo se pueden lograr las reducciones. Naturalmente, las respuestas dependen de las tecnologías de bajas emisiones de que se disponga y de la velocidad con que se pueda desplegarlas.

Pensemos en los Estados Unidos. Para reducir las emisiones marcadamente, deberán cambiar a una nueva flota de automóviles, accionados cada vez más por electricidad. También deberán decidir la renovación y ampliación de sus centrales nucleares y la utilización de terrenos públicos para construir nuevas centrales de energías renovables, en particular de energía solar, y necesitarán una nueva red eléctrica para transportar la energía renovable desde las zonas con poca densidad de población –como los desiertos sudorientales en el caso de la energía solar y las llanuras septentrionales en el de la energía eólica– hasta las zonas de gran densidad de población de las costas. Sin embargo, todo eso requiere un plan nacional, no simplemente una meta de reducción de las emisiones.

Asimismo, China, como los EE.UU., puede reducir las emisiones de CO2, mediante una mayor eficiencia energética y una nueva flota de vehículos eléctricos, pero China debe examinar esa cuestión desde el punto de vista de una economía dependiente del carbón. Las opciones futuras de China dependen de si de verdad el “carbón limpio” puede funcionar eficazmente y en gran escala. Así, pues, la vía para la reducción de las emisiones de China depende decisivamente de unos prontos ensayos de las tecnologías CAC.

Conforme a un verdadero planteamiento cooperativo mundial, se examinarían primero las mejores opciones tecnológicas y económicas disponibles y la forma de mejorarlas mediante actividades concretas de investigación e innovación y mejores incentivos económicos. En las negociaciones se examinarían las diversas opciones posibles para cada uno de los países y las regiones –desde el CAC hasta las energías solar, eólica y nuclear– y se esbozaría un calendario para una nueva generación de automóviles de bajas emisiones, sin dejar de reconocer que la competencia en el mercado y la financiación pública impondrán el ritmo real.

A partir de esas bases, el mundo podría asignar los costos de la aceleración del desarrollo y la difusión de las nuevas tecnologías de bajas emisiones. Ese marco mundial sostendría las metas nacionales y mundiales de control de las emisiones y de supervisión de los avances de la revisión tecnológica. A medida que se dispusiera de tecnologías de eficiencia comprobada, se fijarían metas más estrictas. Naturalmente, una parte de la estrategia consistiría en la creación de incentivos de mercado para las tecnologías de bajas emisiones a fin de que los inversores pudieran desarrollar sus ideas con la perspectiva de obtener grandes beneficios, en caso de que sean acertadas.

Podría parecer que mi petición de que se examinen los planes y las estrategias junto con las metas concretas en materia de emisiones entraña el riesgo de impedir las negociaciones, pero, si no tenemos una estrategia que acompañe a nuestras metas, los gobiernos del mundo podrían no aceptar dichas metas, para empezar, o podrían aceptarlas cínicamente, sin una auténtica intención de cumplirlas.

Hemos de reflexionar en serio y en colaboración sobre las opciones tecnológicas reales del mundo y después perseguir un marco común mundial que nos permita pasar a una nueva era, basada en tecnologías viables y sostenibles para la energía, el transporte, la industria y los edificios.

martes, 30 de junio de 2009

Reconstruyendo la Historia de una Lucha


@vigilantecosta

"Reconstruyendo la Historia de una Lucha" se llamó a la invitación que nos hicieran dos amigas Antropólogas, Tania y Paulina, quienes están trabajando desde hace algún tiempo en la localidad de Chanco. Ellas, apoyadas por la Organización Latinoamerica de Conflictos Ambientales (OLCA), realizan su práctica profesional y han estado recopilando antecedentes respecto del movimiento ciudadano conformado en relación al proyecto termoeléctrico a carbón Los Robles que se pretende instalar en el sector de Punta Pacoco por la transnacional AES Gener.
En el día de hoy participamos de la actividad algunos de los que hemos estado desde un comienzo como también otros que no tenían mayor conocimiento del tema.
Resulta muy interesante observar como dos jovenes profesionales deciden venir a nuestra zona y fundamentar su trabajo desde una perspectiva externa, objetiva, que nos permite visualizar de que manera se ha ido desarrollando en el tiempo nuestra posición de rechazo a la construcción de esta mega planta.
Junto con establecer la cronología de los grandes hitos de nuestro movimiento que se encamina a cumplir dos años en los proximos meses pudimos determinar aspectos importantes. Desde el punto de vista positivo se pudo evidenciar que gracias a una oportuna, casual incluso, reacción cuidadana en el momento en que la ley lo permitía se pudieron interponer observaciones al Estudio de Impacto Ambiental que permitieron aplazar en varias ocasiones el proyecto y aglutinar de maner natural las voluntades de algunos que bajo una necesidad comun quisimos hacer manifiesto nuestro derecho a vivir en un ambiente limpio.
Tambien se pudo notar los aspectos negativos y la autocrítica es clara al reconocer que la información no se canalizo de manera general a la ciudadanía lo que imposibilitó que muchas personas supieran del proyecto. Esto debido a que en muchas ocasiones se tuvo que trabajar a contratiempo, y sobre la marcha, dado que todas las actividades se realizan a pulso y de forma espontanea por lo que es lógico que más de algún detalle se nos haya escapado entendiendo que todos los participantes lo hacen solo por convicción y que es una batalla necesaria que dar.
Agradecemos el esfuerzo que ambas profesionales estan haciendo y sin lugar a dudas que el trabajo por ellas realizado contribuirá enormemente para repotenciar nuestras fuerzas como movimiento cuidadano y podamos incorporar más y más personas que puedan sumarse a esta lucha que aun esta lejos de terminar. Que la esperanza sea el combustible para la realización de nuestro sueño: Poder Vivir en una tierra sana, limpia para nuestros hijos.
Saludos Cordiales,
Vigilante Costero Maule Itata