Los 22 indicadores para la medida del bienestar utilizados por la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) se componen de
11 dimensiones: ingreso y riqueza, empleo, vivienda, salud, compaginación de
vida laboral y privada, educación, relaciones sociales, actividad cívica y
gobernanza institucional, calidad medioambiental, seguridad personal, y
percepción subjetiva del bienestar.
No es muy difícil intuir que muchos países no alcanzan niveles de
satisfacción para todas estas áreas, pero lo complicado resulta ser, que
teniendo 10 como puntaje máximo en cada categoría, se pueda obtener 0 en algunas
de ellas. Es el caso de Chile que aparece en la última posición en calidad
medioambiental e ingresos.
El informe llega a esta lapidaria conclusión y agrega que hay amplias
disparidades en la salud entre las personas por sus ingresos lo que se atribuye,
en parte al estilo de vida y a las condiciones medioambientales.
Sabemos que Chile es un país que se deja guiar por encuestas y estadísticas.
Esperemos que tanto los habitantes como las autoridades tomen en cuenta esta
medición cuando deban decidir sobre políticas de explotación medioambiental, que
muchas veces tienen el amparo en el argumento de ”creación de empleos”, no
obstante, según el mismo informe de la OCDE, no se ve reflejado en ingresos más
dignos, pues su puntuación también fue de 0.