@vigilantecosta
#TodosSomosCobquecura - @TSCobquecura
Una vez más surge la necesidad de que la comunidad se
organice y se defienda ante la amenaza de un privado (Inversiones Pelicano S.
A.). Esta vez hemos participado junto a Todos Somos Cobquecura,
organización ciudadana local, que se ve obligada a surgir ante la sorpresiva
invasión de solicitudes presentadas al Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) de la Región del Biobio, para la instalación de 11 centros de cultivo acuícolas, a través de 14 jaulas flotantes en cada uno y con concesiones marítimas de más de mil metros cuadrados por cada centro, frente a las costas de Biobio (Tomé, Coelemu) y Ñuble (Trehuaco
y Cobquecura), a través de su representante legal Mark Stengel Uslar.
La
empresa pretende criar salmones, cojinobas, choritos y huiro (macro algas) en una misma zona marítima,
es decir, todos los centros están situados uno al lado de otro de manera
correlativa desde Tomé, por el sur, hasta Cobquecura por el norte y en mar abierto. No obstante este fraccionamiento, la ley le
permite ingresar a un titular Declaraciones de Impacto Ambiental (DIA) por cada centro de cultivo, en vez, de un solo y lógico Estudio de Impacto Ambiental (EIA). Este es solo uno de los
cuestionamientos que la empresa, o sus interlocutores, no ha sabido responder. Solo se limitan a decir
que es lo que les permite la ley y que han cumplido con el proceso en el sistema de evaluación ambiental presentando el minimo de información posible. Esto, morbosamente, le permite ir perfeccionando en el camino su proyecto con el apoyo de las observaciones ciudadanas (que se oponen) y un apoyo tácito del servicio que se convierte, por ley, en unte regulador y no se responsabiliza por consecuencias futuras eventuales que se desprendan de las autorizaciones emanadas de servicios oficiales del estado.
PAC
Se desarrollaron 3 reuniones de Participación ciudadana (PAC). En Colmuyao,
Buchupureo y Cobquecura, los días 8, 9 y 10 de febrero, respectivamente. Es muy destacable ver como la comunidad y ciudadanía en general, habitantes, turistas, sumado al respaldo de las autoridades locales, pescadores, se unen y levantan
la voz, por la defensa de su territorio; de su patrimonio; de su historia, de su
futuro.
En lo personal, al menos pude estar en dos. La primera, en Colmuyao, según vecinos asistentes, fue una vergüenza, ante
la poca preparación de quienes expusieron en representación de Inversiones Pelicano y su incapacidad de responder las inquietudes de los asistentes. Similar a la de
Buchupureo, al día siguiente (9/2), en la que sí pudimos estar, donde profesionales del SEA expusieron desde su
trinchera argumentando que el proyecto reunía los requisitos legales mínimos para ser admitido,
que actualmente estaba en proceso de evaluación y que existe un período (hasta
el 24 de febrero) para realizar observaciones al proyecto vía SEA. Luego, estuvieron mismos profesionales de
Geo Gama (del día anterior) representando
al titular de la empresa, es decir, una empresa de consultoría actuando como un intermediario entre comunidad e inversionista, pagado y mandatados por Pelicano, sin las competencias necesarias, fue la que tuvo que ir al choque con la audiencia, demostrando que el titular no tuvo la capacidad de
responder dudas o consultas de la comunidad que se había comprometido, porque temía por su
integridad física (Gracioso). La consultora, francamente, tampoco tuvo capacidad de respuesta. Fueron incapaces en
reiteradas ocasiones de responder preguntas directas de los vecinos evidenciando
un débil manejo del tema, además, de una nula capacidad de resolver las dudas planteadas. Una ofensa hacia la gente y una falta de respeto para los profesionales del SEA.
El día miércoles 10 de febrero se desarrolló la tercera
reunión de participación ciudadana en el Liceo de Cobquecura. Participación, dicho sea de paso, más bien
decorativa si es que no se presentan observaciones consistentes (de aquí al 24) que puedan ser un dolor de cabeza para el titular y que
demuestren la debilidad del proyecto. De lo contrario, se termina ayudando al
titular a reconocer sus fallas o errores y subsanarlos, con las ventajas o
tiempos que les permita la bendita ley.
Respecto de la reunión (10/2), la empresa o sus mensajeros no
estuvieron y decidieron retirarse sin razones muy claras. Profesionales del SEA dieron la cara, enfrentaron desde su rol a la audiencia y nuevamente explicaron como se proyecta (particularmente respecto del
Centro que se pretende frente a Cobquecura que es un símil a los demás, pero, sin peces), además, de la manera y formas en que se pueden
hacer las observaciones ciudadanas hasta el 24 de febrero.
Seguiremos atentos al proceso y su desarrollo. Pelicano puede ser la punta de lanza para el ingreso de la alicaída industria del salmón al centro sur de Chile. Es vital organizarse, de forma pacífica, y hacer valer el lícito derecho de participar en procesos donde fuertes inversiones pueden afectar otras provocando un conflicto social absurdo e innecesario. Es urgente que nuestro patrimonio ambiental sea protegido mucho más allá que una inversión de lucro privado. El deber de las autoridades es decidir en conciencia por algo que afectaría el futuro de la zona de manera irreversible. Ellos deben sumar a los datos técnicos y la ley, aspectos humanos y de desarrollo que se verán afectados inevitablemente. No se pueden otorgar permisos ambientales y, una vez ocurrido el daño o impacto, la autoridad se lave las manos delegando responsabilidades en el particular o privado desentendiéndose de sus responsabilidades y consecuencias al apoyar un proyecto peligroso, o que pone en riesgo la actual forma de vida de los habitantes locales. Atenta contra nuestra democracia y nuestras comunidades.
Una vez recibida las observaciones por parte de la empresa y comunicado por parte del SEA, el titular del (o los) proyecto (s) tiene un plazo de un año para responder a dichas observaciones. Esto lo menciono porque es una lucha de largo aliento, de múltiples estrategias y que, finalmente, se gana por cansancio poniendo en evidencia el error que un proyecto de este tipo sería para el futuro de la zona con todas las experiencias desastrosas asociadas a esta industria en los canales del sur de Chile.
Vamos hacia adelante y que la victoria se escuche fuerte, desde ya, desde el lenguaje, No queremos empresas que se instalen en nuestro territorio, que lucren; contaminen nuestras aguas, el fondo marino y que atenta contra la tradición y cultura local. Una zona, que a pesar de las amenazas y consecuencias existentes entorno a la industria forestal-Celulosa y pesca a gran escala, ha prevalecido casi intacta, encontrando una vocación natural hacia la sustentabilidad, el turismo de intereses especiales como un eje transversal y la preservación de los espacios públicos y nuestra infraestructura social se convierte, hoy más que nunca, en la mejor manera de inversión para nuestras comunidades.
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Rodrigo de la O
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Vigilante Costero, Ong. Director
Waterkeeper Chile