Compañía a cargo de la iniciativa, que contempla 11 centros
para policultivo en altamar, estima generar 200 puestos de trabajo. Mientras
oposición persiste.
Un ambicioso proyecto acuícola está desarrollando el grupo
Stengel en la Región del Biobío.
Se trata de once centros de cultivo offshore, que se posicionan
fuera de la costa, y que por primera vez consideran el cultivo conjunto de
peces, mitílidos y algas.
Sin embargo, la iniciativa
que contempla una inversión total de US$28,6 millones, ha contado con el
rechazo de algunas comunidades.
La empresa a cargo del
proyecto es Inversiones Pelícano, ligada al grupo Stengel. En los últimos días,
solicitó una extensión de plazo de un año para contestar una serie de consultas
y observaciones que realizaran los servicios públicos, cuya evaluación está en
manos del Servicio de Evaluación Ambiental (SEA).
Por medio de una carta, Mark
Stengel, representante legal de la compañía e hijo del director de la Compañía
Pesquera Camanchaca, Jan Stengel Meierdirks, explicó las razones por las cuales
necesitaban más tiempo para responder al SEA.
“Es necesario tener más
tiempo para poder realizar los numerosos estudios requeridos para contestar
todas las observaciones” que efectuaran los servicios públicos, admitió el
ejecutivo.
Este nuevo plazo se extiende
hasta octubre de 2017.
La decisión de la compañía
viene en un periodo complejo para el proyecto, que enfrenta una dura oposición
de las comunidades aledañas. Reclamos que incluso han sido escuchados en el
Parlamento.
“La lucha que hemos levantado
en el borde costero de Cobquecura representa la voz de recolectores de la
región del Biobío y El Maule. Seguiremos haciendo todo lo posible para poner en
valor nuestra costa, porque sabemos lo importante que es. La instalación de la
industria del salmón en nuestro borde costero tendrá un gran impacto en las
economías locales”, advirtió César Águila, presidente del Comité de Defensa de
Cobquecura.
Inversiones Pelícano declinó
responder por la oposición que genera el proyecto. Sin embargo, destacó:
“Esperamos generar unos 200 empleos directos e indirectos en la etapa de
funcionamiento, solo en estos proyectos, sin considerar el incremento en la
planta de Talcahuano”.
No obstante, agregó que
“también se está elaborando un estudio de medio humano, que tiene como objetivo
caracterizar los grupos humanos pertenecientes al área de influencia del
proyecto y evaluar la ausencia de impactos adversos significativos sobre los
sistemas de vida y costumbres de dichos grupos, dada la inquietud de la
compatibilidad del proyecto con la actividad de pesca artesanal y
turística.
“Por la propia naturaleza del
cultivo en aguas expuestas, los peces se mantienen en constante movimiento, lo
que simula su hábitat natural, mejorando su salud, disminuyendo el uso de
antibióticos y evitando la acumulación de residuos orgánicos en el fondo
marino”, destacó la compañía.
Mark Stengel anticipó a la
autoridad ambiental que durante el plazo de extensión realizarán nuevos
estudios relacionados con la caracterización y análisis oceanográfico, en
particular considerando un estudio de corrientes “eulerianas y lagrangianas”,
así como un estudio de oleaje in-situ y un estudio de marea y correlación
cruzada de viento, corrientes y mareas.
Fuente original: El Pulso