Fuente: Redacción Noticias MX
La investigación de la muerte de la
activista medioambiental Macarena Valdés, el 22 de agosto de 2016 en su casa de
la comunidad mapuche Newen, sufrirá un vuelco cuando se conozca el informe del
forense británico John Clark, emitido el pasado 12 de agosto y titulado
Comentarios sobre la muerte de Yudy Macarena Valdés Muñoz.
En dicho estudio –que Proceso divulga
en exclusiva– se descarta que el suicidio sea la causa más probable de la
muerte de la activista, con lo que se rebate lo expuesto por el Servicio Médico
Legal (SML) en la autopsia realizada inmediatamente después del deceso. Allí se
sostuvo que ella falleció de “asfixia por ahorcamiento” sin participación de
terceros.
Defensa del territorio mapuche
Valdés y su pareja, Rubén Collío,
encabezaban la resistencia contra un proyecto hidroeléctrico que se instalaba,
con dudosa legalidad, en el entorno de su comunidad mapuche.
La Fiscalía, con el evidente afán de
ratificar la tesis del suicidio y cerrar el caso, entrevistó a familiares de
Macarena Valdés que no tenían cercanía con ella, a quienes preguntó si la
activista tenía problemas psicológicos o motivaciones suicidas. Fruto de estas
entrevistas, la autoridad concluyó que la fallecida padecía de depresión.
De acuerdo con Apro, la supuesta
depresión y el informe de autopsia del SML dieron pie a que la Fiscalía de
Panguipulli (a cargo de la investigación) cerrara rápidamente la causa, sin
culpables y estableciendo el suicidio.
Sin embargo, el 21 de agosto de 2017,
cuando se cumplía casi un año del deceso de la activista, esa Fiscalía reabrió
el proceso y ordenó la realización de una segunda autopsia. Hizo esto tras el
revuelo provocado por un metanálisis forense, firmado por el renombrado médico
forense chileno Luis Ravanal Zepeda, contratado como perito por la familia de
Valdés.
En dicho informe –en que se analizó
toda la información disponible sobre el caso, especialmente la primera autopsia
y las pericias realizadas en el terreno por la Policía de Investigaciones
(PDI)– se verificó que la causa de muerte establecida por el SML (asfixia por
ahorcamiento) “no se fundamenta en hallazgos autópsicos objetivos e
indubitados”, puesto que el SML no demostró “que el cuerpo haya sido suspendido
vivo, por cuanto en ninguna de las descripciones referentes al surco y tejidos
cervicales, se describen signos de vitalidad”, esto es, que hayan sido
provocados estando viva la afectada.
Ravanal, único médico legista
latinoamericano que forma parte del directorio de la Asociación Mundial de
Medicina Legal, indicó en su metanálisis que en casos de suspensiones post
mortem “lo típico es que no existan signos de vitalidad, como se constata en
este caso, por lo cual no es posible (…) descartar la participación de
terceros”. Recomendó la realización de una segunda autopsia.
Ésta se realizó el 30 de octubre de
2017 y fue dirigida por el propio Ravanal, quien concluyó: “La inexistencia de
signos de vitalidad a nivel de los tejidos blandos del cuello y en las
estructuras que conforman el bloque laringo-traqueal, por lo que, desde un punto
de vista macroscópico, no se confirma la existencia de signos objetivos que
permitan sustentar que la víctima se hubiese encontrado con vida al momento de
ser suspendida por un cordel o lazo a nivel cervical”.
La patóloga y directora del
Departamento de Medicina Legal de la Universidad de Chile, Carmen Cerda,
efectuó estudios histopatológicos que se anexaron al informe. La conclusión:
“No se evidenciaron signos de lesiones vitales en ninguno de los exámenes
practicados”.
Es decir, la segunda autopsia prácticamente
descartaba el suicidio. Sin embargo, esto no bastó para que la Fiscalía
modificara la tipificación del caso.
El 4 de octubre de 2018 la PDI elaboró
el informe forense 215, en el que se detallan los resultados de las pericias
que se practicaron al cordel con el que apareció colgada Valdés. Había dos
trozos: uno de ocho metros y otro de uno. El más largo contenía el ADN de una
persona de sexo femenino distinta a Macarena. Sin embargo, este informe se
traspapeló y desapareció del expediente hasta que fue reintegrado luego que el
error fuera advertido por la parte querellante.
Según señaló a este corresponsal una de
las abogadas de la parte querellante, Patricia Cuevas, este informe ha
implicado que la fiscalía sólo indague la participación de mujeres, alguna de
las cuales han sido citadas para que se le tomen muestras biológicas.
Muerte y amenazas
Lo señalado por Cerda y Ravanal en su
informe es coherente con lo relatado por Rubén Collío. En la
entrevista él relata que el 22 de agosto de 2016 Valdés “apareció
muerta dentro de nuestra casa, colgada de una viga, en unas circunstancias que
nos causaron dudas y sospechas desde un primer momento”.
Explica que ese día vio a su compañera
a la 13:00 horas en su hogar –a un kilómetro del domicilio más cercano– tras lo
cual él acudió a la casa de un vecino a arreglar un computador. La dejó con el
menor de sus hijos mientras que él partió con otro –de cinco años– a realizar
su tarea. Ella iría al Consultorio (centro de salud) de Liquiñe en el autobús
de las 14:30 horas.
“Entre la 1:00 y las 2:30 (PM) ella se
dedicó a arreglar su bolso para salir. Allí quedaron los pañales de nuestro
bebé, la tarjeta de control del consultorio. También preparó comida para que
nosotros almorzáramos cuando regresáramos de trabajar”, dijo.
Collío indica que “Macarena no alcanzó
a salir a tomar el bus. Alguien la asesinó antes. Alguien entró a nuestra casa
y la mató”.
Narra que antes de que él volviera a
casa, llegó otro de sus hijos, Francisco, que entonces tenía 11 años. “La
encontró colgando. Cortó la cuerda y salió desesperado a buscar alguien que lo
ayudara”.
Cuando Rubén volvió vio a Francisco en
la puerta de su casa, llorando. Entró a su casa y allí vio a su bebé, de un año
y ocho meses, junto al cuerpo de su madre. Allí la abrazó por última vez.
Collío explica en entrevista que previo
al deceso, se habían registrado movilizaciones que buscaban impedir la
construcción de la hidroeléctrica de RP Global, ya que su puesta en marcha
implicaría entubar el río Tranguil en un tramo de ocho kilómetros.
La molestia creció cuando Saesa, la
empresa que trabajaba en la construcción de la central, taló sin autorización
bosque nativo y comenzó a instalar torres de alta tensión en lugares habitados.
El 1 de agosto (de 2016), Macarena y él
encabezaron una manifestación que tuvo cortada la ruta internacional
Coñaripe-Liquiñe. Enseguida se intensificaron las amenazas contra ambos. “Llega
gente hasta nuestra casa a decirnos que nos tenemos que ir”, recuerda Collío.
El 21 de agosto, trabajadores
vinculados a Saesa fueron a la casa de Mónica Paillamilla, dueña del terreno
donde vive la familia Collío-Valdés. “Le dijeron que nos tiene que echar,
porque si no, algo muy grave le iba a pasar a mi familia”, dice Collío.
Pailamilla confirmó este hecho, según
consta en el reportaje “El caso de Macarena Valdés: ¿Homicidio o suicidio?”,
publicado en el semanario The Clinic el 31 de enero de 2019.
El 23 de agosto (de 2016), día del
funeral de Valdés, fue aprovechado por Saesa para instalar postes y cableado
eléctrico asociados a la construcción de la central. Aunque no tenían
autorización legal, contaron con el resguardo de los Carabineros de Chile.
El informe Clark
El patólogo británico John Clark es un
referente mundial de la medicina legal. En este caso, lo primero que destaca
Clark en su informe –solicitado por la parte querellante y que en los próximos
días será presentado ante la Fiscalía– es “la falta de una descripción
detallada de cómo fue encontrada muerta” Valdés. Esto, a su parecer, “hace que
la interpretación de los hallazgos post mortem sea difícil”.
En este mismo sentido el legista
británico planteó: “La cuerda implicada como la usada no tenía una ligadura
típica para colgarse, ya que era excesivamente larga y no tenía un nudo obvio.
Incluso, si este último fue cortado en el momento de bajar el cuerpo, ¿por qué
no se hicieron comentarios en el informe de autopsia ni se incluyó alguna
fotografía?”.
La autopsia fue realizada por el doctor
Enrique Rocco, del SML de Valdivia, sobre el que pesan denuncias de severas
irregularidades en su práctica profesional.
Pese a las deficiencias de las pericias
que tuvo a la vista, Clark emitió un veredicto científico sobre la base de los
elementos disponibles. En sus conclusiones advirtió respecto a la existencia de
signos atípicos que permiten considerar la participación de terceros en la
muerte de Valdés:
“La marca de ligadura en el cuello,
aunque no completamente incompatible con la de suicidio por ahorcamiento, es lo
suficientemente inusual como para plantear preguntas sobre su causa. Lo más
importante es considerar si la muerte podría haber sido el resultado del
estrangulamiento con ligadura por otra persona o personas, es decir, un
elemento apretado fuertemente alrededor del cuello que impida la respiración.”
Siguiendo con su razonamiento, Clark
precisa: “Aunque en casos de suicidio por ahorcamiento, las víctimas pueden
moverse violentamente (…) y posiblemente causar que la ligadura se mueva sobre
la piel, sin duda, en mi propia experiencia de cientos de estos casos, no es
común una marca tan irregular como esta”.
Más adelante Clark sugiere, a la luz de
la evidencia disponible, que Valdés murió “no por ahorcamiento suicida, sino
por estrangulamiento por ligadura, con un objeto que alguien más sostenía
alrededor de su cuello y lo apretaba con fuerza”.
Ravanal agrega –en entrevista con
Proceso– que “una marca de ligadura horizontal en el cuello detrás de la oreja
no es concordante con una suspensión por ahorcamiento sino con una estrangulación.
Y eso es lo que tenía Macarena Valdés: la superposición de dos marcas con
distinto patrón: una horizontal de estrangulación; y otra con un trayecto
ascendente, sin signos de vitalidad, concordante con ahorcamiento post
mortem”.
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El fin de esta publicación obtenida del sitio oaxacapolitico.com es para informar a la opinión pública y entregar toda la información disponible para esclarecer la muerte de la activista chilena Macarena Valdés y que se haga justicia ante un evidente crimen y que se identifique a los responsables.
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