“Denunciamos que nos encontramos frente a un asalto a la Patagonia sudamericana, -uno de los últimos
paraísos existentes de la biodiversidad marina del planeta-, con el objetivo de
criar de manera intensiva e industrial y exportar millones de salmones a los
mercados internacionales, actividad que generó 5 mil millones de dólares el 2018″.
Carta abierta a los reyes Harald V y Sonja de Noruega durante su visita
al territorio ancestral de las comunidades Kawésqar, Patagonia
Sudamericana.
Estimados Rey Harald V
y Reina Sonja de Noruega.
Sean bienvenidos al
territorio ancestral del Kawésqar Waes en el contexto de la celebración de los
cien años de cordiales relaciones entre los pueblos de Chile y Noruega. Nuestra
presencia y cultura en los canales patagónicos suroccidentales datan de hace 6.000
años. Hasta fines del 1800´s, habíamos vivido en armonía con la Naturaleza,
situación que cambió brutalmente y se extendió hasta las primeras décadas de
1990, cuando se implementó un proceso de genocidio sistemático y de posterior
asimilación cultural, impulsada por los Estados de Chile y Argentina, en
beneficio de inversionistas y propietarios ganaderos, mineros y cazadores,
tanto chilenos como extranjeros, con el fin de apropiarse de nuestros vastos
territorios y riquezas naturales.
A comienzo del siglo
XXI vemos junto a las Comunidades Yaganes que este ciclo se vuelve a repetir,
intentando implementar la fase terminal de la asimilación económica, social y
cultural de nuestros pueblos canoeros, proceso que cuenta con la complicidad y
el activo apoyo político y financiero del Estado chileno y sus funcionarios
regionales.
Este proceso busca
“despejar” la región de Magallanes de nuestras comunidades, tal como hace 100
años lo efectuaron los estancieros ganaderos y las empresas productoras y
exportadoras de carne y lana ovina.
Esta vez, la
salmo-industrialización forzada de la Patagonia busca dejar abierto y
disponible los vastos territorios marino costeros, fiordos, lagos y ríos, y las
fuentes naturales de agua dulce a las billonarias inversiones de grupos
familiares-empresariales nacionales y compañías transnacionales nórdicas,
asiáticas y europeas, con objeto de duplicar la actual producción de salmones
exportable desde Magallanes al 2014, y lograr la mesiánica y ambientalmente
destructiva meta de alcanzar una producción nacional de 1,2 millones de
toneladas de salmón exportable para el 2032, lo que convertiría a la Patagonia
sudamericana en la principal región productora y exportadora de salmones
industriales del planeta.
Hoy, los antiguos
estancieros, mineros y cazadores de ballenas, nutrias y lobos marinos, han sido
reemplazados por un pequeño número de mega compañías salmoneras integradas al
sistema financiero internacional en alianza con transnacionales noruegas,
japonesas, chinas, canadienses y europeas, las que se están apoderando de los
territorios costeros, de nuestro Kawésqar Waes (Mar Kawésqar), recursos
naturales (especialmente agua dulce, pesquerías y mano de obra local) y de
nuestro patrimonio cultural.
Denunciamos que nos
encontramos frente a un asalto
a la Patagonia sudamericana, -uno de los últimos paraísos
existentes de la biodiversidad marina del planeta-, con el objetivo de criar de
manera intensiva e industrial y exportar millones de salmones a los mercados
internacionales, actividad que generó 5 mil millones de dólares el 2018.
Al igual que lo
ocurrido con la expansión ganadera de los siglos XIX y XX, este genocida
proceso en lo físico y cultural y destructivo en lo sanitario y ambiental, se
basa en la imposición de un excluyente modelo de ocupación de nuestros
territorios y la introducción de un monocultivo industrial de especies de peces
carnívoros introducidos desde el hemisferio norte a las prístinas y vulnerables
aguas de la patagonia chilena y argentina.
Para ello se han
cometido errores y horrores, tales como que el Estado chileno eliminó el 2017
la protección ambiental de las aguas circundantes al recién creado Parque
Nacional Kawesqar, uno de los mas extensos de la Patagonia chilena. Esto
ocurrió para permitir y asegurar la entrega de nuevas concesiones salmoneras
industriales, sin respetar nuestro rechazo absoluto a esta colonial medida
impuesta desde la centralista administración de Santiago de Chile, lo cual
dejamos por escrito durante la Consulta Indígena efectuada en Puerto Natales,
región de Magallanes, en octubre del 2017.
Evidencia de la
absoluta impunidad con que opera la industria salmonera, lo que ha
convertido a la región de Magallanes en un verdadero “far west
austral”, se estableció con apoyo del Servicio de Evaluación de Impacto
Ambiental (SEIA), un contaminante vertedero de lodos provenientes de las
pisciculturas de salmón a tan sólo 15 kms del Parque Nacional Torres del Paine,
declarado por la Unesco en 1978 como Reserva de la Biósfera, y por el National
Geographic, como uno de los 5 lugares silvestres mas hermosos del planeta.
Los ciudadanos,
pescadores artesanales, pequeños agricultores, pobladores y comunidades de
canoeros nómades Kawesqar, somos directamente afectados por el actual
establecimiento de plantas procesadoras y centros de cultivo industrial de
salmones destinados en un 98% a la exportación.
La expansión de los
monocultivos industriales de salmón y sus prácticas destructivas en nuestros
territorios, están provocando un profundo daño. Así lo evidencia la existencia
de 168 centros de cultivos en condiciones de anaerobiosis,- falta de oxígeno
disuelto en las aguas adyacentes a las balsas-jaulas, consecuencia de la
contaminación orgánica proveniente de las fecas y alimento no consumidos, que
caen al fondo marino. Esto mata la existencia de vida marina autóctona en las
columnas de agua en los alrededores de los denominados “barrios de concesiones
de salmonicultura”.
En septiembre de 2016,
la Contraloría General de la República emitió los informes provenientes de dos
auditorías realizadas al Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca)
y la Subsecretaría de Pesca y Acuicultura (Subpesca). Estas confirmaron que
el 53% de los criaderos
industriales de la Región de Magallanes presentaba ausencia de oxígeno en el
perímetro de estos cultivos industriales. También los masivos
escapes de salmones introducidos desde los centros de cultivo, están dañando
los valiosos y únicos ecosistemas y la biodiversidad acuática de la patagonia.
La visita de carácter
diplomático, geo-político y empresarial de la delegación noruega nos genera
temor sobre cuál será el futuro de los territorios y culturas ancestrales de la
Patagonia sudamericana. Somos indígenas milenarios, estando nuestra
supervivencia en juego. Por ello, no concebimos que Noruega, una sociedad
desarrollada, que respeta al medio ambiente, el mar, los derechos de sus
ciudadanos/as y de los pueblos originarios, permita que sus empresas de ultra
mar apliquen dobles estándares ambientales, sanitarios, laborales y sociales
con los ciudadanos, comunidades locales y pueblos originarios que habitan el
extremo sur de América Latina.
Llamamos a las
organizaciones ciudadanas y accionistas de Noruega, Suecia, Dinamarca e
Islandia que tienen fondos en la industria salmonera a prestar atención a lo
que está sucediendo en territorio patagónico de Chile y Argentina, y apoyar la
campaña de boicot al consumo y compra de salmón químico industrial, prefiriendo
las producciones naturales y locales provenientes de la pesca artesanal regulada
y sustentable.
Estimado rey Harald V
y reina Sonja, si la industria transnacional productora y exportadora de salmón
de cultivo tuviese un cielo este se ubicaría en Noruega. Y si tuviese su
correspondiente infierno éste sin duda se ubicaría en el sur de Chile.
Fuimos y somos
pescadores, cazadores y recolectores de pequeña escala. Nuestro estilo de vida
y cosmovisión se basa en el mar, y la gran variedad de vida silvestre existente
en los cientos de canales y fiordos de la Patagonia.
Esperamos que nuestra
posición sea tomada en cuenta por Uds, y la señora embajadora de Noruega en
Chile, de manera que el mal comportamiento de algunas empresas salmoneras de
capital nórdico, no sea una amenaza para los 100 años de pacífica, afectuosas y
creativas relaciones entre los pueblos de Chile y Noruega.
Comunidades
Kawesqar por la Defensa del Mar