Fuente: critica.cl
Amory Lovins, experto mundial en energía, durante exposición en
Coyhaique: “Los
costos de los mega proyectos se están disparando frente a los de las renovables
no convencionales y la eficiencia energética”
- “Las ERNC son ya más baratas que ninguna propuesta centralizada, la
eficiencia es más económica que cualquiera de estas alternativas, y los costos
de los grandes proyectos se están disparando en el mercado global competitivo,
representando un riesgo de negocios para cualquier inversionista” señaló.
- El asesor internacional, creador del concepto “soft energy path” (o “ruta de
la energía blanda”), expuso en la capital de Aysén sobre las dos revoluciones
energéticas en curso: la de la eficiencia y la de hacer las cosas de una manera
distinta.
Llegó para sorprender. No con su formación en las aulas de
Oxford y Harvard, ni con su cátedra en Stanford, todas universidades y centros
de investigación de excelencia mundial. Tampoco con sus asesorías al Pentágono
y a diversas naciones del mundo en materia energética. Fueron sus conceptos los
que, aunque nacidos del sentido común, llamaron la atención al apuntar en una
dirección totalmente contraria a la política eléctrica vigente en Chile. Amory
Lovins visitó Chile y la región de Aysén para abrir una ventana a través de la
cual observar el cambio mundial en curso en el área de la energía,
principalmente eléctrica.
“Las energías renovables no convencionales van a llegar de todas formas, el
tema principal es saber si lo harán más rápido o más lento”. “El nivel de
concentración de la generación eléctrica en Chile en muchos países sería
ilegal”. “En Alemania, en un mes, instalaron 2.100 MW de energía solar.
Parecido a lo que pretende HidroAysén”. “Las energías renovables no
convencionales para consumo autónomo asustan a las grandes empresas
generadoras. Igual a lo que ocurrió cuando el celular desbancó a las
telefónicas basadas en la transmisión por cable”. “El ahorro de energía
eléctrica funciona cuando se le permite y se le recompensa”.
Fueron éstas sólo algunas de las frases con que Lovins,
presidente y jefe científico del think tank sobre sustentabilidad y eficiencia
energética Rocky Mountain Institute, provocó el viernes a más de un centenar de
asistentes en Coyhaique, entre ellos el senador Antonio Horvath, el
ambientalista Douglas Tompkins y dirigentes de organizaciones sociales y
colegios profesionales. Con la exposición “Reflexiones preliminares de las
oportunidades eléctricas en Chile”, el físico compartió su experiencia en torno
a la “soft energy path” (o “ruta de la energía blanda”), término por él acuñado
en los 70 y que apunta al tránsito que está dando el mundo hacia tecnologías y
sistemas energéticos descentralizados, con un alto nivel de eficiencia y
basados en recursos renovables.
“En los sistemas eléctricos a nivel mundial están ocurriendo dos
revoluciones: la del ahorro energético y la de hacer las cosas se manera
diferente. Y Chile, afortunadamente, es el país mejor preparado para
beneficiarse de ambas revoluciones, principalmente combinadas” explicó. Esto
ocurriría por el gran potencial en recursos renovables del país que son el
nicho donde más se innova actualmente y porque, producto de la falta histórica
de políticas robustas en materia de eficiencia energética, existe un amplio
camino por recorrer en tal sentido. Pero esto no será fácil, toda vez que en el
mundo “están colisionando las tecnologías del sigo 21 -que avanzan rápidamente-
con las reglas, instituciones y cultura de los siglos 19 y 20, lo cual generará
numerosos, diversos y profundos quiebres en el sector eléctrico, más incluso
que en cualquier otra área”.
Para asumir con propiedad estos cambios, el especialista indicó que los
principios en que debe basarse todo sistema eléctrico óptimo son “la
competencia plena y justa entre todos los recursos eléctricos a precios
honestos, la comparación simétrica de sus riesgos, costos y atributos -y en
especial de los riesgos emergentes como por ejemplo la seguridad de la red-, no
favorecer a las empresas establecidas por sobre las nuevas, y fortalecer la innovación, el emprendimiento y la capacidad de elegir”.
Esto no estaría ocurriendo en Chile donde “los incentivos al sistema eléctrico
han promovido loables ganancias en calidad servicio y eficiencia organizacional
y de trasmisión, pero a altos precios para el consumidor (y elevadas utilidades
para los productores de energía), con un uso ineficiente y una seguridad de
oferta llena de problemas”. Además, “en general los intereses de los
productores (de energía) han sido privilegiados por sobre el interés general
nacional, por lo que los generadores que dominan las opciones tienen pocos
incentivos para cambiar”.
De esta forma, al existir nulos alicientes para que las
eléctricas fomenten la eficiencia y el ahorro (para éstas mientras más se
consume más venden, y por tanto más ganan) existe un verdadero cuello de botella.
Este paradigma es el que otros países han modificado mediante el concepto de
los “negawatts” en oposición a los “megawatts”. En palabras sencillas, si por
ejemplo un país determina que en 10 años debe aumentar su capacidad instalada
en 10.000 MW compiten en el mercado y en igualdad de condiciones no sólo las
compañías que proponen proyectos de generación sino también las que ofertan
sistemas para disminuir tal necesidad, como si de unidades generadoras se
tratase. Mediante esta figura en California se logró entre 1982 y 1985 en
promedio un 143 % más de oferta de energía (en megawatts y negawatts) que la
carga máxima total del estado a 1984. Con todos los beneficios que esto
representa en menores impactos sociales y ambientales.
Pero para lograr estos objetivos, señaló el experto, es
necesario atreverse a hacer las cosas de una manera diferente.
La falacia de los megaproyectos como alternativas únicas
En su charla, Lovins aclaró eso de “las únicas alternativas”. En una
planificación correcta, dijo, existen tres grandes áreas en las cuales es
posible hacer esfuerzos para asumir los desafíos energéticos.
Una tiene relación con la gestión de la demanda, mediante la
eficiencia energética y el ahorro, entre otros aspectos. Otra con el
mejoramiento de los sistemas de transmisión y distribución, a través de
regulación del voltaje, la administración de los circuitos de distribución, la
reducción de la sustracción de energía, etc. Y, en tercer lugar, con la
producción a través del mejoramiento de las unidades generadoras ya
disponibles, la importación de energía y, por último, la nueva generación, la
cual puede ser centralizada o distribuida, con una amplia gama de opciones,
entre las que se incluye la incorporación de renovables no convencionales
autónomas. En Chile, la única alternativa que se plantea con fuerza es la de la
generación centralizada, existiendo muchas otras. “El principal punto que
quiero establecer al mostrar este gran menú es que tenemos que buscar formas
inteligentes de elegir” puntualizó.
Por último indicó con relación a los megaproyectos y su supuesta
ventaja con relación a las renovables no convencionales que “las ERNC son ya
más baratas que ninguna propuesta centralizada, la eficiencia es más económica
que cualquiera de estas alternativas, y los costos de los grandes proyectos se
están disparando en el mercado global competitivo, representando un riesgo de
negocios para cualquier inversionista que piense en estas gigantescas, caras y
lentas iniciativas repletas de ripios en su tránsito a la concreción”. Es más,
se ha demostrado en diversos países que al optarse por grandes proyectos
centralizados “se desplaza a los competidores más pequeños e innovadores del
mercado, y esto está demostrado en diversos análisis, incluso en sistemas más
regulados que el chileno, en el cual casi no existe regulación”.
Comunicaciones
Coalición Ciudadana por Aysén Reserva de Vida
www.aisenreservadevida.cl
domingo 27 de noviembre de 2011