Robert Kennedy,
miembro de uno de los más importantes clanes políticos en Estados Unidos, ha
sido uno de los rostros opositores a HidroAysén. Hoy está feliz: su causa por
mantener a la Patagonia libre de represas obtuvo una gran victoria. Pero Kennedy
no baja los brazos. Ya anuncia sus próximos movimientos para defender los ríos
de Chile. El martes 10 recién
pasado, Robert Kennedy Jr. (60) recibió una buena noticia cuando estaba en su
oficina de Nueva York. En Chile, durante las primeras horas de la mañana, el
Comité de Ministros había rechazado la viabilidad del proyecto hidroeléctrico
HidroAysén.
Mientras en Santiago y
en la Patagonia los grupos ambientalistas celebraban la caída de las
emblemáticas centrales, las cuales iban a ser levantadas conjuntamente entre
Endesa y Colbún, Kennedy comenzó a ver en las redes sociales que HidroAysén se
venía al suelo. Por supuesto, también celebró: una de las causas que venía
apoyando hace años terminaba satisfactoriamente.
Hoy, a una semana de
ese suceso, Robert Kennedy, hijo del asesinado senador del mismo nombre y
además sobrino del carismático presidente demócrata, accede a conversar acerca
del proyecto hidroeléctrico, de los errores cometidos durante su diseño y,
fundamentalmente, sobre el destino de la Patagonia chilena, la cual, a su
juicio, debe mantenerse intocable.
Kennedy ha declarado
en reiteradas oportunidades que su tío John, cuando él tenía siete años y lo
visitaba en su despacho del salón oval de la Casa Blanca, le comentaba sobre
causas medioambientales. Incluso le habló de querer instaurar el Día Mundial de
la Tierra en 1962, pero la carrera nuclear entre Estados Unidos y la Unión
Soviética, que vivía su peak precisamente por esos años, terminó por desplazar
esos planes “verdes”.
Sin pensar en
convertirse en un activista pro causas ambientales, en 1983 un acto delictual
cambió su vida. Con 29 años, y ya egresado de la Escuela de Derecho de Harvard,
Kennedy fue sorprendido en Dakota del Sur con 182 miligramos de heroína. Fue
condenado a hacer 800 horas de trabajo comunitario y su castigo fue limpiar las
aguas del río Hudson, el cauce que separa la isla de Manhattan de Nueva
Jersey.
Gracias a ese nexo con
una ONG de corte ecológico, el abogado se involucró en luchas ambientales.
Primero como asesor legal en Hudson Riverkeeper, la misma que lo albergó
mientras cumplía su condena, y luego, en 1996, como cofundador de Waterkeeper
Alliance, la ONG que hoy preside y que busca proteger a los ríos del mundo.
“Desde el Mississippi hasta el Amazonas; desde el Tigris hasta el Ganges”,
señala.
Ha sido desde esa
vereda, además de su rol como abogado principal del Consejo de Defensa de los
Recursos Naturales (NRDC por sus siglas en inglés), una de las ONG “verdes” más
grandes del mundo, con más de 1,4 millones de socios, que ha puesto sus ojos en
el sur de Chile.
A través de esta
fundación ha recorrido los cauces chilenos en varias oportunidades e incluso
inició una cruzada a mediados de los noventa para impedir la construcción de la
central Ralco en el Alto Biobío, causa que perdió. Hoy, como abogado de la
NRDC, se involucró en la lucha de la ONG Patagonia Sin Represas, la fundación
que se opuso desde un comienzo a HidroAysén.
La última vez que vino
a Chile fue en 2011, cuando hizo rafting en el río Futaleufú, uno de los cauces
que hoy quiere preservar. Y aunque no tiene planes de regresar en lo inmediato,
ya adelanta que la lucha contra HidroAysén es recién el comienzo, ya que
pretende ayudar a conservar intactos los ríos Puelo y Cuervo, donde ya hay proyectadas
nuevas centrales hidroeléctricas.
-¿Qué opina de la
decisión de rechazar el proyecto HidroAysén?
-Esta decisión envió
una potente señal, similar a la que mandó la Agenda Energética, de que la
administración Bachelet está dispuesta a abordar seriamente el tema de su
futuro energético. Ahora es el momento en que Chile puede construir su camino
hacia el futuro, basado en fuentes de energía verdaderamente sustentables, como
las energías renovables no convencionales (ERNC). Un futuro en el cual el país
no tiene que destruir sus ríos para tener una matriz independiente, segura y
estable.
-Desde un comienzo usted
estuvo en contra de este proyecto. ¿Por qué?
-Como presidente de
Waterkeeper Alliance, creo firmemente en que los ríos y cursos de agua
necesitan ser protegidos. Los recursos hídricos y las comunidades que dependen
de ellos, en todo el mundo, están cada vez más amenazados, por lo cual se hace
más importante proteger los ríos que aún corren libres, que no tienen represas,
como el Baker y el Pascua. Siempre he tenido una voz contraria a proyectos que
dañen a las personas, su medioambiente y sus medios de vida. Cuando HidroAysén
fue propuesto, vi potenciales similitudes con lo ocurrido en el río Biobío.
Antes de que Endesa construyera represas en su cauce, el Biobío era uno de los
más asombrosos del planeta. En ese momento no podía creer que un país dejara
que un privado destruyera ese lugar y tuvieran que reubicar a tantas
comunidades. Desafortunadamente, perdimos esa campaña y mucha gente sufrió
enormemente por ello. Yo estuve contra HidroAysén porque no quería -y sigo no
queriendo- el mismo destino para Aysén.
-El gobierno rechazó
el proyecto, pero no fue claro en definir si la Patagonia debía o no seguir
intocable. ¿Debe Chile permitir proyectos en la zona?
-Chile puede ser
independiente energéticamente sin la necesidad de construir otra gran represa
hidroeléctrica en sus ríos. La tecnología está, los recursos están y también
los inversionistas. El futuro de Chile se puede asegurar con las energías
renovables no convencionales y con más eficiencia. El río Baker, el Pascua, el
Futaleufú, el Puelo y el Cuervo son ríos que deben ser preservados y Chile
seguirá teniendo un futuro energético seguro sin tener que recurrir al carbón,
al diésel o al fracking (shale gas). Otros proyectos pueden ser propuestos para
construirse en la Patagonia, pero después de lo visto con HidroAysén es difícil
que sean aprobados.
-La última vez que
vino, en 2011, usted entregó una carta al ex presidente Sebastián Piñera. ¿Qué
le pedía en esa carta y qué le respondió?
-Efectivamente envié
una carta al ex presidente Piñera en 2011, y en ella le pedía que se enfocara
en la construcción de un futuro energético verdaderamente sustentable para
Chile, basado en las ERNC, en vez de construir un proyecto tan mal planificado
como HidroAysén. Jamás recibí una respuesta de su parte.
-¿Considera que la
decisión del gobierno significa un avance para la legislación ambiental
chilena?
-La decisión del
Comité de Ministros acerca de HidroAysén es absolutamente importante. Porque
demuestra que el gobierno va a respetar sus leyes y políticas medioambientales.
No podría demostrar lo suficiente para graficar lo importante que es esto.
Chile tiene una gran variedad de instituciones para proteger el medioambiente,
como el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA), el tribunal
medioambiental, la Superintendencia y el Ministerio. Pero si las leyes no se
respetan, la eficacia de esas instituciones se daña y la confianza que la gente
tiene en ellas también queda herida. Tener buenas leyes es una cosa, pero
respetarlas y hacerlas cumplir es otra. La decisión sobre HidroAysén demuestra
que este gobierno es serio en cuanto a hacer cumplir la ley. Y eso es
alentador.
LA
PRÓXIMA BATALLA
-Con
el fin de HidroAysén, y considerando la causa que perdió al defender al Alto
Biobío, ¿lo siente como un triunfo?
-Cuando dejas que las
empresas destruyan un río, ya no puedes volver atrás. Una represa altera
profundamente los ecosistemas y la mayoría de esos daños son irreversibles.
Endesa siempre será culpable de lo que hizo en el Biobío y de lo que le hizo a
la comunidad pehuenche. HidroAysén demuestra cuán lejos ha llegado Chile en
términos de tener una ciudadanía activa y que es escuchada por el gobierno.
Todavía no sabemos qué pasará con estos grupos en el futuro, pero entiendo que
esto es un motivo para celebrar y que les dará confianza para continuar con la
pelea. La batalla para conservar los ríos de Chile está lejos de terminar.
-¿Desde cuándo y por
qué se involucró en Patagonia Sin Represas?
-Mi compromiso con
Chile partió a inicios de los 90 con la lucha contra las represas proyectadas
para el río Biobío. En 2006, como abogado principal del Consejo de Defensa de
los Recursos Naturales (NRDC), me pidieron que participara en la lucha contra
el proyecto HidroAysén que se haría en la Patagonia. Desde el comienzo nos hemos
centrado en la necesidad de energías alternativas y en la eficiencia
energética. En marzo de 2008 me reuní con la ex presidenta Bachelet en Santiago
para discutir estos temas. Fue desde ahí que he estado apoyando a Patagonia Sin
Represas. Creo que son un ejemplo para las causas de todo el mundo, que
intentan reclamar la propiedad de sus ríos.
-Después de
HidroAysén, ¿cuál será su próxima causa en Chile?
-El río Futaleufú es
una prioridad, ya que es uno de los ríos más notables que he visto. El nuevo
grupo de Guardianes del Río Futaleufú (ONG a la cual apoya Kennedy) está
trabajando en salvaguardar al cauce de futuras represas, trabajando con las
comunidades, tanto en Chile como en Argentina. Otros cauces, como el Puelo y el
Cuervo, ya tienen proyectos hidroeléctricos en carpeta, eso a pesar de la
abrumadora resistencia de las comunidades. En Estados Unidos tenemos la ley de Ríos Salvajes y
Escénicos, que otorga una protección
permanente para los ríos, al tiempo que también permite las actividades
económicas locales y recreativas. Otros países también tienen este tipo de
leyes, pero en Chile no hay nada parecido, por
lo cual ningún río está a salvo.
-Chile necesita
energía. Si no se toca la Patagonia, y las ERNC aún mantienen altos costos,
¿qué solución le queda al país?
-Muchos estudios que
se han publicado en los últimos años -y por diversas fuentes- demuestran que
Chile cuenta con los recursos suficientes de energías renovables para
satisfacer de sobra su futura demanda por energía. Muchos de esos recursos ya
tienen costos competitivos en comparación con la energía tradicional, a pesar
de que hace pocos años eran vistos como muy caros. Por ejemplo, en Chile hay
proyectos solares compitiendo en el mercado spot sin ningún tipo de subsidio.
¡Eso hace a Chile verdaderamente único! Es una prueba de la potencia real que
tienen.
-En Estados Unidos,
¿qué otro tipo de iniciativas está promocionando?
-En EE.UU., el
traspaso hacia un futuro de energía limpia sigue siendo estrangulado por la
industria del gas y el petróleo. Estamos ganando la batalla contra el carbón, y
el presidente Obama acaba de proponer nuevos estándares de carbono, los cuales
deberían ayudar a limpiar el sector energético. Pero el petróleo y el gas
siguen siendo actores increíblemente poderosos. Una gran preocupación en estos momentos
en detener el avance y dispersión del fracking (shale gas), el cual afecta a
las comunidades, ya que contamina sus fuentes de agua, destruyendo su
ecosistema. Las energías renovables no convencionales tienen un enorme
potencial, pero tenemos que llegar primero a Washington y poner las políticas
correctas en su lugar. Como en Chile, hemos dado importantes pasos, pero aún
tenemos un gran camino que recorrer.