Por Rodrigo de la O -
He pensado mucho en todo lo ocurrido el último tiempo. Pensado por ejemplo, en que la naturaleza, con su majestuosidad y su potencia, nos invita a ser más humildes con un mensaje que debemos aprender a descifrar.
Es obvio que una vez ocurridos los sucesos del 27 de febrero pasado en nuestro país todos hemos pensado y revaluado muchas cosas, haciendo claro hincapié en lo que realmente importa, o mejor dicho, que es lo que de verdad importa. Nuestro programa Vigilante Costero Maule Itata (VCMI) en Conjunto con la Fiscalía del Medio Ambiente (FIMA) y la Coalición Save The Waves (STW) ha podido canalizar ayuda primaria en lo que a provisiones se refiere, medicamentos, filtros purificadores de agua y atención médica, volcando nuestra mirada, desde la costa y las cuencas hídricas, hacia nuestros hermanos chilenos trabajando arduamente en brindar soporte, sustento y apoyo moral (más que todo) a aquellos afectados en nuestra zona de acción que hemos podido conocer, entendiendo que era imprescindible poder sumar y multiplicar esfuerzos para una pronta reestructuración y vuelta a la normalidad. Sabemos que los esfuerzos y ayuda que hemos brindado son muy escasos y no solucionan el gran drama que cerca de 2 millones de personas han vivido a raíz de este gran desastre natural, pero estamos seguros, que son los pequeños gestos y actos los que, concadenados, pueden perseguir el real propósito de sacarnos a flote, levantarnos y volver a sonreír. No es primera vez que Chile se ve enfrentado a un desafío tal y, convengamos, que con nuestros antecedentes históricos puede no ser el último.
Es obvio que una vez ocurridos los sucesos del 27 de febrero pasado en nuestro país todos hemos pensado y revaluado muchas cosas, haciendo claro hincapié en lo que realmente importa, o mejor dicho, que es lo que de verdad importa. Nuestro programa Vigilante Costero Maule Itata (VCMI) en Conjunto con la Fiscalía del Medio Ambiente (FIMA) y la Coalición Save The Waves (STW) ha podido canalizar ayuda primaria en lo que a provisiones se refiere, medicamentos, filtros purificadores de agua y atención médica, volcando nuestra mirada, desde la costa y las cuencas hídricas, hacia nuestros hermanos chilenos trabajando arduamente en brindar soporte, sustento y apoyo moral (más que todo) a aquellos afectados en nuestra zona de acción que hemos podido conocer, entendiendo que era imprescindible poder sumar y multiplicar esfuerzos para una pronta reestructuración y vuelta a la normalidad. Sabemos que los esfuerzos y ayuda que hemos brindado son muy escasos y no solucionan el gran drama que cerca de 2 millones de personas han vivido a raíz de este gran desastre natural, pero estamos seguros, que son los pequeños gestos y actos los que, concadenados, pueden perseguir el real propósito de sacarnos a flote, levantarnos y volver a sonreír. No es primera vez que Chile se ve enfrentado a un desafío tal y, convengamos, que con nuestros antecedentes históricos puede no ser el último.
Al pasar los días comenzamos tímidamente a mirar nuevamente la inmensidad de nuestro mar y a reconciliarnos con él. Quizás lo hacemos de manera distinta. Un poco irascibles en un comienzo, como enfadados y descontentos con su forma cruda, violenta de entregarnos su mensaje y hacernos participes de su presencia. Sin embargo, también es preciso poder entender todo lo sucedido como una forma, una manera de querer hace las cosas mejor. Será su mensaje críptico, brutal lo que nos ¿conmueva y nos llame a repensar nuestra propias acciones, nuestro propio proceder?, no lo sé. Al menos debemos consensuar que nos pone una pausa, un alerta y nos invita a pensar.
En mis continuos recorridos por la zona costera comenzamos de a poco a retomar nuestras acciones habituales de una manera distinta. Es necesario volver a levantarse, sin duda, pero de una mejor forma entendiendo que deberemos comprender y reestudiar muchas cosas que, anteriormente, puede que no se hayan pensado o pasado por alto. Tal vez por descuido, por soberbia, pero que se hace necesario reconsiderar y enfrentar.
Al observar el comportamiento del mar desde el día del terremoto y maremoto del 27 de febrero y aprendiendo, de expertos con los que hemos podido reunirnos en sus visitas a la zona, se torna imprescindible que se realice un reestudio del borde costero que permita prever la subida de las mareas a través de sistemas de emergencia efectivos y de comunicación aptos ante situaciones de crisis y/o colapso. Se hace necesario, a su vez, poder capacitar a las comunidades costeras en torno a estos temas para poder transmitir la tranquilidad necesaria a sus habitantes permitiendo así generar con mayor rapidez el retorno a la normalidad.
En conclusión, estamos ansiosos de volver a demostrar, primero a nosotros, después al país y el mundo que somos, y seremos, capaces de aprender de lo vivido. Hoy más que nunca estamos dispuestos a decir que aquí estamos, que aquí existimos y será nuestro desafío complementarnos, convivir y coexistir de forma armoniosa con nuestra naturaleza. Ella es nuestra base y nosotros debemos ser su fortaleza.
Agradezco profundamente a todos aquellos que han confiado en nosotros, en nuestro programa. A los amigos que han hecho correr la voz de la empresa que de forma natural tomamos y quisimos emprender en la busqueda de brindar algún espasmo de sosiego, de paz, a tantos que han sufrido situaciones inimaginables. A los amigos nuevos que se han forjado en momentos tan inciertos en que las miradas cruzadas solo han bastado para conocernos y enfrentar juntos la puesta en practica de principios y valores comunes. A todos muchas gracias por que juntos hemos contribuido, de manera sincera, a que nuestro país se levante cuanto antes.
En lo persona prefiero siempre, a pesar de lo cansado y abrumado emocionalmente que podamos estar, rescatar lo bueno, la mitad llena del vaso como dicen algunos. Han sido momentos de suma angustia y desconcierto, de descontrol sublime. La vida nos conmueve y tenemos que aprender de ello. Es una oportunidad única que disponemos para recomenzar con nuevos bríos y optimismo pero con mucha humildad que, creo, es un valor alterado y difuso en nuestro actuar respecto de muchas formas y conductas con nuestro entorno, con nuestro planeta.
Agradezco profundamente a todos aquellos que han confiado en nosotros, en nuestro programa. A los amigos que han hecho correr la voz de la empresa que de forma natural tomamos y quisimos emprender en la busqueda de brindar algún espasmo de sosiego, de paz, a tantos que han sufrido situaciones inimaginables. A los amigos nuevos que se han forjado en momentos tan inciertos en que las miradas cruzadas solo han bastado para conocernos y enfrentar juntos la puesta en practica de principios y valores comunes. A todos muchas gracias por que juntos hemos contribuido, de manera sincera, a que nuestro país se levante cuanto antes.
En lo persona prefiero siempre, a pesar de lo cansado y abrumado emocionalmente que podamos estar, rescatar lo bueno, la mitad llena del vaso como dicen algunos. Han sido momentos de suma angustia y desconcierto, de descontrol sublime. La vida nos conmueve y tenemos que aprender de ello. Es una oportunidad única que disponemos para recomenzar con nuevos bríos y optimismo pero con mucha humildad que, creo, es un valor alterado y difuso en nuestro actuar respecto de muchas formas y conductas con nuestro entorno, con nuestro planeta.
Que la oportunidad de Volver a nuestros origenes, de poder reconstruir, sea una opción, un fundamento y así podamos dejar una huella de la experiencia que nos ha tocado vivir. Que el aprendizaje sea señal de que, a pesar de todo, podemos avanzar, proseguir y evolucionar.
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