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miércoles, 30 de octubre de 2013

"Viejo Perro", documental de los inicios del Surf en Chile, ya tiene fecha de estreno

El primer corte del documental acerca de los inicios del surf en Chile ya es una realidad y tiene a su primer auspiciador.
Luego de años de investigación, entrevistas y preproduccion, finalmente el Documental Viejo Perro comienza a dar sus primeras luces públicas.
La historia del surf en Chile, y como Icha Tapia, Calá Vicuña, Daniel Tello y Alvaro Abarca pusieron la primera semilla surfera en las costas de Chile se podrá ver finalizado y exhibido en Chile este 2014.
Desde el 22 de Noviembre del presente, el documental comienza una participacion internacional en el Festivales de Cine (y de Surf) como Work in Progress apostando a que esta increíble historia, única y mágica logre más de un galardón en sus presentaciones.
Gracias a el apoyo de la marca Haka Honu, que confió en este proyecto, ya es una realidad para miles de personas que podrán ver este documental alrededor del mundo y donde se comparte la linda experiencia de empezar un deporte y estilo de vida sólo por esencia. 

Viejo Perro se estrenará en el Save The Waves Film Festival en San Francisco, USA. 
Este 22 de Noviembre será el Estreno Mundial del primer corte del documental Viejo Perro en la mítica ciudad de San Francisco, en marco del Save The Waves Film Festival
Copyright © Documental Viejo Perro *|OCT_2013|* Aguasagrada, All rights reserved.

sábado, 26 de octubre de 2013

El cambio climático hará los mares más cálidos y ácidos

Fuente: http://www.oem.com.mx/eloccidental/notas/n3159733.htm
DPA

San Francisco, EU.- El cambio climático afectará en el 2100 a casi todas las regiones de los océanos. Casi en todas partes, la emisión continua de gases de efecto invernadero hará que los mares sean más cálidos, ácidos y más pobres en oxígeno, afirma un equipo de investigadores internacional en la revista PLOS Biology.
Pero también las regiones más bajas se verán afectadas y la productividad de los ecosistemas menguará. La conjunción de esos factores hará que se modifique la cadena alimenticia marina y finalmente ello repercutirá en la vida de millones de personas que viven junto al mar y del mar.
El equipo científico que dirige el colombiano Camilo Mora, de la Universidad de Hawai, ha ido analizando una serie de amplios datos biológicos y pronósticos meteorológicos actuales. Su trabajo se basa principalmente en modelos que están relacionados con el quinto informe mundial del clima elaborado por el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) de la ONU.
Los científicos abordaron dos posibles escenarios de emisiones: un modelo en el que se sigue emitiendo a la atmósfera dióxido de carbono a 900 ppm (parte por millón) y un modelo en el que las emisiones de C02 se han reducido drásticamente y se han limitado a 550 ppm.
De acuerdo con el estudio, en ambas suposiciones la superficie de los mares sufrirá un cambio biogeoquímico, aunque sus dimensiones serán diferentes dependiendo de la región. En las regiones tropicales el proceso que lleva a que esas aguas sea más ácida será más lento y en las zonas templadas el aumento de temperatura será menor. Sólo en una pequeña parte de los mares, sobre todo en las regiones polares, el agua será más rica en oxígeno y los mares serán más productivos, aseguran los científicos. En ningún lugar se registrará una bajada de temperatura o un aumento de los valores de PH.
En un segundo paso, los científicos del equipo de Mora analizaron que hábitats y que especies se verían más afectadas por los cambios.
A grandes rasgos se puede resumir que en las superfices profundas los cambios son menores, sin embargo se verían considerablemente afectadas las aguas de poca profundidad como ocurre con los arrecifes de coral y manglares. También abría cambios en el plancton, y por donde se mueven a menudo los calamares, las ballenas y las focas.
Y los cambios no serían ajenos al ser humano, advierten los científicos.
Entre 470 y 870 millones de personas, de entre las más pobres del mundo dependen de los mares para comer y para ganarse el sustento. Viven en país donde se esperan fuertes cambios y por ello se convertirían en los más afectados.

martes, 22 de octubre de 2013

Cabildo y Encuentro Nacional por la Defensa del Agua y la Vida Congreso Nacional Santiago, 10 y 11 de Octubre 2013


Presentación
El Cabildo y Encuentro Nacional por la Defensa del Agua y la Vida, realizado durante los días Jueves 10 y Viernes 11 de Octubre en Santiago, contó con la participación de más de 100 dirigentes desde Arica a Punta Arenas, sindicatos y comités de agua potable rural, en torno a la discusión sobre perspectivas, estrategias y demandas para el reconocimiento y ejercicio del derecho humano, derecho colectivo y derecho territorial al agua y la vida.
Durante el primer día, compartimos posiciones y miradas en torno a 6 definiciones y prioridades formuladas por las organizaciones y movimientos que participaron de la primera Marcha Carnaval por la Recuperación y la Defensa del Agua (Abril de 2013). A estos 6 puntos, la secretaría ejecutiva de la Coordinadora Nacional por la Defensa del Agua y la Vida, convocante de este Cabildo, sugirió incorporar el rechazo a la criminalización de los dirigentes, organizaciones y movimientos sociales que ejercen el legítimo derecho a la defensa del agua y la vida en sus comunidades y territorios. ver más

El agua no es recurso hídrico

A un grupo de organizaciones ciudadanas chilenas por las aguas, nos llega un documento del Banco Mundial con el título “Estudio para elmejoramiento del marco institucional para la gestión del agua”.
Saltándonos los prejuicios (o fundados juicios) que se merece una sugerencia de política proveniente de tan mundial banco -sin entrar a los contenidos concretos del documento-, vale mucho la pena notar la lengua, o sea, las palabras con las cuales habla (y hablamos) del agua.
¿Por qué poner atención a las palabras y no (al menos todavía) a los “contenidos”? Porque la lengua predispone la actitud y limita lo que podemos decir y pensar acerca de lo real. Veamos si es cierto.
Al menos el título del documento dice “agua”. Ya dentro de sus páginas, el agua se transforma en “recurso hídrico”, y desaparece el agua.
Alguien me dirá: ¿y qué? ¿Y qué con la diferencia entre “agua” y “recurso hídrico”? Esto es, si ya de entrada sabríamos que hablamos, pensamos y sentimos de lo mismo. ¿Qué dice agua? Pues en el modo de una palabra del cotidiano, dice algo que está con nosotros de un modo parecido a como está el aire. Respiramos todo el tiempo, toda la vida -incluso pensamos la vida como algo respirando; la muerte como alguien que ya no está con el aire.
Agua es palabra de una lengua del trato humano de todos los días con aquello que nos hace vivos, y con un nombre y un rostro. Agua es mundo y aquello verde de una hoja, el color de una flor, la yerba fresca brotando en una pampa (que en las ciudades llamamos “maleza”, relativo a mal).
¿Qué dice hídrico? Nadie dice: “Tengo mucha sed. Me tomaría un vaso grande de hídrico”. ¿Qué le sucede aquí a la palabra?, porque si uno se pusiera muy estricto el agua y lo hídrico dicen lo mismo –su genealogía es bastante parecida-. Pero nadie dice que toma hídrico cuando tiene sed, y resultaría muy exótico (y algo siútico) si insistiera en decirlo.
¿Qué connota “hídrico”? Pues basta atender a cómo se usa la palabra. Se usa en contextos científicos. O sea racionalizadores. Refleja el paradigma de un tipo de ciencia, y con ello la hegemonía político-cultural de la objetividad. La de un lenguaje que quisiera aparentar ningún compromiso o disposición afectiva. Varias filosofías han mostrado hace rato que el distanciamiento o frialdad científica corresponde a una disposición por asegurar las condiciones de vida. Un sentimiento hacia la necesidad y una búsqueda de seguridad, acompañado por un goce en el control de las cosas (goce del mundo como un montón de cosas a controlar). Lo hídrico lo encontramos en contextos de control: agua (tantos litros por segundo), metida en cañerías de 2 a 4 a 10 pulgadas de diámetro, a 3 atmósferas de presión, con tal porcentaje de contenido de cloro, etcétera.
Hace ya cierto tiempo nos rodea un habitar la tierra donde queda poco de mundo y todo paisaje de lo real se va transformando en “recurso”. ¿No le pasa a usted a cada paso? El recurso loco –¡ah!, no son los loquitos del Psiquiátrico; son los locos en el océano, entre las rocas, exquisitos (y en veda tan legal como “formal”; objetos arrasados por un deseo social). El recurso forestal: no son bosques salvajes o silvestres o nativos, múltiples, enredados; donde uno se puede perder fácilmente si no conoce la huella del sendero. El recurso forestal son millones de hectáreas plantadas que se miden por el dinero de su precio como madera –ante todo, como celulosa. El recurso forestal es dinero, no bosque, no belleza.
¿Y el recurso humano? Usted y yo, aquí, leyendo. ¿Le hemos dado una vueltecita al economista exitista que nos señala con el dedo y sin que se le arrugue un pelo nos dice: “recurso humano” (o “capital humano”)? ¿En qué nos ha convertido esta civilización del humanismo?
Pues, en esa lengua, nos ha convertido en insumos del proceso de la producción industrial tecnificada. No personas, almas, singularidades; sí competencias para producir algo que al final vale, otra vez, cantidad y dinero. Somos allí un recurso medible apto o no para multiplicar en nosotros –pero sobre todo en esos otros-, el panorama del dinero sobre la faz de esta tierra. Lo demás humano se vuelve secundario. Viene o no por añadidura. Si acaso. Usted puede transformarse en recurso mío; usted me puede convertir en recurso suyo. Ni usted ni yo importamos. Es en el convertirnos en cosas (productivas) uno al otro donde reside este perverso y disminuido goce. Por eso, no acepte la próxima vez que lo traten de “recurso humano”; por eso rechace a quien trata a los demás con el título: “capital humano” (ese mismo que una vez lejos de su escritorio de economista o ingeniero, es una persona tan cotidiana como todos, y dice: agua).
El “recurso hídrico”, pues, no es agua. La expresión “recurso hídrico” ha operado en la realidad -en nosotros y en el agua- una transformación, haciendo desaparecer los vínculos de comunidad en la vida y el habitar este mundo. Esa operación nos instala en el lugar donde el agua queda convertida en cosa a disposición, apta a la administración, y presta al goce del control, según las razones (más bien sin razones) sociales humanas.
La tradición humanista del Occidente ha venido a quedar reducida a una imagen de lo humano como propietario de lo real y constructor del mundo como asignador de precios. La cultura occidental entró desde hace unos 3 siglos en esta operación de control generalizado de la naturaleza.
Por estos tiempos hay indicios fuertes que ella, natura, ha comenzado a rechazar esta bestia controladora: una catástrofe ecológica no acabara, sin duda, con la vida. Solo con nosotros, con las condiciones de vida que nosotros necesitamos, unas que no son exactamente las mismas que hemos creído debemos controlar. De pronto, por aquí, por allá, algo pasa aquí y allá con las aguas. ¿Qué pasa? Y no hay modalidad de “recurso hídrico” que pueda responder.
Habremos de salir a buscar dónde queda simplemente agua.