Por Rodrigo de la O -
En los próximos días parto a la conferencia Anual de la Alianza Waterkeeper que este año se desarrollará en Chicago y antes quisiera hacer algunas reflexiones y textos de proyectos precisamente enfocados en potenciar nuestros trabajo junto a la comunidad. La participación como el primer miembro chileno de la Alianza Waterkeeper ha sido todo un reto y es fundamental, para seguir incorporando capacidades y herramientas que, en lo personal, he tenido la suerte de ir adquiriendo en el tiempo de existencia de nuestro trabajo. Estos conocimientos no sirven de nada si no somos capaces de transmitirlos, compartirlos y la idea es poder desarrollar múltiples iniciativas que nos inviten a ello. Sumar esfuerzos en el empoderamiento y articulación de redes, es el gran desafío y conseguir recursos una verdadera aventura.
Junto a la fiscalización y recepción de denuncias, que hemos ido reforzando al poder conectarnos con organizaciones, juntas de vecinos, autoridades y amigos que comparten el mismo espíritu; seguimos enfocados en poder accionar iniciativas para poder empoderar de forma teórica, pero también, realizar acciones prácticas que son una de las mejores maneras de aprender, de forma directa, lúdica y entretenida.
Iniciativas diversas buscan potenciar nuestros esfuerzos en el fortalecimiento de metas y propuestas que consoliden nuestros objetivos y ayuden a la consolidación y evolución de nuestra organización. Esto se relaciona directamente con las comunidades en las que actuamos y con las que hemos podido ir afianzando lazos que permitan seguir adelante.
Espero y confío que se den las formas, que las personas se involucren, crean en que este trabajo, el mío, el de todos, son oportunidades únicas que debemos asumir con responsabilidad y que fruto de lo realizado podamos permitirnos seguir soñando, creciendo y se convierta en una oportunidad para muchos de desarrollo, de crecimiento, para ser un aporte social real objetivo, sin falsas pretensiones, solo porque creemos que la base social activa puede contribuir desde lo local al desarrollo y progreso del país convencido de que todo nace y se proyecta pensando en que la labor individual debiera tener siempre un factor social de importancia y que, de forma positiva, incide en la mayor cantidad de personas posibles. Cuando esto se logra de manera eficiente podemos comenzar a pensar en que estamos haciendo bien las cosas, con bases, con proyección, beneficiando a muchos de manera activa siendo un rol que nos pertenece a todos y de una u otra manera podemos contribuir.
Los últimos tiempos han sido convulsos. Vemos como la tierra se manifiesta demostrándonos su poder. El terremoto de Japón nos señala la fragilidad de nuestra sociedad y su dependencia energética, la crisis atómica detona y ya se piensa en cerrar los 54 reactores del país sin olvidar el impacto ambiental hasta ahora incuantificable. Solo el paso de los años nos permitirá comprenderlo y dimensionarlo. Las tormentas norteamericanas de primavera han sido de las más fuertes y destructivas de que se tenga memoria. El cordón del Caulle nos da otra pequeña muestra de lo implacable que es la fuerza del planeta cambiando el maravilloso paisaje por uno gris, de fabula, lejano, de pesadilla. Junto a ello una nube de cenizas que se encamina a dar la vuelta al mundo. Inimaginable.
De la mano de estos pequeños espasmos del planeta surge una movilización social sin precedentes. Libia, España, Chile, entre otros, buscan de múltiples maneras poder manifestar el descontento hacia los modelos economicistas y políticos que se notan gastados, enrarecidos, agotados. Muchos un tanto hastiados intentan demostrarlo, sacan la voz y las nuevas generaciones se pronuncian, exigiendo un cambio real en donde ya no existe la espera y cada uno debe hacerse parte, informarse para convertirse en un actor en la búsqueda de soluciones y de que podamos de una vez ser un mejor país, de verdad, sin esa extraña sensación de distancia entre los doctos políticos ilustrados y la "masa votante".
La rabia canalizada como punto de ebullición en problemáticas socio ambientales como Barrancones, Campiche, Hidroaysen o Los Robles, entre otros, marcan una tendencia que comprueba que nuestra sociedad se encuentra cansada, tensa, sumándose múltiples movilizaciones y demandas en otras áreas y tematicas. Nuestro sistema político haciendo aguas con una repobación histórica que según las últimas encuestas obliga a que nuestras autoridades políticas puedan en base a una profunda autocrítica diseñar de forma urgente estrategias que recojan las demandas ciudadanas para poder recién comenzar a hablar de Democracia 2.0. Tengo la esperanza de que aún estamos a tiempo.
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