- Hace un par de semanas se conoció una minuta que el Ejecutivo difundió entre los integrantes de la Comisión de Recursos Hídricos del Senado, la cual desmantela importantes avances logrados en la Cámara de Diputados.
- “La idea original de este proyecto es garantizar el acceso humano al agua y proteger las fuentes de agua. Sin embargo lo que proponen las indicaciones del gobierno es debilitar la priorización del interés público ya alcanzado, para garantizar el lucro empresarial. Y eso es una aberración” indicó la directora de Chile Sustentable.
Como una “nueva señal de que este
gobierno claudicó ante los intereses de los empresarios y la mirada mercantil
de la sociedad” definieron desde la sociedad civil la presión que ha
realizado el Ministerio de Hacienda para introducir cambios a la reforma al
Código de Aguas durante su tramitación en el Senado, aprobada en noviembre
pasado en la Cámara la de Diputados. Hace una semanas se conoció una minuta que la cartera estaría
difundiendo entre los integrantes de la comisión: Adriana Muñoz (
PPD), Víctor Pérez (UDI), Jorge Pizarro (DC), Isabel Allende (PS) y Francisco
Chahuan (RN).
En enero comenzaron las audiencias en la
Comisión de Recursos Hídricos y Desertificación de la Cámara Alta, que preside
la PPD Adriana Muñoz, recibiendo hasta hoy a representantes del gobierno,
sectores productivos, canalistas, dirigentes de comités de agua potable rural,
abogados, ONGs socioambientales y habitantes de comunidades afectadas por la
falta de acceso al agua. Terminadas las audiencias, se espera que esta semana
se inicie la votación en particular, incluyendo las indicaciones del Ejecutivo
que debilitan seriamente importantes avances alcanzados en la Cámara.
“Esta es una nueva señal de que esta
administración claudicó ante los intereses de los empresarios y la mirada
mercantil de la sociedad” señaló Sara Larraín, directora del programa Chile
Sustentable, al conocer los cambios que propone el gobierno al Senado
Los cambios
Son 27 las indicaciones que ingresó el
Ejecutivo, de las cuales 11 transforman completamente el sentido de la reforma,
privilegiando a los actuales controladores del agua y a aquellos que acaparan y
especulan con esta.
Entre los cambios que impulsa la
administración Bachelet está eliminar dentro de las prioridades
esenciales el uso doméstico de subsistencia. También retrocede
en cuanto al estatus legal de concesiones de agua que aprobó la Cámara para los
nuevos otorgamientos a particulares, insistiendo en la categoría de
derechos de aprovechamiento, temporales pero renovables. Esto complejizará
la distinción con el antiguo régimen de derechos, que permitió la
mercantilización de los recursos hídricos.
Además, el gobierno propone ampliar
el plazo que tienen los particulares para mantener el control del agua sin
utilizarla, lo cual es un incentivo al acaparamiento. Tambien
debilita la regulacion referida a las mineras, eliminando
la obligación de estas empresas de solicitar autorización sobre las “aguas
halladas” en caso de utilizarlas, privilegio que no tiene ningún otro
sector productivo. Hay que recordar que los diputados aprobaron que la
minería pidiera permiso para su uso, a pesar de que el ex diputado y ex vocero
de Bachelet Jorge Insunza legisló a su favor mientras se discutía esta reforma
y en paralelo prestaba servicios a una compañía minera.
Asimismo, la nueva indicación del
Ejecutivo suprime la posibilidad de que el Estado establezca un caudal
ecológico mínimo en áreas en que exista un ecosistema amenazado,
degradado o un sitio prioritario en el que la fuente superficial pueda
sufrir grave deterioro o esté siendo afectada, lo que en la práctica significa
dejar que ríos y cuencas completas se sequen. Junto a esto el gobierno
impulsa exceptuar de la obligación de caudal ecológico a las
hidroeléctricas de hasta 20 MW (muchas de ellas de empresas trasnacionales) y
cuyos promotores requieren una capacidad de inversión entre U$ 4 millones (para
1 MW) y U$ 80 millones (para 20 MW). Insólitamente la autoridad
entrega esta excepción, diseñada originalmente para la situación de
pequeños campesinos beneficiarios de Indap que utilizan el agua para
actividades de subsistencia, a grandes poseedores de derechos cuyas inversiones
pueden poner en peligro las fuentes de agua.
Finalmente la administración de Bachelet
también propone eliminar la atribución del Estado de resguardar
los usos prioritarios, como agua potable, saneamiento, actividades de
subsistencia y protección de ecosistemas, para los casos de traslado
de puntos de captación de derechos de agua de una cuenca a otra o en
situaciones de cambio de la fuente de extracción, lo cual atenta contra el
corazón de una reforma que, justamente, busca introducir criterios de interés
público en las políticas de agua.
“La idea original de este
proyecto es garantizar el acceso humano al agua y proteger las fuentes de agua.
Sin embargo lo que proponen las indicaciones del gobierno es debilitar la
priorización del interés público ya alcanzado, para garantizar el lucro
empresarial. Y eso es una aberración” indicó Larraín.
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