Fuente: Economía y Negocios | Por Antonia Domeyko Entrevista
El Mercurio
Alertas ambientales y más de mil personas intoxicadas se han registrado en los últimos dos meses en Quintero y Puchuncaví. Desde la localidad de Ventanas, la dirigente Katta Alonso, presidenta de Mujeres en Zona de Sacrificio en Resistencia, lleva 12 años luchando para crear conciencia y levantar información sobre la contaminación que afecta a la comunidad. La organización ha llevado estudios al Congreso, es apoyada por una ONG estadounidense y este año fue a la ONU: "Lo único que nos queda es ir a denunciar para afuera, a nivel internacional", dice.
El pasado martes 21 de agosto, Katta Alonso estaba en su casa en Ventanas, en la comuna de Puchuncaví, cuando recibió un llamado urgente de una dirigenta de la zona. Era María Araya, presidenta del Consejo Consultivo del Hospital de Quintero, quien le avisó que estaban llegando decenas de personas intoxicadas a urgencia.
En ese momento, Katta miró por la ventana de su casa, ubicada en una loma sobre la playa de Ventanas. Desde ahí normalmente se ve la puntilla donde está el pueblo de Quintero, pero ese día una gran nube cubría el balneario. Katta tomó su auto y manejó hacia el hospital. Quería confirmar lo que estaba pasando.
Olor a gas y un sabor dulce en la boca fue lo que sintió al llegar a Quintero. La urgencia del hospital estaba colapsada. Era algo que ella hace un tiempo presentía que ocurriría. Desde 2016 han registrado otros casos de intoxicaciones en niños, pero a menor escala. En junio hubo un episodio en la Escuela de Horcón por olor a gas. También en abril de este año y en marzo de 2017, en el Complejo Educacional Sargento Aldea.
-Fue bien impactante porque había muchas niñitas chicas, de uno o dos años, vomitando -dice Katta Alonso, con una voz ronca, marcada por respiraciones cortas. Hace ocho años dice que le fue diagnosticado un enfisema pulmonar y, hace seis meses, le detectaron una bronquitis crónica.
Según ha informado la Secretaría Regional de Salud Valparaíso, desde ese 21 de agosto han habido numerosos episodios de intoxicaciones, que han sumado más de mil casos. Katta Alonso asegura que la cifra es más alta, porque no se contabiliza a las personas que se atienden con doctores particulares ni a las que llegan al Hospital Dr. Gustavo Fricke, de Viña.
Katta Alonso tiene 65 años y es la presidenta de la organización Mujeres de Zona de Sacrificio Quintero-Puchuncaví en Resistencia, una agrupación formada hace dos años por 25 mujeres que buscan informar, crear conciencia y luchar por la salud de su comunidad, que convive con la contaminación del Cordón Industrial de Ventanas. Katta, por su parte, lleva más de 12 años peleando como dirigente a través de esta y otras organizaciones creadas con anterioridad en la zona.
Hace cinco meses, Mujeres de Zona de Sacrificio Quintero-Puchuncaví en Resistencia y otras agrupaciones medioambientales contactaron a Waterkeeper Alliance, una organización estadounidense con sede en Nueva York, presidida por Robert Kennedy Jr. y que lucha por el derecho a tener aguas limpias. Esta entidad protege más de 4 millones de kilómetros cuadrados de ríos, lagos y vías fluviales costeras, y se vincula con 300 organizaciones medioambientales de 35 países del mundo. A fines de mayo, Waterkeeper Alliance visitó Ventanas para analizar la situación, y tomó muestras de la playa y de dos pozos de agua del poblado.
El resultado del estudio de esas muestras fue claro. En el material recolectado en la playa encontraron algo que Donna Lisenby, gerenta de defensa global en Waterkeeper Alliance -quien realizó el trabajo de campo en Chile-, describe como "una sopa tóxica de metales pesados". Desde Nueva York enumera los metales pesados que encontraron: aluminio, arsénico, bario, cromo, cobalto, cobre, plomo, manganeso, níquel, vanadio y zinc. Y en uno de los pozos de agua se encontró una concentración de arsénico 15 veces más alta de lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud.
Donna Lisenby tiene más de 20 años de experiencia en defensa medioambiental, resguardando el agua en comunidades de todo el mundo. Esta científica fue la primera en denunciar las lagunas de cenizas de carbón en Carolina del Norte, y por esa labor recibió números premios medioambientales. Ahora, una de sus preocupaciones está en este sector costero de la Quinta Región.
-Fue impactante ver la exposición crónica a contaminantes a los que las personas que viven ahí están expuestas cada día de sus vidas, de múltiples fuentes. En su aire, en su agua, en sus playas. No hay un lugar ahí que no esté contaminado -dice Donna, quien recuerda cuando conoció a Katta Alonso, con quien recorrió la zona para tomar las muestras.
-Yo conocí a la Erin Brockovich en Estados Unidos. Sobre la que hicieron la película. Bueno, Katta es más potente, articulada y asombrosa que la verdadera Erin Brockovich.
Katta Alonso Raggio está de pie frente a la playa de Ventanas en la comuna de Puchuncaví. A su derecha se ve una loma llena de casas de madera de diferentes colores, con techos de madera o de zinc. En una de esas vive ella. Unos metros más allá, donde termina el poblado y casi encima del estero de Puchuncaví, están las industrias del Parque Industrial Ventanas. Las chimeneas prendidas rodean los más de cinco kilómetros de playa hasta el balneario de Quintero y liberan nubarrones de humo y gases de distintos tonos de gris que se mezclan con las nubes del cielo.
Al llegar a la playa, Katta Alonso apunta la arena grisácea, con manchones negros de los varamientos de carbón, y luego mira el mar. Comenta que su color oscuro es producto de los derrames de carbón y metales pesados por parte de las industrias.
Hasta fines de los años 50, Ventanas era un balneario más de la Quinta Región. Sus veraneantes arrendaban las casa de los pescadores. Entre ellos estaban los bisabuelos y abuelos de Katta Alonso.
La primera industria que se instaló en el borde costero que separa a Ventanas del pueblo de Quintero fue Chilectra, en 1958. Entonces se prendió la primera chimenea industrial en el sector, a la que gradualmente se sumaron termoeléctricas, fundiciones, refinerías, puertos de descarga de combustible y centrales de gas, que conformaron el Cordón Industrial de Ventanas. Actualmente 15 industrias conviven con la población de Puchuncaví, que corresponde a 18.546 habitantes, y la de Quintero, de 31.923 habitantes. En total suman más de 50 mil personas, de acuerdo al Censo 2017.
Según los antecedentes históricos registrados en el sitio web del Programa para la Recuperación Ambiental y Social (PRAS) del Ministerio del Medio Ambiente, a principios de los 90 se comenzó a evidenciar el impacto ambiental de este Parque Industrial en la zona, y en 1994 el Ministerio de Agricultura declaró a Puchuncaví y Quintero como zona saturada de contaminación por dióxido de azufre (SO {-2} ) y material particulado. Según la OMS, este es un gas que se genera por la combustión de fósiles y puede afectar al sistema respiratorio y las funciones pulmonares, provocando tos, secreción mucosa y agravamiento del asma y la bronquitis crónica.
Desde la saturación de la zona, además de varios episodios de derrames de carbón y petróleo -uno de ellos en 2014, en el que se derramaron más de 30 mil litros de petróleo al mar-, se han registrado también decenas de alzas de emisión de dióxido de azufre, detectados en las Estaciones de Monitoreo de Calidad del Aire de Quintero. Todo esto, dice Katta Alonso, ha afectado a los habitantes de Puchuncaví y Quintero. Otro caso polémico ocurrió en 2011 en la Escuela La Greda. Ese año, más de 30 personas, la mayoría niños, se intoxicaron, y el gobierno decidió trasladar la escuela a otro lugar, por su cercanía al Cordón Industrial. La Greda había sido uno de los casos de intoxicación más controversiales del sector.
Hasta los episodios que empezaron este 21 de agosto.
-La situación explotó, nunca ha habido tantos intoxicados -dice Katta Alonso.
Katta Alonso tenía cinco años cuando llegó la primera industria a Ventanas. Durante los veranos, su familia arrendaba las casas de los pescadores hasta que el papá de Katta se compró un terreno en el pueblo y se construyó la casa en la que ella vive hoy.
Su papá, Víctor Alonso, era abogado, pero siempre ejerció como periodista deportivo en el entonces Canal 9, hoy Chilevisión. Su mamá, Catalina Raggio, era dueña de casa y fundadora de una agrupación de la parroquia San Pedro de Las Condes. Katta Alonso -la menor de cuatro hermanos- estudiaba en el Liceo Manuel de Salas y las vacaciones de verano las pasaba en Ventanas.
-Quintero era un balneario muy aristocrático y en Ventanas éramos un poco más hippies. La arena era clara y el agua cristalina, y allá donde están las industrias había puras dunas. El 68 vinieron las primeras denuncias de agricultores porque se les morían los animales. Yo me acuerdo que nos quedaban los pies negros en la playa. Ahí se fueron casi todos los veraneantes para otros lados- cuenta. Pero su familia se quedó.
Katta Alonso entró a estudiar Trabajo Social en la Universidad de Chile. A los 21 años se casó, tuvo dos hijos y cuando nació el segundo se separó. Entonces, abandonó su carrera para trabajar y mantener a sus hijos. Partió como vendedora en una tienda de blusas y luego en una marca de muebles donde llegó a ser gerenta. Más tarde, abrió su propio taller de muebles. En paralelo tomó cursos de psicomotricidad en la Universidad de Chile y comenzó a dictar talleres en el ex Colegio Marshall a niños con dificultades de aprendizaje.
Luego de una segunda separación, Katta decidió hacer un cambio de vida y regresó a la antigua casa de sus papás en Ventanas. Era el año 2006 y ella tenía 53 años.
-La idea era estar por un tiempo, pero me fui quedando -dice Katta.
Al llegar a Ventanas se integró a un programa de asistencia técnica de reforzamiento para los niños con dificultades de aprendizaje en los colegios de la comuna. Ahí se dio cuenta de una realidad que no conocía.
-Los niños no aprendían. Me tocó ver mucho C.I. bajo y dificultades de aprendizaje. También había una escuela especial con niños con problemas neurológicos, malformaciones congénitas, Down y mucho autismo. Los niños fueron el clic. Ahí empecé a averiguar qué estaba pasando. Lo encontraba extraño.
Esa mañana de agosto, cuando Katta Alonso llegó al Hospital de Quintero vio que las personas intoxicadas presentaban un síntoma que no había visto antes.
-El adormecimiento de las extremidades fue algo nuevo, y probablemente se debe a que las industrias están emitiendo un gas nuevo que no se ha medido -dice sentada en su casa de madera color verde que enfrenta la playa de Ventanas. En la terraza tiene colgado un cartel negro que da a la calle, donde se lee en letras rojas: "Queremos normas OMS para Chile".
El 23 de agosto, la Intendencia de la Región de Valparaíso declaró Alerta Amarilla en las comunas de Quintero y Puchuncaví. La Dirección Regional de Onemi Valparaíso publicó el seguimiento de esta alerta, el 24 de agosto, que dice: "En relación a la presencia de metolcloroformo, nitrobenceno y tolueno en el ambiente, detectados en las comunas de Quintero y Puchuncaví (notificado en informes técnicos N° 726 y 727), donde 133 personas resultaron intoxicadas por contaminación atmosférica, en diversos sectores de las comunas".
Katta Alonso cree que estos nuevos gases podrían ser una de las posibles causas de las intoxicaciones masivas.
El doctor Andrei Tchernitchin, presidente del Departamento de Medio Ambiente del Colegio Médico, quien ha hecho estudios de metales pesados en la zona, dice que el tolueno ya se había detectado antes, pero que el metilcloroformo y nitrobenceno son nuevos.
-Las intoxicaciones están relacionadas. El metilcloroformo, cuya emisión prohibida en el mundo, en altas concentraciones produce cefalea, náuseas, vómitos, diarrea y mareos. El nitrobenceno es peor, produce metahemoglobinemia, que afecta al sistema nervioso central, y, en menores concentraciones, causa efectos neurológicos equivalentes a la parestesia (adormecimiento) y a los problemas de reflejo. Todo lo que se encontró en el Hospital de Quintero -dice Tchernitchin.
Katta Alonso alega que ni las empresas del Parque Industrial ni el Gobierno han dado a conocer las causas exactas de estas intoxicaciones. El 24 de agosto, la agrupación Mujeres de Zona de Sacrificio en Resistencia publicó en sus redes un petitorio. Una de sus demandas principales es la paralización temporal del Parque Industrial para detectar la causa de las intoxicaciones.
Hasta el momento, el Ministerio de Salud impuso temporalmente la obligación de las industrias de la zona de disminuir las emisiones de dióxido de azufre en un 20%. El 4 de octubre, el Gobierno anunció un nuevo protocolo ambiental para Quintero y Puchuncaví, que considera un monitoreo diario de la calidad del aire y la opción de decretar una "alerta temprana" para prevenir. También trabaja en un nuevo plan de descontaminación para la zona.
El plan de descontaminación previo, del gobierno anterior, "no descontaminaba", según Katta Alonso. En diciembre de 2017, la agrupación Mujeres en Zona de Sacrificio presentó su punto de vista a la Contraloría Regional de Valparaíso. A fines de ese mes el plan fue desestimado por el contralor general. En la resolución se señala que las propuestas "no se traducen en una efectiva reducción de los contaminantes".
Otro de los puntos importantes que exigen Mujeres de Zona de Sacrificio en Resistencia es que las leyes chilenas se igualen a las de la OMS. Aseguran que la actual Ley de Medio Ambiente -que entró en vigencia en 1997- no puede sancionar ni solicitar Resolución de Calificación Ambiental a las empresas que se instalaron antes de la promulgación de la ley. Es el caso de Aes Gener, Puerto de Ventanas, Ventanas I y Ventanas II de Codelco, Oxiquim y Gasmar, entre otras.
Por este motivo, Katta Alonso ha ido varias al Congreso y ha participado de las sesiones de la Comisión de Medio Ambiente. El diputado de la zona Daniel Verdessi (DC), y miembro de la actual Comisión Investigadora para Concón, Quintero y Puchuncaví, ha visto la labor que Katta ha hecho en la comunidad y en el Parlamento.
-Es la dirigente más importante; muy respetada en Quintero y Puchuncaví. Ha sensibilizado en el tema medioambiental, ha hecho charlas, se ha asesorado bien por expertos y ha expuesto estudios e información en el Congreso. Esta líder ha venido a organizar a la sociedad civil, y para nosotros es importante, con una ley medioambiental absolutamente insuficiente, ver cómo enfrentamos el tema futuro de una ley ambiental que se ponga a tono con las exigencias mundiales para producir sin contaminar -dice el diputado Verdessi.
El último miércoles de septiembre, Katta Alonso viajó a Santiago a un seminario de la Unión Europea que se habló, entre otros puntos, de temas medioambientales.
Es mediodía y está sentada en la terraza de la casa de su hija, Alejandra Ortiz, en El Arrayán.
-De vez en cuando me escapo para acá para a tomar aire -dice Katta y luego agrega:
-Además, psicológicamente te afecta, cada día descubres cosas más espantosas y más y más irregularidades. Tienes que hacerlo por salud mental.
Su hijo, Sebastián Ortiz, ingeniero forestal de 39 años, cuenta que él y su hermana han conversado con Katta Alonso para que se vaya a vivir con uno de ellos.
-Creo que hay un costo de salud importante. Sin duda por vivir ahí sus enfermedades pulmonares se están afectando, por la contaminación -dice Sebastián Ortiz.
Katta Alonso reconoce que ha pensando dejar su casa en Ventanas, pero no aún.
Cuenta que cuando llegó a vivir a la zona no había mucha conciencia en la comunidad sobre la contaminación que había. Entonces conoció al ingeniero en pesca Hernán Ramírez, que llevaba años asesorando a los pescadores y había empezado a ver problemas de contaminación en los moluscos.
Katta Alonso,
Hernán Ramírez y otras personas, crearon la primera agrupación en la que ella participó: Comunidades por el derecho a la vida. Así, Katta comenzó su camino como dirigente social y ambiental. Cuenta que con la agrupación, se contactaron con la ONG Oceana y levantaron un estudio sobre la contaminación de los mariscos en la bahía. Detectaron arsénico, cobre y cadmio en lapas, almejas, locos y jaibas.
Hernán Ramírez recuerda que cuando Katta Alonso se involucró en temas ambientales, la comunidad la aceptó, ya que todos la conocen desde chica.
-Lo que más impresiona de ella es su convicción, el hecho de que se rehúsa a aceptar como normal lo que es anormal, y sus ganas de revertir la desesperanza de la población. Ella no se cree el cuento de que es presidenta, es una socia más y es líder. Es muy valioso en ella, la capacidad de siempre ayudar a generar redes -dice Hernán Ramírez.
Unos años después de armar la agrupación, en 2011, ocurrió el caso de intoxicaciones en la Escuela La Greda de Puchuncaví.
Katta Alonso recuerda:
-Nos acercamos al seremi de Salud de ese momento, Jaime Jamett, para solicitar que hiciera un estudio de suelo de todas las escuelas de la comuna.
La agrupación Comunidades por el derecho a la vida logró que se realizara el estudio y los resultados señalaron la presencia de cadmio, cobre, plomo, cromo, níquel, arsénico y zinc. Una de las principales conclusiones fue que había "presencia de contaminación en todos los establecimientos educacionales".
-El ex seremi Jamett indicó que había que limpiar todas las escuelas, pero la Concertación no lo hizo, lo están haciendo recién ahora. Y con La Greda, que era la más contaminada, la movieron dos kilómetros más allá y listo -dice Katta Alonso.
El doctor Andrei Tchernitchin estuvo al tanto de la situación de contaminación de las escuelas y fue a tomar por su cuenta muestras de suelo de diferentes localidades del sector.
-No tomé solo en La Greda, también en Maitencillo, Marbella, hasta Zapallar, y encontré una contaminación en el área muy larga y parece que a la gente no le gustó mucho que en Marbella hubiera contaminación por arsénico -dice Tchernitchin.
En 2012, Katta Alonso se presentó como candidata a concejal. En su campaña recorrió las 22 localidades de Puchuncaví. Su único objetivo era informar a la comunidad sobre la contaminación. Finalmente, no fue elegida.
En 2016, la organización Comunidades por la vida se disolvió, por problemas entre los integrantes.
Mujeres de Zona de Sacrificio Quintero-Puchuncaví en Resistencia fue la siguiente organización que Katta Alonso conformó solo con mujeres de la comunidad. Se propusieron tener representantes de todas las localidades de ambas comunas. Actualmente, hay inscritas 35 mujeres, pero Katta explica que de esas, 18 están activas.
-Nos juntamos las mujeres, porque somos más guerreras y nos queríamos enfocar directamente a la salud de la población, y defender a nuestros niños. Nosotros ya estamos contaminados, y queremos que las nuevas generaciones no pasen por lo que estamos viviendo -dice Katta Alonso.
El diputado Félix González, del distrito 20 de la Región del Biobío y miembro de la Comisión de Medio Ambiente y Recursos Naturales, destaca de esta organización de mujeres -con las que se ha reunido en la comisión- su sinceridad al organizarse.
-Ellas tiene un compromiso con la causa, sin que esté cruzado por ningún interés de tener compensaciones ni mucho menos, sino que para resolver un problema profundo del modelo económico, que es que hay comunidades que están entremezcladas con zonas industriales contaminantes -dice el diputado González (Partido Ecologista Verde).
Con la organización de las mujeres han hecho festivales culturales en la comuna informando sobre la contaminación. Además, Katta personalmente se reúne con el intendente, Jorge Martínez; con la gobernadora, María de los Ángeles de la Paz Riveros, y con la seremi de Medio Ambiente, Victoria Gazmuri. Consultadas estas tres autoridades del gobierno regional sobre la labor de Katta Alonso y la agrupación de mujeres declinaron participar de este reportaje.
-Hemos tenido la mejor de las disposiciones, pero no hacen nada. Lo único que nos queda es ir a denunciar para afuera, a nivel internacional -señala Alonso.
El pasado 10 de julio, la ONU accedió a recibir a Mujeres en Zona de Sacrificio en su sede en Vitacura para hablar de la violación de los derechos humanos que ellos vivían, dice Katta.
-Ello nos recomendaron presentar un informe con nuestras denuncias en la instancia civil para el examen de derechos humanos que Chile deberá rendir en enero de 2019 -señala la dirigenta.
El informe lo entregaron a través del sitio web de la ONU en el que denunciaron "la violentación al derecho a la vida y la salud" y "la violación al derecho a vivir en un ambiente libre de contaminación", entre otros, y presentaron un petitorio de ocho puntos, exigiendo entre ellos el cierre de algunas de las empresas.
Para Katta Alonso, está en las manos de la sociedad civil empoderarse para lograr los cambios.
-Me gustaría que la gente pudiera vivir en un ambiente libre de contaminación y empezar a recuperar todo lo que se ha perdido. Yo quiero irme cuando por lo menos se haya empezado a recuperar, porque sé que de aquí a que esté limpio, yo ya no voy a estar.
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