Fuente: Mercados de Medio Ambiente
En los últimos años, no han existido evidencias suficientes que demostraran si las políticas de fomento de las áreas protegidas se traducían o no en beneficios para la conservación de la biodiversidad. Un reciente estudio elaborado por investigadores australianos demuestra que la apuesta por incrementar la superficie protegida del planeta es beneficios para la diversidad biológica de animales y plantas.
La pérdida de hábitats es un factor principal de la pérdida de biodiversidad, por lo que es lógico que el incremento de la cantidad de tierra protegida se encuentre entre las prioridades de los responsables políticos. Un reciente estudio titulado «Local Scale Comparisons of Biodiversity as a Test for Global Protected Area Ecological Performance: A Meta-Analysis» («Comparaciones a escala local de la biodiversidad como prueba del rendimiento ecológico de las áreas protegidas del mundo: un meta-análisis»), publicado en la revista PloS One, destaca que «las áreas protegidas tienen beneficios significativos para la biodiversidad. En general, las poblaciones de plantas y animales son más grandes y es mayor el número de especies que se encuentran dentro de ellas que el que habita fuera de las áreas protegidas. En otras palabras, las áreas protegidas están haciendo su trabajo».
Los autores del documento, entre los que se cuentan investigadores australianos de Monash University, Stellenbosch University, University of Exeter y School of Biological Sciences, han empleado el meta-análisis para combinar los resultados de diferentes estudios a través de una mirada a los últimos 30 años de investigación sobre áreas protegidas para determinar si en realidad protegen la biodiversidad.
Entre las conclusiones realizadas también se subraya que «muchas áreas protegidas se han establecido en lugares de bajo valor económico, por lo que fallan en su cometido de proteger la biodiversidad que se encuentra en peligro en tierras de mayor valor».
Los especialistas recuerdan que los parques nacionales, las reservas naturales y otras formas de gestionar la tierra con el fin de proteger a las especies han sido durante mucho tiempo una estrategia clave en la conservación de la biodiversidad. Sin embargo, ha existido a lo largo del tiempo una gran controversia sobre la efectividad de las áreas protegidas en la conservación de la biodiversidad. Algunos estudios han concluido que existe un menor número de especies y poblaciones de las principales especies dentro de los espacios protegidos respecto al censo registrado en las reservas de biodiversidad ajenas a dichas áreas. Y, por otra parte, otras investigaciones han concluido todo lo contrario.
La existencia de pruebas contradictorias ha sido preocupante a lo largo de muchos años, reseñan los investigadores, dado que ha supuesto la adopción de decisiones políticas para proteger nuevas áreas a un coste con frecuencia significativo y polémico.
Conscientes de esta realidad, la investigación desarrollada por los profesionales australianos «muestra ahora que la protección de las áreas funciona en la conservación de la biodiversidad, y que debe seguir siendo una estrategia clave para la conservación en el futuro». De hecho, hacen hincapié en que las conclusiones registradas respaldan el enfoque internacional existente sobre las áreas protegidas.
El estudio demuestra que la protección de zonas naturales y el gasto dedicado a este propósito merece la pena para todos los gobiernos. Asimismo, también es una prueba de que las Metas de Aichi acordadas en la Convención sobre la Biodiversidad 2020 para aumentar la cobertura de las áreas protegidas hasta el 17 % de la superficie terrestre y de las aguas continentales contribuirá significativamente a la protección de la biodiversidad, destacan los investigadores.
Precisamente sobre esta materia tendrá lugar en Sidney (Australia) en noviembre el Congreso Mundial de Parques 2014 de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).