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viernes, 7 de junio de 2019

Estudio científico cuestiona los discursos a favor del crecimiento de la acuicultura

La investigación, realizada en base a datos nacionales y globales plantea que la acuicultura no aliviaría la presión sobre las pesquerías de captura, ni contribuiría a la seguridad alimentaria mundial.

Andrea, Navarro, Centro IDEAL. / Fuente Aquí
La acuicultura contribuye a mermar el déficit alimentario del Planeta, particularmente de las poblaciones más vulnerables y ayuda a recuperar la biomasa de las pesquerías de captura, a través de una producción más eficiente de proteína, facilitada por el uso de tecnologías eficientes y sostenibles. Estos son algunos de los fundamentos de los discursos azules emergentes que apoyan el crecimiento del cultivo de salmónidos en Chile y de la acuicultura en el mundo. Sin embargo, una reciente investigación publicada en la revista científica “Fish and Fisheries”, cuestiona estos argumentos.
Se trata de un estudio liderado por la economista ambiental del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL) de la Universidad Austral de Chile (UACh), Dra. Laura Nahuelhual, que analizó datos de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) y SERNAPESCA.
La Dra. Nahuelhual y su equipo plantean que los discursos azules, centrados en teorías de modernización que aseguran que la acuicultura puede compensar la pérdida de biomasa marina de las pesquerías de captura, omiten una serie de aspectos. Algunos de ellos son i) los efectos para el ecosistema marino de la expansión e intensificación de la acuicultura, ii) el nivel de disminución que muchas pesquerías marinas de captura ya han alcanzado en el momento en que la acuicultura comienza supuestamente a revertir la pérdida neta de biomasa,  y iii) el hecho de que muchos  productos acuícolas, como el salmón que exporta Chile por ejemplo, no contribuyen a la alimentación de la población más necesitada, sino que son bienes de lujo que solo puede consumir una fracción de la población de más altos ingresos.
“Lo que está sucediendo en los océanos es similar a lo que ocurre con los bosques: se pierden bosques nativos y se plantan especies exóticas para recuperar la superficie forestal, lo que lleva a sostener que existe una recuperación neta de biomasa forestal. Sin embargo, un cúmulo de literatura avala que los bosques plantados no cumplen ni el mismo rol ecológico ni el mismo rol social que los bosques nativos”, explica la Dra. Nahuelhual y agrega que “a su vez, la biomasa del mar no se conoce con certeza, por ende, existe mucha incertidumbre sobre el papel que la acuicultura puede tener en su supuesta recuperación”.
Si bien a escala global y de manera agregada, la acuicultura ha contribuido a aumentar la producción de peces en términos netos, eso no es así en países individuales como Chile donde no sólo no se produce la deseada transición azul (recuperación neta de biomasa asistida por la producción acuícola) sino que las pesquerías de captura siguen disminuyendo.
La investigación es particularmente oportuna considerando el actual escenario en el que se discute la expansión de la salmonicultura en la Región de Magallanes y en el que las propias crisis sanitarias y de manejo de la industria en otras zonas ha puesto en entredicho su sostenibilidad.
“Nuestro estudio cuestiona que una ´transición azul´, liderada por la acuicultura, esté encaminada en la dirección correcta, pues no hay prueba de que ella esté contribuyendo a una recuperación de las pesquerías del país, así como tampoco orientada a satisfacer las necesidades de alimentación de la población local y nacional. En un escenario donde el aporte de la acuicultura se sostiene exclusivamente en criterios de retornos económicos, se deben considerar seriamente todas las externalidades ambientales y sociales del crecimiento de la actividad en el país”, asegura el investigador Dr. Gustavo Blanco.
“Es importante destacar que los discursos globales como la revolución azul y el crecimiento azul del cual la transición azul es parte, deben ser puestos a prueba no sólo a escalas globales con datos agregados, sino que también deben ser analizados en países individuales con datos desagregados. En nuestro análisis, lo que muestran los datos globales no se condice con lo que pasa en Chile dónde la acuicultura está lejos de contribuir a una recuperación neta de biomasa. Por otra parte, los datos globales no muestran que, si una transición azul está por ocurrir, es absolutamente dependiente de la producción acuícola de China. Si China reduce su producción acuícola o sigue colapsando sus pesquerías de captura, los discursos azules dejan de tener sustento. El rol de la acuicultura en una transición azul sostenible dependerá del tipo de acuicultura que una nación decida desarrollar. Hasta ahora en Chile la acuicultura no es una actividad que contribuya a alimentar a los más pobres ni tampoco está influyendo en el devenir de nuestras pesquerías de captura, aun cuando la industria esté disminuyendo el uso de harina de pescado”, asegura la investigadora Sandra Marín.
En el estudio participaron los investigadores Omar Defeo, Ximena Vergara, y Fabio Bozzeda.

miércoles, 5 de junio de 2019

Sociedad Civil por la Acción Climática entrega carta a Presidente de Chile en la antesala de COP25 exigiendo mayores compromisos ante Emergencia Climática




sábado, 1 de junio de 2019

La mayor y más destructiva industria minera de la que nadie habla


Fuente: EcoInventos
La industria minera más grande del mundo, y quizás la más destructiva, rara vez la vemos en los medios de comunicación o hablamos sobre ella. Aproximadamente el 85% de todo el material extraído de la tierra es un recurso simple y ampliamente disponible: la arena.
Por lo que, al ser tan barato y fácil de conseguir, es extraído por todos, desde un tipo con una pala, hasta máquinas multimillonarias. La mayor parte de la arena se usa para hacer hormigón, pero la extracción de arena condena a la destrucción de los ecosistemas costeros, de los fondos marinos y fluviales y de la topografía.
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente estima que cada año se extraen 40.000 millones de toneladas de arena, pero como el mercado es corrupto, oculto y descentralizado, hasta la fecha no se han realizado estudios exhaustivos.
Con el fin de obtener una cifra aproximada, las Naciones Unidas utilizaron las cifras de producción y ventas de cemento a nivel mundial para aproximarse a la cantidad de arena que se recolecta. Por ejemplo, cada tonelada de cemento requiere de seis a siete toneladas de arena y grava.
El Impacto Ambiental
La extracción de arena, especialmente cuando se realiza sin regulación o supervisión, puede dañar los ríos, causar erosión de las playas y destruir los ecosistemas costeros. Al menos 24 islas indonesias desaparecieron del mapa sólo para construir Singapur.
Dado que el dragado de arena se realiza principalmente con fines de construcción, los mineros se concentran en los ecosistemas fluviales y costeros donde la arena es ideal. La arena de río es particularmente perfecta para hormigón porque es gruesa y no contiene sal que de otra manera corroería el metal y otros materiales de construcción. Además, la alteración del caudal y la capacidad de los ríos puede causar sequías o inundaciones desastrosas, aunque rara vez se reconoce como un factor contribuyente.
RIO CHOVELLEN -  2015
En Kerala, India, se demostró que las inundaciones fueron causadas parcialmente por el dragado de arena que sacó 40 veces más arena del lecho del río de la que el río podría reemplazar naturalmente.
El dragado del suelo marino también puede hacer que los sedimentos se desplacen a la deriva durante millas causando erosión costera y asfixiando ecosistemas como los arrecifes de coral. La erosión, el hundimiento de tierras y la introducción de maquinaria y vehículos pesados en hábitats delicados también amenazan la integridad de la infraestructura cercana, como carreteras y puentes.
Un estudio demostró que cada tonelada de arena extraída de un río en California cuesta a los contribuyentes $en daños a la infraestructura.

La demanda de arena de las ciudades.
El desarrollo y la urbanización se expanden rápidamente en todos los rincones del mundo para dar cabida a una población en crecimiento exponencial y a nuestras insaciables tasas de consumo y expansión.
Según las Naciones Unidas, el número de personas que viven en las ciudades es más de cuatro veces mayor que en la década de 1950. Más del 50% de la población mundial vive ahora en zonas urbanas, y se espera que casi tres mil millones de personas más emigren a las ciudades en los próximos 30 años.
Además de los edificios nuevos, la arena también se usa para ganar terreno al mar. En China, es una práctica común arrojar arena sobre los arrecifes de coral para ganar terrenos. Dubai es también famosa por sus islas artificiales, que requerían millones de toneladas de arena.

viernes, 31 de mayo de 2019

Organizaciones ambientales promueven ley de protección de ríos en Chile

El Desconcierto / 08.02.2019 @eldesconcierto
Menos del 1% de los ríos del país están protegidos; urge legislación que resguarde su valor natural, cultural y recreativo para el disfrute de generaciones presentes y futuras.
La propuesta de “Ley Ríos Salvajes” que impulsan organizaciones ambientales busca salvaguardar y restaurar el carácter especial de los ríos y tramos de ríos de Chile, sus valores: social, cultural, ecológico, salvaje, escénico y turístico, al mismo tiempo que reconoce su potencial para todos sus servicios, usos y desarrollo económico apropiado.
Inspirados en la “Ley de Ríos Salvajes y Escénicos” aprobada por el presidente Lyndon B. Johnson en 1968 en Estados Unidos de Norte América (Ley Pública 90-542), buscan fomentar en el país la gestión fluvial que cruza las fronteras políticas y promueve la participación pública en el desarrollo de objetos para la protección.
Macarena Soler, abogada y fundadora de Geute Conservación Sur, sobre la iniciativa explicó “nuestro objetivo es promover una ley que introduzca herramientas de gestión orientadas a preservar, conservar y restaurar ríos y tramos de ríos, sus recursos naturales, ecosistemas asociados y el patrimonio cultural del que forman parte. Impulsando un desarrollo productivo y de servicios amigables con el medio ambiente. Los ríos cumplen funciones esenciales para la preservación de los ecosistemas, así como de la cultura e incluso de resguardo de valores espirituales. Son parte importante del paisaje y de la vida. Justamente por su belleza y riqueza natural es que buscamos que sean protegidos por el Estado de Chile”.
El cuidado de los afluentes es menester de diversos líderes de organizaciones que se dedican a la protección del medio ambiente, tal es el caso de Flavia Liberona, directora ejecutiva de Terram, quien sobre la propuesta comentó “una ley de este tipo, incorporaría a la legislación una visión sobre aguas que hoy no existe, la que normalmente se ha incorporado a los usos productivos tradicionales tales como minería, acuicultura, sector silvoagropecuario y energético; valorando las aguas en sí mismas, agregándole una perspectiva ecológica, ecosistémica y de bien público de las aguas continentales”.
En un contexto de calentamiento global la protección de las aguas cruza todas las fronteras. Monti Aguirre, coordinadora para Latinoamérica de International Rivers, se sumó a esta iniciativa y sobre el panorama global expuso “los movimientos para proteger los ríos a menudo son locales, pero las consecuencias de fallar en su protección son globales: desplazamiento, pobreza, inseguridad alimentaria, pérdida de biodiversidad y una calidad de agua paupérrima en el planeta. Ríos saludables con áreas de inundación intactas son nuestra mejor defensa en contra de las grandes inundaciones y sequías, consecuencias del cambio climático. Los ríos y el agua limpia nos presentan una visión de cooperación más allá de las fronteras”.
En Chile no existe legislación orientada a la protección integral y eficaz de los ríos. El cuerpo legal que, de cierta forma, trata de hacerlo es la Ley N.º 20.017 de 2005 que tiene como finalidad reservar el recurso para el abastecimiento de la población, por no existir otros medios para obtener agua. Pero hasta la fecha solo 12 ríos, de los 1251 del país, cuentan con “Reserva de Agua por circunstancias excepcionales y por interés nacional, mediante Decreto Supremo del Presidente de la República, según el inventario público de la Dirección General de Agua (DGA/2014).
Para Juan Pablo Orrego, presidente de Ecosistemas, la protección legislativa es un imperativo vital. “En nuestro país urge una ley integral y eficaz orientada a la protección específica de los ríos, en un contexto donde su situación es dramática. De norte a centro sur del país la mayoría de los ríos están en proceso de muerte bioecológica, donde todas las especies de peces de agua dulce están en peligro de extinción, afectadas por una multiplicidad de sectores industriales minero, agroindustrial, hidroeléctrico, de aguas servidas, con trasvases de cuencas a cuencas, etc.”
“Debemos ver a las cuencas y ríos fluviales como los órganos vitales de la biósfera que entregan innumerables funciones ecosistémicas, que redundan en múltiples servicios ambientales para la humanidad” puntualizó Orrego.

“Ahora es el momento para generar una protección permanente de los ríos. Esto no es una sutileza, es una necesidad” finalizaron desde las organizaciones ambientales que proponen la Ley de RíosSalvajes en Chile.