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sábado, 24 de enero de 2015

La Ruta de la Celulosa | Primera Parte

@vigilantecosta
Siempre es bueno repasar la historia para conocer contextos y, a partir de ahí, poder formarse una propia opinión. En este sentido, no se pretende, bajo ningún aspecto, influir o dar cátedra y tampoco nos abstraeremos de la propia mirada respecto del antes y después de esta planta de celulosa ubicada en la comuna de Ranquil, y su ducto, analizando sobre datos concretos, un seguimiento constante realizado hace ya varios años y, lo fundamental, el sentir de los propios vecinos afectados, los residentes históricos, que han debido de manera, casi, obligada a acostumbrarse a vivir con una cañería gigante en los jardines de sus casas que drena desechos industriales al mar de forma permanente; sin olvidar, objetivamente, la responsabilidad adjudicable al estado chileno por las consecuencias que genera esta industria en términos económicos, sociales y/o ambientales, entendiendo que son ellos los que regulan y entregan los permisos necesarios para que éstas operen y permanezcan en el tiempo donde, finalmente, la responsabilidad podría ser endosable a las entidades publicas, que han otorgado beneficios y derechos en la propiedad de las aguas, elemento esencial para sus procesos productivos, olvidando, en ocasiones, a las comunidades directamente afectadas.
La opinión y debate respecto a este tema lleva largo tiempo y es importante que las comunidades participen, se informen y propongan de manera activa respecto del impacto que éstas (y otras) industrias o modelo de negocios, generan (o pudieran generar) en la calidad de vida y ecosistemas locales.
SEDE MATACO

Es interesante presentar la problemática desde la experiencia y compartir este texto para manifestar la inquietud y que, ojalá, pueda contribuir al debate respecto de la permanencia o actualización del Código Forestal DL 701, teniendo como un factor adicional imprescindible, el que hoy podamos conocer el real impacto que ha generado la industria forestal en Chile y sumar factores difíciles de considerar en un principio, como la escasez hídrica, cambio climático y/o calentamiento global. Sería inadecuado forzar la permanencia de un código atemporal que sirve a los intereses económicos de un grupo muy reducido y, al mismo tiempo, instaura dentro de su negocio, actividades productivas contaminantes que atentan la calidad de vida de las counidades locales.


Complejo Forestal Industrial (CFI) Nueva Aldea. Ranquil
Complejo Forestal Industrial Nueva Aldea


Esta planta inicia su marcha blanca a fines de agosto de 2006, con una inversión cercana a los 1400 millones de dólares y una producción anual próxima a las 850 mil toneladas anuales de celulosa (ampliada a cerca de 1.200.000 con emisario de descarga operativo), posicionando y expandiendo el modelo forestal desde la región del Maule hacia el sur convirtiéndose en una de las industrias extractivas más importantes del país, con ganancias exponenciales que, paradójicamente, no se ve reflejada en las zonas donde este tipo de industrias buscan emplazamiento que, en su mayoría, tienen altos índices de pobreza.


Es aun más grave, si consideramos que desde sus inicios, los tres actores dominantes de mercado nacional (Arauco, Mininco (CMPC) y Masisa), han sido, permanentemente, subsidiados por el estado chileno al amparo del oscuro y obsoleto código forestal 701 (1974), llegando hasta un 75% por planta para cultivos forestales, debido a que inicialmente se promueve como una forma, técnica o mecanismo, para evitar la degradación y erosión de suelos estériles o de alta aridez y que este tipo de "técnicas de cultivo" puede ayudar en la recuperación de suelos para la agricultura. Esto último, que en determinadas condiciones podría ser apropiado o efectivo, permitió la expansión sin control del, mal llamado, "modelo forestal" (monocultivos seriales no son bosques) y se compran, a buen precio, grandes extensiones de tierras al estado por capitales nacionales y extranjeros en las regiones del Biobio al sur asentando la industria forestal en Chile. Esto origina la molestia de los pueblos originarios de la región de la Araucanía donde distintas comunidades nativas reclaman desde hace años sus tierras ancestrales usurpadas por el estado. Pero, esa es otra historia, digna de analizar donde las comunidades se han visto enfrentadas a la industria forestal con el amparo del estado.

Sistema de Descarga
Con posterioridad a su instalación, el Complejo Forestal Industrial Nueva Aldea, construye un emisario de descarga de 50 kilómetros que atraviesa varias comunas, entre ellas: Ranquil, Coelemu, Quillón y Trehuaco, desembocando en el océano pacifico, sector Boca Itata.
Ducto Nueva Aldea - Cruce río Itata
Entre paréntesis, similar a esta monstruosa cañería, que comienza en Ranquil y termina en Boca Itata, es la que se proyecta para la bahía de Mehuín y que provendría de la Celulosa de Valdivia, planta gemela del CFI Nueva Aldea, tristemente célebre por el desastre de contaminación del humedal del río Cruces y la muerte de innumerables cisnes. Frente a este nuevo proyecto de una mega tubería de descarga de desechos de sus procesos productivos al mar, según las locas normativas vigentes, en la Caleta de Mehuín (algo increíble, si reflexiono que contaminar un río, o el mar, para mí es lo mismo) y donde, tenazmente, lugareños se apropian de su forma de vida como factor esencial en el respeto y preservación de nuestras costumbres oponiéndose a su construcción por la defensa de su patrimonio y cultura. Más ahora, que existe clara evidencia de los pros y contras que ha generado Nueva Aldea.
Que jamás se ausenten, ni cesen las voces y corazones para defender el derecho de vivir en un lugar libre de contaminación y que tampoco decaigan los ánimos cuando el apremio, o abuso, sepulte la posibilidad de tener una mejor calidad de vida (nunca peor), como ya les ha sucedido a muchos vecinos cercanos al CFI Nueva Aldea. Que se sumen las exigencias al estado e industria de que las buenas prácticas en los procesos deben, imperiosamente, ser cada vez mejores entendiendo que la tecnología avanza de manera vertiginosa, los costos ya no son un obstáculo y el desafío es poder aplicar esa tecnología para que el impacto sea el mínimo posible y seguir marginando utilidades. No podemos quedarnos eternamente con leyes y regulaciones antidemocráticas, que no evolucionan de manera equitativa, quedando obsoletas y fuera de tiempo llevándose el real costo de las externalidades negativas los habitantes de los territorios.

Ranquil
Como programa, desde 2009, hemos realizado un seguimiento y monitoreo preventivo permanente que va incluye la zona que va desde la planta celulosa Nueva Aldea de Ranquil hasta el sector de Boca Itata y Mela, donde se descargan los desechos al mar. Hemos participado en diversas reuniones con los vecinos y autoridades exponiendo en relación a las distintas y periódicas fallas que ha presentado el ducto y la contaminación directa ocasionada a las punteras de toma de agua tradicionales para consumo humano.
El pasado 15 de enero del presente, acudimos al sector de Ranquil, en las cercanías del Complejo Industrial Forestal Nueva Aldea, perteneciente al grupo Arauco, debido a reiteradas quejas de los vecinos por molestias respecto de nuevas filtraciones y desagradables olores que han emanado de dicho complejo de forma intermitente en el último tiempo. De hecho, en días cercanos al año nuevo recién pasado, se sucedieron nuevas filtraciones al estero Velenunque (a un costado de la planta), como tambien, sucesivos eventos de malos olores que tienen a los vecinos muy afectados y molestos e, incluso, les ha provocado fuertes dolores de cabeza y malestares estomacales.
En esta oportunidad, pudimos conversar con algunos vecinos de la Concepción para conocer, de primera fuente, que es lo que ha ocurrido con la planta y los últimos episodios de contaminación que nos habían informado. Lo que primero nos llamo la atención fue que desde hace una semana los vecinos se encontraban sin agua producto de la rotura de una matriz donde, una vez más, la planta también tiene directa relación. Otra cosa que nos pareció, a lo menos, curioso; fue que informes sobre la calidad de las aguas que se realizaron en 2011, a propósito de otra descarga contaminante irregular al estero Velenunque, solo estuvo en conocimiento de los vecinos en 2013 (ver). Estos informes, arrojaron que las aguas para consumo de los residentes locales estaban contaminadas y que todo el tiempo, hasta que llego la información a los vecinos, se pudo haber consumido sin mayores reparos por las comunidades locales.
También, los vecinos nos comentaron respecto de la necesidad de poder hacer sus descargos, debido a que su situación se ha tornado insostenible. Impacta notar como se encuentran resignados a la perdida sistemática y sostenida de su calidad de vida. Mencionan, que el trato con la empresa dejo de ser igual que en un comienzo ya que señalan “eran más humanitarios” y al preguntar ¿quién tiene más autoridad en la zona?, no dudaron en mencionar que es la empresa la que controla y tiene más poder que el propio alcalde. Esto debido a que, en muchos casos, la empresa realiza continuos aportes al municipio local lo que, obviamente, conviene al alcalde de turno, pero que inevitablemente, le termina dando la espalda a la comunidad. “Ya se olvidaron de nosotros, lo único que queda es esperar lo comprometido por la empresa para poder irnos, es lo único que nos queda. Nos hemos convertido en el baño de Arauco”, reflexiona brutalmente una vecina del sector.
Es fuerte observar los rostros cansados de los vecinos y oírles como se sienten, un poco a la deriva, que nadie les escucha, ni entiende su situación actual quedando atrás la historia de bonanza y alegría típica de esa zona chilena. Tampoco tienen esperanzas en el municipio o autoridades locales ya que muchas actividades municipales son auspiciadas por la misma empresa Arauco, dueña del negocio, origen del problema, disfrazadas de responsabilidad social lo que, obviamente, les compromete. 
Uno de estos puntos que ha quedado en el olvido es el de la "relocalización" de los poblados aledaños a la planta (que en muchos casos se convierte en "erradicación") debido a la pérdida irremediable de la calidad de vida de los vecinos y que se habría gestionado a través de una mesa de trabajo producto de una (de tantas) contaminación por residuos industriales al estero Velenunque en 2011 (ver aquí). Algunos ya han sido relocalizados, pero, se ha remitido en un comienzo solo a los allegados. Además, agregan los vecinos, existe un riesgo evidente de las propiedades compradas por Arauco puedan iniciar algún incendio en temporada de altas temperaturas. Esto último, principalmente, debido a que no han sido mantenidos adecuadamente dichos terrenos, lo que aumenta los pastizales y el consiguiente temor de la comunidad en épocas de alto calor.

Seguiremos atentos 

CONTINUARA (no hay duda)...

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