Por Rodrigo de la O
Hoy vengo llegando de nuestra querida y vapuleada Constitución. Da una inmensa tristeza ver a la ciudad arrasada sin piedad, todavía, ya casi a un mes del Terremoto y Tsunami el que, sin duda, marca un antes y un después a esta ciudad y a gran parte de nuestro país.
Resulta sobrecogedor ver la otrora perla del maule muy herida, asolada y con la mirada perdida. Aún sumida en escombros y muchas construcciones que se deben demoler surge la duda de cómo no se ha hecho más en este mes transcurrido. En mis actividades y continuos recorridos he podido dimensionar en los distintos pueblos, ciudades y localidades más pequeñas como de a poco, lentamente, comienza a visualizarse al menos desde el punto de vista estético algún tipo de cambio positivo dentro de todo este desastre que a muchos nos tiene afectados, confundidos y agotados emocionalmente.
No puedo, por tanto, dejar de ser crítico en como la ciudad aun presenta un aspecto muy caótico que nos impide, como mencionaba, visualizar un aspecto positivo que comunique un accionar, una planificación ordenada que permita una pronta reconstrucción. Por el contrario aun se observan sectores asolados en donde cúmulos de basura y escombros permanecen sin entender que se espera. Surgen dudas, hipótesis, teorías, sin embargo, antes de elucubrar los porqués quisiera pensar que el problema ha sido tal que, quizás, ha sido difícil poder coordinar, planificar de manera asertiva por lo menos en el tiempo que ya ha corrido.
No puedo, por tanto, dejar de ser crítico en como la ciudad aun presenta un aspecto muy caótico que nos impide, como mencionaba, visualizar un aspecto positivo que comunique un accionar, una planificación ordenada que permita una pronta reconstrucción. Por el contrario aun se observan sectores asolados en donde cúmulos de basura y escombros permanecen sin entender que se espera. Surgen dudas, hipótesis, teorías, sin embargo, antes de elucubrar los porqués quisiera pensar que el problema ha sido tal que, quizás, ha sido difícil poder coordinar, planificar de manera asertiva por lo menos en el tiempo que ya ha corrido.
Es importante transmitir tranquilidad a la comunidad y hacerles ver que es preciso activarse, volver a trabajar y avisorar una solución pronta para que el asistencialismo no se convierta en un impedimento para poder progresar y regresar a la normalidad. Las autoridades juegan un rol importante a la hora de generar las herramientas y estrategias para activar y motivar a sus comunidades. No podemos dejar que la mala situación nos controle e impida poder recomenzar.
Lentamente veo a los pescadores como comienzan a encabalgar sus redes, a preparar sus aperos de pesca marcando un momento que simboliza la necesidad de querer continuar. Esto permite reconciliarnos primero con nosotros mismos, sacarnos los miedos, los temores y comprender que lo sucedido no volverá a ocurrir en al menos 50 o más años y, además, que resulta imposible que se repita en el mismo lugar. Esto no es idea mía sino que es producto de la aseveración que expertos han hecho y que vinieron expresamente a ver y estudiar nuestra zona. Apenas tenga el informe final de ellos lo hare púlico para que todos podamos transmitir tranquilidad, esperanza, futuro y podamos, de una buena vez, reconciliarnos y volver a mirar nuestro mar.
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