Buscar este blog

martes, 30 de julio de 2013

Celulosa-Arauco y el desastre del Río Cruces: ¡culpable!

Celco-Arauco no sólo no informó tales descargas a las autoridades, ocultando datos, sino que, en su afán de negar su responsabilidad, se abstuvo de tomar medidas de mitigación a las que la propia RCA la obligaba. Por su parte, los informes periciales solicitados por el tribunal concluyeron que se trata de un desastre ecológico excepcionalmente agudo: en solo tres meses las descargas tóxicas colapsaron el humedal de 6 mil hectáreas, legalmente protegido por el Estado de Chile y por la Convención Ramsar.
Hemos conocido el fallo de primera instancia que condena a Celco-Arauco por el daño ambiental causado desde comienzos del 2004 al Santuario del Río Cruces en Valdivia. Han sido 8 largos años de investigación a cargo de la jueza Gloria Hidalgo, del Primer Juzgado Civil de Valdivia. Las pruebas aportadas por el Consejo de Defensa del Estado (CDE), que interpuso la demanda en abril del 2005 en representación de los afectados, lograron demostrar la culpabilidad de la planta de celulosa Valdivia en el desastre, a la vez que permitieron refutar cada una de las hipótesis exculpatorias sostenidas por la empresa, las que apuntaron a causas naturales.
El principal argumento del CDE fue demostrar que los drásticos cambios ecológicos ocurridos en el Santuario se correlacionan con las descargas de compuestos que excedieron de forma sistemática lo permitido en la Resolución de Calificación Ambiental (RCA) o que, más grave aún, nunca fueron autorizados. En particular, el CDE resaltó el efecto provocado por compuestos ilegalmente descargados y reconocidamente biotóxicos, como el clorato, que en el caso del Río Cruces tiene como única fuente la industria de Celco-Arauco. Estas ilegalidades dieron origen a 17 procesos sancionatorios en contra de Celco-Arauco, varios ya ratificados por la Corte Suprema. El CDE sostuvo que, como agravante, estas persistentes ilegalidades dan cuenta de un comportamiento intencionado, toda vez que la empresa, por su vasto conocimiento del proceso industrial de la celulosa, debió anticipar los efectos de sus descargas. Pero Celco-Arauco no sólo no informó tales descargas a las autoridades, ocultando datos, sino que, en su afán de negar su responsabilidad, se abstuvo de tomar medidas de mitigación a las que la propia RCA la obligaba. Por su parte, los informes periciales solicitados por el tribunal concluyeron que se trata de un desastre ecológico excepcionalmente agudo: en solo tres meses las descargas tóxicas colapsaron el humedal de 6 mil hectáreas, legalmente protegido por el Estado de Chile y por la Convención Ramsar.
Aunque es probable que ambas partes apelen, prolongando el proceso judicial, este es un fallo histórico en este emblemático caso de la historia ambiental de Chile. En primer lugar, porque establece por primera vez de manera oficial la responsabilidad de Celco-Arauco, poniendo fin a una extensa y extenuante etapa en que la empresa hizo todo lo posible por desacreditar los informes que la culpaban, alimentando la confusión y la incertidumbre. La falta de un pronunciamiento oficial ha impedido que, en todos estos años, se tomen acciones concretas para reparar y proteger el ecosistema dañado, mientras la planta de Celco-Arauco ha seguido funcionando. A su vez, ello ha interferido negativamente en el diseño de medidas como la Norma de Calidad Secundaria del Río Cruces, que se encuentra en etapa final de aprobación. De haber existido a tiempo un reconocimiento oficial de la responsabilidad de CELCO-ARAUCO esta norma podría haber regulado de modo más estricto los compuestos que hoy se confirma provocaron el desastre, contribuyendo de modo efectivo a recuperar la calidad histórica de las aguas de este ecosistema.
En segundo lugar, el fallo pone en cuestión los criterios que en su momento las autoridades ambientales exigieron a fin de reconocer la responsabilidad de Celco-Arauco. Aunque muchas de las pruebas aportadas en el juicio han estado hace años en manos de los servicios públicos, ellas fueron consideradas insuficientes. Estos servicios tampoco hicieron lo necesario para generar las pruebas adicionales que confirmaran o descartaran la responsabilidad de Celco-Arauco. Así, todos estos años, las instituciones han operado en la ambigüedad, reconociendo tácitamente que Celco-Arauco es culpable pero argumentando a la vez que no es posible hacer nada mientras ello no esté ‘demostrado’. Esto ha producido decisiones contradictorias, permitiendo la continuidad del daño. En particular, cabe recordar que, teniendo en sus manos el informe de la Universidad Austral de Chile (UACh) que en abril de 2005 concluyó la existencia de una relación directa entre las descargas de Celco-Arauco y el colapso del Santuario, la COREMA le entregó a la empresa un permiso administrativo, al margen de los requerimientos legales, para continuar vertiendo los mismos compuestos no autorizados que la UACh identificó como causantes del desastre. Las autoridades esperaban de la ciencia una demostración irrefutable de las causas del desastre –es decir, probada experimentalmente. Algo imposible debido a la complejidad de las variables involucradas.
Se escudaron entonces en la falta de convicción científica para abstenerse de tomar medidas que detuvieran el desastre. En contraste, el fallo sostiene que el tribunal arribó a la convicción plena sobre tal causalidad por medio de un enfoque criminalístico (inductivo), basado en la correlación espacial y temporal de las descargas tóxicas y sus efectos ecológicos. Si el país pretende avanzar seriamente en el fortalecimiento de sus instituciones ambientales, resulta crítico hacernos cargo de las lecciones que se derivan de este caso en relación al papel de la ciencia. En particular es necesario fortalecer los mecanismos precautorios que la nueva legislación contempla, para que las autoridades no se escuden en la falta de pruebas científicas cuando deban tomar medidas preventivas requeridas con urgencia. A la vez, es necesario que los nuevos Tribunales Ambientales desarrollen protocolos probatorios para llegar a conclusiones oportunas en casos científicamente complejos.
En tercer lugar, el fallo da inicio, por fin, a la fase de recuperación del Santuario y de reparación de los daños derivados del desastre por la que los ciudadanos de Valdivia se movilizaron tan intensamente. Y aquí radica su principal debilidad: las medidas reparatorias con las que el fallo condena a Celco-Arauco son generales y apuntan a actividades de investigación y monitoreo sin considerar acciones concretas de recuperación del humedal o de reparación de los daños, que no son solo ecológicos, sino también sociales, culturales y económicos, como el propio fallo señala. ¿Cuáles serán la imagen objetivo y las metas de recuperación del Santuario?, ¿qué daños serán considerados?, ¿se tomarán en cuenta los efectos del desastre en las comunidades humanas?, ¿cuál será la entidad encargada de implementar las medidas financiadas por la empresa?, ¿quiénes participarán en estas decisiones e instancias? El fallo no se hace cargo de estos temas, dejando en manos de los actores involucrados la tarea de diseñar en detalle e implementar las medidas generales que ordena. Ello supone asumir grandes temas pendientes, comenzando por dar inicio a un debate público sobre cómo abordar la fase de restauración que se inicia. Tarea que es crítica, más aún considerando que en Valdivia existen visiones diversas sobre cuál es el Santuario que se quiere recuperar, cuáles son las medidas para lograrlo y quiénes debieran participar en el proceso.
A casi una década del inicio del desastre del Santuario del Río Cruces, el fallo conocido da inicio a una nueva etapa que nos enfrenta a nuevos desafíos. Las autoridades regionales, la comunidad académica local y los actores sociales tienen la valiosa oportunidad de emprender en conjunto un proceso de recuperación del humedal y de reparación de los daños causados que sea, a la vez, técnicamente riguroso, ampliamente participativo y socialmente legítimo. Los valdivianos, cuya movilización ha sido determinante para que esta nueva etapa sea hoy posible, nos merecemos este esfuerzo colectivo. El desastre del Río Cruces remeció nuestra relación con el entorno donde vivimos y producto de ello la visión que esta región ha definido sobre su desarrollo enfatiza como nunca antes la protección responsable de nuestro patrimonio natural. Para que ello sea posible, es necesario que nos pongamos a la altura del desafío que comienza. Es momento de demostrar que ya no somos los mismos.
CLAUDIA SEPÚLVEDA
Socióloga, Magíster en Medio Asentamientos Humanos y Medio Ambiente, PhD (c) en Geografía Humana

lunes, 29 de julio de 2013

Carretera Hídrica: ¿solución para la escasez del agua en Chile?

¿Se imagina casi 2000 kilómetros de tubería subterránea que transporte agua del sur al norte de Chile? Una idea del sector privado que el gobierno decidió estudiar, que los ambientalistas cuestionan y que Red Mi Voz te lo cuenta.
El 5 de noviembre se conocerá si la Facultad de Ciencias Agronómicas de la Universidad de Chile o MdeA Consultores Limitada se adjudica la licitación pública para realizar el“Estudio Básico Diagnostico Demanda Potencial Hídrica en el Norte de chile”, que presentó la Comisión Nacional de Riego, CNR, con el propósito de determinar la demanda del vital recurso comprendidas entre las regiones de Arica y Parinacota y Valparaiso, zonas principalmente afectadas por la sequía.
De acuerdo a los antecedentes descritos en la licitación por la CNR, prácticamente todas las actividades económicas ligadas a recursos naturales utilizan el agua como un insumo fundamental en sus procesos productivos (agricultura, minería y generación de energía, entre otros). Sin embargo la alta heterogeneidad temporal y espacial de la disponibilidad hídrica en Chile y la creciente demanda, ha justificado que el análisis de su gestión se realice desde la perspectiva de un bien escaso.
Sumado al cambio climático que afectará la disponibilidad del recurso producto de la disminución de las precipitaciones las que se estiman que disminuirá un 30% al año 2070, y que el 84% del agua se vierte al mar, siendo sólo 4% de ella acumulada, el proyecto “Carretera Hídrica” cobra importancia, agrega la Comisión, el que consiste en una tubería subterránea submarina desde las desembocaduras de ríos del centro-sur para el abastecimiento de agua a la zona norte que tienen favorables condiciones de accesibilidad, disponibilidad de energía renovable como la radiación solar y eólica, potencialidades turísticas y condiciones climáticas privilegiadas para el desarrollo de la agricultura de exportación de alta rentabilidad, sin embargo, está limitada por la disponibilidad de recurso hídrico.
La iniciativa básicamente utiliza el agua que no fue aprovechada en la cuenca la cual drena hacia el mar, es decir se evita su perdida y poder trasladarla hacia el norte de tuberías oceánicas.
Según Felipe Martín, secretario ejecutivo de la CNR, este estudio de 35 millones de pesos, busca establecer “qué demanda tendría este tipo de infraestructura y con esa información ver quien podría pagar la inversión de este tipo. Estamos buscando apoyo de todas las instituciones para desarrollarlo en el más breve plazo posible”.
El personero de gobierno explicó a Red Mi Voz, que para materializar la Carretera Hídrica -tecnología utilizada por ejemplo en la canalización de más de 5 mil kilómetros en California, Estados Unidos o en la conducción de alrededor de mil 500 kilómetros en Australia-  se busca “aunar esfuerzo entre quienes demandan” el vital recurso, por lo tanto, en esta iniciativa pueden participar empresas sanitarias, mineras, el sector agrícola y las comunidades de agua.
Idea de privados
Aunque el concejal de Copiapó, Christian Guzmán (ex DC) recordó que la idea de Carretera Hídrica era un proyecto del gobierno de la Unidad Popular, la iniciativa tomó forma con tras la presentación del proyecto denominado Acquaatacama, de la empresa Vía Marina, filial del grupo francés Vinci -propietario de la mitad de las carreteras concesionadas de Francia y que ha participado en la construcción de túneles y carreteras en Chile-, que junto al patrocinio de la Fundación Chile que han decidido abordar la escasez de agua del norte del país, entregando una alternativa viable y económica a las industrias de la zona, sobre todo a la minería, como consigna la Sociedad Nacional de Mineria, Sonami, a través del Boletín Minero publicado en noviembre del 2010.
En ese mismo año, en la búsqueda de la viabilidad del proyecto y financiamiento del mismo, Vinci-Vía Marina y Fundación Chile, según reportó La Tercera, tomaron contacto con empresas mineras como BHP Billiton y Collahuasi, y con gremios como el Consejo Minero y la Sonami, además con el gobierno.
Y precisamente durante octubre del 2012 Vía Marina hizo entrega de los estudios preliminares del proyecto al Ministro del Obras Públicas Laurence Golborne, actividad que contó con la participación de los máximos representantes de la empresa y de Fundación Chile, y del embajador de Francia, Marc Giacomini, pues el gobierno galo aportó aportó 576 mil euros para dicho informe.  
Al recibir la propuesta, Golborne se refirió a los usos del agua en Chile y los desafíos que enfrenta el país para preservar el recurso a través de un uso eficiente y sustentable. “Parece muy interesante pensar que Chile tiene una distribución de agua tan disímil. En el sur de Chile tenemos abundancia, en el norte de Chile tenemos escasez. Si nosotros encontráramos un medio económico y técnicamente factible que nos permita transportar esta agua desde la zona sur al norte, podríamos llegar a transformarnos en un vergel, podríamos disponer de agua para las comunidades, para el desarrollo de las industrias necesarias en la zona”, explicó el ministro. En este sentido destacó que “es perfectamente posible continuar trabajando, a medida que la tecnología se desarrolle y se pueda llegar en el futuro a costos adecuados”.
¿Para quién es el agua?
Sin embargo, Lucio Cuenca, Director del Observatorio Latinoamericano de Conflictos Ambientales (OLCA), calificó que la Carretera Hídrica no es más que una solución de la expansión minera. “Es una falsa solución” pues “la expansión minera está superando todos los límites naturales para el uso de los ecosistemas”, aseguró. “Se parte de premisas erradas, ya que se plantea hacer un tubo de 1600 kilómetros y como que el agua se movería sola, pero no se dice que se requiere de muchísima energía para trasladar esa agua”, detalló en el portal de la Radio Universidad de Chile.
En tanto, el Secretario del Movimiento por la Defensa del Agua, Protección de la Tierra y Respeto al Medio Ambiente (MODATIMA), Rodrigo Mundaca, afirmó que el proyecto es una solución cosmética “pues no apuntan al problema de fondo. El gobierno se resiste a discutir la formulación de una política que sea racional y eficiente en el uso de sus recursos hídricos”.
En medio de esta discusión, 1 de cada 3 comunas de Chile fueron declaradas en emergencia agrícola y 10 como zona de catástrofe por la sequía que afecta al norte del país, donde la ciudadanía ve como día a día el agua se agota.

domingo, 28 de julio de 2013

ONG Vigilante Costero es una realidad y nos abre a nuevos desafíos

Por @rodrigodelao
Cerca de 3 años demoramos. En un principio a través del Ministerio de Justicia y sus secretarías regionales y después con el cambio a ley (20.500) sobre organizaciones funcionales y/o territoriales por intermedio del municipio local. Sin embargo, a pesar de todo, al fin tenemos nuestra organización legalmente conformada como corporación y/o fundación sin fines de lucro ONG Vigilante Costero u ONG Vigilante.
Sin entrar en detalles de porque fue tan difícil poder obtener su legalización hoy queremos comunicar públicamente nuestra alegría y estamos seguros que esto nos abrirá un abanico de posibilidades para plantearnos nuevos desafíos, involucrar a más personas en el crecimiento de la organización e incluir a la comunidad e instituciones cercanas en procesos de participación activos en donde todos podemos estar y ser de gran importancia para el futuro de nuestra ya fundada organización ambiental de carácter autónomo.
Muchos nos han preguntado cual es el objetivo de nuestro trabajo. Y, si bien estamos claros cual es el espíritu inicial que converge en lo relacionado a objetivos, misión y visión organizacional, lo mas concreto que se puede responder es que existimos como una necesidad de empoderar a nuestra gente, a nuestros vecinos y articular redes sociales que implican una comunicación permanente, activa y en evolución también a nivel publico y político  Es en este punto en donde la ciudadanía cumple un rol esencial, vital para poder generar estructuras legales que permitan un desarrollo inteligente enfocado hacia lo que queremos como conjunto de sociedad.
El camino es pedregoso, lo sabemos. Poderes económico y facticos en muchos casos se contraponen en el trayecto e incluso pueden ser preocupantes a la hora de la interacción y articulación de redes comentada. Para ello hay que ser cuidadosos como organización y establecer vínculos de transparencia permanente que nos ayuden a relacionarnos con sectores que no se contrapongan con nuestros propios principios y que puedan erosionar nuestra visión organizacional.
En conclusión, ONG Vigilante Costero (Maule Itata) entra e un proceso de evolución y donde todos y cada uno de Ustedes queda cordialmente invitados y seguiremos trabajando junto a nuestros socios y colaboradores.
Rodrigo de la O
Director Ejecutivo
ONG, Vigilante Costero (Maule Itata).
www.vigilantecostero.cl

Valdivia: Condenan a Celulosa Arauco por desastre ambiental en río Cruces el 2004

Fuente: El Ciudadano
El Tribunal Civil de Valdivia condenó a la Celulosa Arauco por el daño ambiental del Santuario de la Naturaleza del Río Cruces de Valdivia, en un hecho ocurrido en el año 2004.
Tras casi diez años de indagatoria y en un fallo de 163 páginas, la titular del primer juzgado civil de Valdivia, Gloria Hidalgo condenó a la empresa Celulosa Arauco por el daño ambiental que su Planta Valdivia provocó en el Santuario de la Naturaleza del Río cruces a fines del año 2004 y a sólo meses de iniciada su marcha.
La sentencia, producto de una demanda interpuesta por el Consejo de Defensa del Estado señala que en cuanto al dolo de la acción, la empresa Celulosa Arauco conoce a la perfección la actividad que ejecutó con grave daño al ambiente, porque es una empresa que a gran escala desarrolla esta actividad y resulta inexplicable que incurra en acciones y omisiones dañosas como las denunciadas.
Tras la indagatoria, la jueza Hidalgo concluye que el daño en el santuario comprende la muerte y desaparición sin regeneración a la fecha del luchecillo; muerte y emigración de cisnes de cuello negro desde el humedal; daño al ecosistema en su conjunto, pérdida de diversidad biológica del ecosistema y pérdida del valor paisajístico del humedal.
Respecto a la causa de ese daño ambiental, el primer juzgado civil de Valdivia establece que fue ocasionado por Celulosa Arauco, y tiene como única causa basal la actividad ilícita de vertimiento de Riles al Río Cruces, contraviniendo su Resolución de Calificación Ambiental.
En la sentencia se concluye que la planta Valdivia de Celco, vertió en el humedal del Río Cruces residuos industriales líquidos cuya cantidad, composición y tratamiento no correspondía al autorizado, provocando aumento de la temperatura del agua, aumento de la acidez, aumento de su conductividad lo que es indicativo de derrame del llamado “ licor negro”, de ácidos resínicos y solución de metales pesados, lo que desencadeno en el desastre ambiental.
De esta forma, el primer juzgado civil de Valdivia condenó a Celulosa Arauco a adoptar diversas medidas para preservar el Santuario de la Naturaleza, a su costo.
Entre ellas se encuentran realizar a través de un equipo interdisciplinario un estudio sobre el estado actual del humedal, que estará a cargo de un comité independiente. Además, CELCO debe crear un humedal artificial con carácter de centinela, con especies representativas del santuario.
Deberá Celco reimplementar un programa de monitoreo medioambiental y crear un centro de investigación de humedales, tal como lo propuso la propia empresa durante el juicio, además de llevar a cabo programas de desarrollo comunitario relacionados con el humedal
Frente al monto de la indemnización, el fallo del primer juzgado civil de Valdivia establece que Celulosa Arauco deberá pagar los perjuicios causados, durante la etapa del cumplimiento de la sentencia y que la especie y monto de estos perjuicios será determinados en esa instancia de cumplimiento.
Revisa el fallo aquí
Fuente: Radio Bío bio