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domingo, 25 de octubre de 2015

Vecinos de celulosa Nueva Aldea afectados por olores y acopios de cal buscan cerrar la planta.

Fuente: Resumencl
Vecinos del Complejo Forestal Industrial (CFI) Nueva Aldea de Forestal Arauco denuncian insoportables olores emanados de la fábrica, los que les causan náuseas, vómitos y mútiples trastornos en su calidad de vida. Además, la contaminación por acopios de cal en este complejo industrial estaría afectando su salud y sus cultivos agrícolas. La empresa les ha invisibilizado durante una década y ahora, han inicado acciones legales para cerrar la planta.
Durante las últimas semanas, vecinos en las localidades de Ranquil, así como también viajeros en la Autopista del Itata, han denunciado intensos olores emanados desde el Complejo Forestal Industrial (CFI) Nueva Aldea de Forestal Arauco. Nueva Aldea es la mayor planta de celulosa que opera en Chile, con una capacidad productiva anual de 1.027.000 toneladas de celulosa kraft blanqueada en base a monocultivos de pino y eucalipto.
La semana pasada, un grupo de vecinos del sector Carrizales Bajos (comuna de Ranquil), anteriormente afectados por el incendio forestal de Quillón de 2012 que consumió más de 28 mil hectáreas, recurrieron a la Superintendencia de Medioambiente con el fin de paralizar las faenas de la planta Nueva Aldea de Celulosa Arauco debido a múltiples problemas de salud asociados a emanaciones de la empresa, además de la presencia de un acopio de cal industrial al aire libre, el que frecuentemente es transportado por el vientos hasta sus hogares y cultivos.
Yolanda Casanueva de 86 años, recalca que la cal de la planta de celulosa está en todo el ambiente cercano y que ha afectado su producción de frutas y verduras, su principal fuente de ingresos. Pablo Vásquez, otro de los vecinos denuncia que además de la falta de alcantarillado del sector, el pozo que les ha abastecido por varias generaciones ahora estaría contaminado por la cal de Nueva Aldea.
Eliseo Álvarez, relató a Resumen que los mayores impactos son el olor y la cal, desde que comenzó a funcionar la planta, hace 10 años. “Sentimos grandes malestares por el insoportable olor a gas que entra a las casas y no hay forma de evitarlo (…) Otro problema importante son los ruidos, a pesar que la planta estaría en mantención, los ruidos son insoportables, ya que la parte Aserradero está trabajando, pero lo principal es la contaminación. La parte agrícola ha sido la más afectada, ya no alcanza ni siquiera para hacer huertas familiares, gran parte de los cultivos han muerto. Tenemos sospechas de que el agua que bebemos está contaminada, no se han realizado análisis ni nada, en el patio trasero de la planta donde vivimos 5 familias y hemos esperado por 10 años, tenemos que ventilar nuestras casas a toda hora, incluso de madrugada, aunque vivan adultos mayores o niños pequeños. No hay opciones, no hay medicamentos, en el CESFAM no nos pueden dar nada” relata Eliseo.
El domingo 11 de octubre, los intensos olores obligaron a la familia de Eliseo a asistir al CESFAM, regresando a su casa sin resultados. El lunes, los dolores de cabeza aumentaron y el martes mucha gente ya presentaba vómitos y síntomas de alzas de presión. El mismo día 13 de octubre, vecinos relatan que una nube gris que cubrió por más 5 horas toda la zona de Carrizales Bajos. Avisaron a la empresa y a las autoridades, pero estas no tomaron muestras en terreno.
“Nuestra comunidad ha sido muy respetuosa”, relata Eliseo, “Y ha estado esperando 10 años viviendo al lado de la planta, en el patio trasero. El acopio de cal, lo hemos soportado hace 5 años. Otros han tenido que irse de este sector, el padre de un niño de cuatro meses por ejemplo, abandonó el sector con su familia y debe pagar arriendo en Chillán por la salud de hijo. Aquí está quedando la población más adulta, los más jóvenes se van, pero nosotros no vamos a dejar los terrenos, porque hemos vivido aquí toda la vida.”
Con respecto a los acopios, la empresa no ha planteado compensaciones de dinero y ni mitigaciones, como suelen hacer en otros territorios para limpiar su imagen pública. “Otros sectores cercanos a la planta ya han sido erradicados, pero la planta no reconoce estas erradicaciones porque sería reconocer que están haciendo algo malo. Además, cuando fue el incendio en el 2012, el Estado solamente nos dió un techo, nada más, y la empresa no hizo nada aquí, que estamos con la cal, con los olores, y donde las napas subterráneas han desparecido por los eucaliptos y pinos que consumen agua, declara Eliseo.
En este contexto, los vecinos interpusieron una denuncia ante la Superintendencia de Medio Ambiente de la Región del Biobío. La abogada Paula Villegas, que representa a los vecinos de Carrizales Bajos, explicó que buscarán la paralización de las actividades de la planta Nueva Aldea, tal como sucedió en Freirina con la planta de Agrosuper, donde las autoridades decretaron la paralización de los trabajos debido a la intensidad y gran rango geográfico de las emanaciones.
La abogada también denunció que el gerente de Asuntos Públicos de Arauco, Guillermo Mendoza, llegó donde los vecinos con el afán de hostigarlos. Les dijo que si no retiraban cualquier acción de asesoría jurídica se terminaba cualquier asomo de diálogo con ellos”.
Emisiones atmosféricas de la industria de celulosa.
La contaminación atmosférica emitida por las plantas de producción de celulosa y papel se caracteriza, tal como otras actividades industriales, por la liberación al ambiente de dióxido de azufre (SO2), material particulado, óxidos de nitrógeno (NOx), dióxido de carbono y monóxido de carbono, además de los denominados gases TRS, especialmente el sulfuro de hidrógeno (H2S)
Los gases TRS agrupan a un conjunto de compuestos que se generan en el proceso de producción de celulosa, los más importantes son el sulfuro de hidrógeno (H2S), los mercaptanos (CH3SH), el dimetil-sulfito (CH3SCH3) y el dimetil disulfuro (CH3SSCH3). Estos gases tienen la característica de emitir fuertes y desagradables olores que pueden extenderse por grandes distancias. Los mercaptanos por ejemplo, son compuestos organo-azufrados que son perceptibles aún en muy bajas concentraciones, y que emanan en todas la línea de producción de la celulosa y el papel. El sulfuro de hidrógeno, presenta un olor a descomposición de materia orgánica similar al de los huevos podridos. Estos compuestos se generan en varios equipos de las plantas de celulosa, donde pueden ser recolectados, lavados para retirar las sustancias sulfuradas y otras que tienen valor para su uso en la misma planta, y finalmente incinerados, ya sea en la caldera recuperadora, el horno de cal u otra unidad de quemado especializada.
Múltiples impactos de la producción de pulpa de celulosa y papel.
La pulpa de celulosa en la zona centro sur de Chile es elaborada mediante la explotación de más de 2.5 millones de hectáreas de monocultivos forestales, los que presentan altos impactos ambientales en la conservación de la biodiversidad, del suelo, en la disponibilidad de agua para otras especies de plantas, animales y comunidades humanas, contaminan los territorios con pesticidas, herbicidas y fungicidas y elevan el peligro de incendios forestales durante los veranos. Hoy el papel producido en estos complejos industriales sigue siendo considerado un producto primario, especialmente para embalaje y publicidad. De acuerdo a estadísticas globales de consumo de papel, ni siquiera los avances en la transmisión digital de información han desplazado el papel para el sector comercio, servicios y para la propagación de información publicitaria o mercantil a través de los medios masivos de comunicación, sino por el contrario, han estimulado su producción y consumo, principalmente en países industrializados de Europa Occidental, Estados Unidos, Japón, Corea del Sur y China.
Mientras aumentan los niveles de consumo industrial de papel y productos de embalaje comercial, los territorios que soportan los complejos industriales de celulosa y la población que vive junto a ellos, seguirán siendo afectados por una amplia serie de impactos ambientales. La situación de los vecinos de Nueva Aldea con el olor es similar a la que se vive junto a cualquiera de los grandes complejos de producción de pulpa de celulosa y papel en Chile. En Constitución, región del Maule, los vecinos han debido soportar durante más de 40 años los nauseabundos olores emanados desde la planta CELCO también de Forestal Arauco. En la provincia de Arauco, habitantes de Laraquete y Carampangue incluso han sufrido intoxicaciones producto de la contaminación, lo que también puede percibirse al transitar por la Ruta 160. Por otra parte, en Laja y San Rosendo, la planta de celulosa CMPC-Laja caracteriza hace décadas a ambas ciudades con este hedor.
Los desechos comunes de la producción de celulosa, más otros accidentes que han ocurrido periódicamente en estas industrias, han contaminado diversos ríos y ambientes costeros, tales como el derrame del estero Huelehueico, la serie de derrames en el río Mataquito y el vertido de trementina en el Golfo de Arauco. En el río Itata, las poblaciones de Ranquil y Trehuaco han denunciado públicamente ser afectados por los líquidos industriales vertidos al agua, en 2011, 2013 y 2015.
VEA: PLANTAR POBREZA, EL NEGOCIO FORESTAL EN CHILE – DOCUMENTAL

jueves, 30 de julio de 2015

DL 701: La maniobra política encubierta que amenaza el desarrollo de territorios rurales

Fuente: El Ciudadano 
Bachelet ordenó a la Comisión de Agricultura de la Cámara de Diputados tramitar con urgencia el proyecto que busca la extensión del Decreto Ley Nº 701, el que favorece el subsidio a las plantaciones forestales de especies exóticas. El proyecto hoy se encuentra para votación en la Comisión de Hacienda, para luego ser votado en la sala de la Cámara, antes de pasar al Senado.
Esta acumulación de riqueza de grupos que a su vez han sido beneficiarios directos a lo largo de 40 años de subsidios estatales, hace al menos cuestionable la decisión del gobierno de continuar apoyando al sector forestal por medio de subsidios estatales (con impuestos de toda la población chilena) para su desarrollo.
La economía neoliberal promovida por el Estado chileno, la cual se centra en la apropiación de territorios para la promoción y multiplicación del capital, como bien lo detalla David Harvey en su “Breve Historia del Neoliberalismo” (2007), ha actuado permanentemente por medio de legislaciones que son funcionales a la lógica del DL 701, es decir, subsidios a la inversión privada buscando una “externalidad positiva” para la población. Sin embargo, este tipo de políticas ha permitido que aquellos territorios “beneficiados” por la inversión vean alteradas sus propias dinámicas territoriales (productivas, sociales, recreacionales, ecológicas, entre otras).
Es en este contexto que académicos de la Universidad Austral de Chile (1) han manifestado su preocupación por los impactos ambientales y sociales que el fomento a las plantaciones forestales ha generado.
Entre los impactos más destacados se mencionan: 1) la pérdida en la provisión de agua de calidad en sectores donde se sitúan las plantaciones; 2) la disminución de la biodiversidad en zonas donde existen grandes extensiones de plantación; y 3) la fragmentación y sustitución de especias nativas por exóticas, generando una importante disminución del valor para la conservación de la biodiversidad.
Son estos impactos el mayor reflejo de una intencionada mercantilización de los recursos naturales del país, por medio de políticas y programas estatales. Es así como se ha fomentado el asentamiento de industrias (capital) en los territorios, permitiendo al sector empresarial forestal capturar dichos territorios, donde la población local pasa a ser la principal afectada con la promesa incumplida de la llegada de la tecnología, nuevas oportunidades laborales y un mayor crecimiento económico local.
Así, es justamente en estos territorios donde se han presentado condiciones de características socio-económicas contrarias a lo que podrían ser “polos de desarrollo”, a saber: 1) mayores índices de migración rural-urbana, 2) establecimiento de empleos precarios, 3) altos índices de pobreza en comparación con el resto del país, 4) pérdida de la diversificación de la matriz productiva (menor agricultura, por ejemplo), 5) entre otras.
Estas dinámicas, para ser resueltas, requieren de un sector forestal más sustentable e integrado a las diferentes realidades presentes en los territorios, a partir de una institucionalidad pública que resguarde el interés de todas y todos los chilenos, velando por una gestión sustentable de sus recursos naturales, con respeto y consideración de las distintas visiones sobre el sector, consultando a los pueblos indígenas por medio de la aplicación del Convenio 169 de la OIT, y promoviendo el encuentro entre los diversos actores territoriales.
Hoy en día el país se encuentra en quizás el periodo político más complejo luego del regreso a la democracia. Fuertes presiones de los grupos de poder sobre las denominadas “amenazas reformistas” ponen al gobierno en la necesidad de re-establecer un orden económico que ha beneficiado, en demasiadas ocasiones, a unos pocos (por ejemplo en el caso del sector forestal). En este escenario es donde la urgencia por la aprobación del DL 701 se está presentando, con la promesa de una reactivación económica y la llegada de las anheladas inversiones que supuestamente reactivarían una dañada economía.
En este contexto, se hace más necesario que nunca estar atentos y ser activos participantes de la discusión y difusión de proyectos como el de extensión del DL 701. Nuestra preocupación debe ser el resguardo de nuestros territorios y nuestras culturas, instalando el debate al más alto nivel. El sector forestal es importante, pero requiere de un cambio relevante en el modelo gestión de sus recursos naturales. Los esfuerzos deben centrarse en políticas que promuevan el fomento forestal en todas sus áreas (bosque nativo, plantaciones, conservación y fomento), de forma participativa, sustentable y que permitan un mejor entendimiento de las dinámicas territoriales como esenciales en la relación sociedad naturaleza.
Es ahora el momento en que nuestra definición como agentes políticos debe jugar un rol preponderante, sentando las bases de una nueva sociedad justa, ecológica y democrática.
Por Raúl Contreras D., Ingeniero Agrónomo.
[1] http://noticias.uach.cl/principal.php?pag=noticia-externo&cod=84582

martes, 20 de enero de 2015

En Celulosa Nueva Aldea esparcen aerosol con olor a vainilla para tapar su hedor

Fuente: Resumen.CL
Hace unos días vecinos del sector La Concepción, comuna de Ránquil, denunciaron que Celulosa Arauco esparcía aerosol con olor a vainilla para ocultar el hedor proveniente de las descargas y filtraciones en la planta de pulpa de celulosa Nueva Aldea. Son unas 25 familias, pero los efectos de esta contaminación se extienden en un radio de al menos 50 kilómetros, afectando a una población mucho mayor.
CFI Nueva Aldea - Ranquil
Resumen conversó con Rodrigo de la O, representante de la organización Vigilante Costero en la zona, quien comentó que a los derrames tóxicos se añaden los resultados de estudios que confirman la contaminación de los pozos desde dónde los vecinos extraen el agua para beber. Estos informes estuvieron ocultos desde el 2011 hasta el 2013, año en que se hicieron públicos. Durante un tiempo indeterminado, los habitantes de La Concepción estuvieron bebiendo el agua contaminada sin saberlo.
Rodrigo explica que el programa de relocalización comprometido no se ha implementado. Esta medida, entendida por los vecinos como el "mal menor", ya no tiene cabida en la agenda de Arauco. "Hoy, el trato por parte de la empresa es mucho más arbitrario y autoritario", agregando que "ante la pregunta de quién tiene más autoridad: la empresa o el municipio. Los vecinos no dudan en decir que es ésta quien decide y que ellos sólo son el baño de Arauco".