@rodrigodelao #opinion #ENGLISH
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El día 18 de octubre de 2019, quedará en la historia como el día en que el Gobierno de Chile fue puesto en jaque por un estallido social que se venía incubando por largo tiempo. Gobierno será recordado por su lejanía, su insensibilidad y sorna, cuando lo que se necesitó fue diálogo y manejo político (que es lo que se espera de un político). Detonante no es la evasión del Metro de Santiago y su destrucción sin precedentes. Tampoco la quema y saqueo sistemático, curiosamente, bien organizado. La chispa es la burla constante hacia un pueblo de sus propios "servidores públicos", una suerte de plutocracia política obnubilada por el placer de su confort, encapsulada en una burbuja que estrepitosamente se comienza a reventar por la indolencia de aquellos quienes olvidan su labor y los derechos sociales que ellos deben representar, proponer y encaminar. Que, finalmente, no es más, ni menos, que para lo que fueron electos con el voto de la representación popular. Recordando, de paso, que es parte de sus obligaciones como funcionarios públicos.
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Atemoriza el contexto, las consecuencias de la explosión de esa burbuja. Y es inevitable sumarse a la indignación de miles que vemos, con cierto asombro, como una administración débil no encuentra los caminos del diálogo, ni el arte político mínimo necesario para superar una crisis que ellos mismos encendieron con declaraciones destempladas y discursos vacíos. Política que los expertos debiesen manejar a la perfección. Pero no, se cae en un caos de declaraciones francamente inaceptables, por lo desenfocadas y poco atinadas, o, simplemente, porque el estado de shock es tal en oficialismo y oposición que no pueden salir de su desconexión y el verso efectista de la violencia es cada vez menos creíble, y funcional, por los escasos medios cautivos al alcance para la transmisión de ese, su mensaje. Hoy, el pueblo de Chile se mueve, cabreado, de manera transversal, evidenciando, con un balance crítico de personas ya fallecidas, que estamos en un estado no democrático y que el estado, su gobierno, al levantar las armas, las fuerzas armadas de todos los chilenos, contra la libertad de opinión y desplazamiento; el presidente, no ha cumplido el rol para el que fue electo.
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Hoy me proclamo en un Estado Fallido cuando se altera la democracia con las armas del estado dispuestas para la represión de conciudadanos y personas que legítimamente, sin armas y violencia, manifiestan en libertad su sentir. Libertad que hoy ha sido violentada. Hasta el momento van 15 muertos desde el quiebre democrático establecido por el presidente de Chile. Tanquetas y munición de guerra frente a pancartas y cacerolazos. Pena y dolor ya vividos. Vándalos e infiltrados no pueden desviar el por qué, la razón de la ira desatada. Periodistas y medios sensatos de comunicación no se queden en la superficialidad de la forma y centrar debate en las exigencias ciudadanas, en los temas estructurales que son de fondo y que se deben conversar para poder construir sociedad y confianzas, sin caricaturas o cliches que tambien a muchos ya nos tienen tristes y cansados.
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Repudiamos como organización independiente cualquier acto de violencia contra las personas o infraestructura pública y privada; como también, rechazamos el quiebre democrático incitado por una gestión política ineficiente e incapaz de prever escenarios y sacar lecturas políticas anticipadas que eviten atentar o herir nuestra democracia, precisamente, a quienes se les ha mandatado su protección, ante todo.
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Incapacidad de gobierno de sobrellevar crisis es profunda y debe ser punto de inflexión para fundar un nuevo pacto social y una nueva carta fundamental que sea sentida por todos.
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Basta de privilegios absurdos. El Honorable sistema político debe ser más humilde, autocrítico y encaminar propuestas estructurales de solución.
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La violencia, muy maqueteada, no es el foco. A no perderse, es mucho más allá; y la violencia, además, tiene muchas formas. Y comienza con el lenguaje y un poder selectivo.
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Yo no estoy en guerra, estoy en paz; y quiero un país más justo. Sin violencia, con participación y diálogo.
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Rodrigo de la O
Director Vigilante Costero ONG - Waterkeeper Member - Chile